AMLO la sombra de las campañas
Juan Manuel Asai
No hay forma de que el presidente López Obrador permita que las campañas presidenciales avancen sin su intervención. Todos los días les disputará los reflectores a los aspirantes, comenzando por la doctora Sheinbaum, a la que le entregó un bastón de mando sin pilas.
A este paso no habrá forma de conocer a la verdadera Claudia que seguirá siendo el eco vespertino de las declaraciones mañaneras de López Obrador. Dicen quienes la conocen que sí tiene muchas ideas propias. Incluso buenas. Va siendo tiempo de que muestre algunas.
Las mañaneras seguirán siendo el lugar que define la agenda mediática, donde se lincha a los adversarios reales o imaginarios del régimen y donde el presidente regaña a los periodistas un día sí y otro también. Los directivos de los medios mandan a sus reporteros al matadero, para que los maltraten a todo vapor, cuando la única respuesta válida, y no partidista, sería dejar que al presidente hablando solo o coqueteando con Lord Molécula.
La batería de nuevas reformas que enviará para ser rechazadas son otro ardid para arrebatarle el protagonismo a los candidatos, para dejarlos en el mejor de los casos como actores secundarios. El presidente, en los hechos, le impone a su sucesora una agenda de temas que le interesan a él, pero eso no le importa. Los candidatos de oposición harán la campaña contra AMLO y de paso, por no dejar, contra Claudia que se la ha pasado haciendo amarres con empresarios, gobernadores, líderes sindicales para eso que se llama el segundo piso en la sombra, para cuando el presidente viva en su finca de Palenque, si es que de verdad alguna vez se va.
No sé si Máynez será mejor candidato que Samuel García, pero es un político con más experiencia, mucho mejor informado, con más herramientas para el debate, que dará mucha lata sus rivales Claudia y Xóchitl. La clave será saber qué papel quiere jugar en la campaña. Samuel se plantó como enemigo del PRIAN y no tocó ni con el pétalo de una rosa a la candidata oficial. García iba sin sonrojarse por el segundo lugar y desde ahí distorsionó la competencia. El hecho real es que la señora Xóchitl no decide nada de lo que pasa. El país está como está por decisiones de Morena, de modo que si quiere hacer las cosas de manera diferente tiene que poner en la mira al presidente y su candidata.
Por el lado de Xóchitl está claro que los dirigentes nacionales de los partidos que la postulan son personajes de medio pelo, siempre bajo sospecha y que en los hechos están interesados en su propio futuro político, no en la suerte e Xóchitl. Ella tiene que hacer su equipo y luchar con ellos. No puede esperar ayuda significativa de Alito y Marko, se tiene que rascar con sus propias uñas. La batalla más interesante será por el Congreso y es oportuno reparar en lo que significa que personajes del calibre de Riquelme y de Beltrones vayan rumbo al Senado donde darán una fuerte batalla contra Morena, y pueden contribuir a evitar que Morena haga y deshaga a su antojo.
El Plan C es un verdadero peligro para México, No se trata de que el país involucione hacia el partido hegemónico casi único. Eso no funcionó, ya lo vimos todos. No es un meta que como pueblo queramos volver a los años 60 o los 70 del siglo pasado, y para lograrlo es necesario es que haya equilibrio en el Poder Legislativo.