Sinaloa: hacer patria con todo en contra. El silencio de Rocha y la transa del General y Quirino
Pablo Hiriart
Es un antiguo luchador social, respetado y querido en el Valle de San Lorenzo, elevado casi a nivel de leyenda en los barrios de este lugar costero cuando se supo que había frenado el negociazo de la venta de reservas territoriales a fraccionadores particulares en la sindicatura de Aguaruto.
Son historias desconocidas, batallas de héroes anónimos que se libran a diario en el México profundo contra el abuso de poder y el despojo en despoblado.
En una pequeña sombra que refresca el patio del salón El Laurel de esta sindicatura, Marco Antonio García nos da los pormenores de las 22 hectáreas de reserva territorial que el gobernador Quirino Ordaz anunció como el lugar donde se levantarían mil 400 viviendas de interés social.
Serían para los policías de la Dirección de Seguridad Pública de Culiacán y sindicaturas anexas. Hubo júbilo entre los policías municipales por la noticia de que tendrían, al fin, una casa propia.
En las oficinas de la Dirección de Seguridad Pública se pusieron unas maquetas con cuatro casas de muestra. Se veían bonitas. Los policías dijeron adelante y se hizo el padrón de beneficiados con las mil 400 viviendas que se construirían en la reserva territorial del estado.
Algo no cuadraba en el anuncio del gobernador, sin embargo.
Policías que iban a adquirir su vivienda acudieron con Marco Antonio García, abogado y exsíndico de su natal Quila. Investigó, y resulta –me dice– que el gobierno del estado había “vendido” esas 22 hectáreas de reserva territorial a un general.
“Ponga vendido entrecomillas, porque nunca entró ese dinero al gobierno estatal”, vendido al general Fausto Córdova Zamora. “Él hizo el contrato de compraventa. Se lo fiaron”.
La propiedad se inscribió en el Registro Público a nombre de la empresa Inmobiliaria Carava, de la esposa del general Córdova, asesor de la escolta del gobernador, señala Marco Antonio García.
El apoderado de la inmobiliaria resultó ser un ciudadano colombiano. Todo muy raro.
-¿Cuánto costaba cada casa?
-Novecientos treinta mil pesos cada una. Ya estaba arreglado el crédito con el banco y a los policías se les iba a descontar lo correspondiente de la nómina.
El negocio era de unos mil millones de pesos con terrenos de reserva del gobierno del estado.
Cuando los policías y sus familias fueron al lugar, antes de comprometerse, las encontraron muy caras. No le entraron. Entonces el general puso las maquetas afuera del terreno y salieron a la venta del público que quisiera comprar.
“Vino a verme un capitán de la policía y me dijo: oye Marco, ¿y si nos metemos y tú nos asesoras legalmente? Va. Y entraron al terreno los policías y gente de la sociedad”.
El colombiano Jorge Guillermo Rodríguez llevó a gente de la Fiscalía del estado para presionar a los policías a que se salieran. “Habló conmigo, se puso feo el jaloneo. Amenazó, buscó meter a la mafia en contra de nosotros. En una ocasión llegaron empistolados al terreno. Discutimos otra vez. Los corrimos”.
Rocha Moya, el gobernador actual, demandó a Marco, “pero no la han presentado para judicializarla (lo que eso quiera decir). Al gobierno le dijimos que tenemos las pruebas de que el general no pagó por ese terreno. Tenemos las pruebas de que recibió un crédito de un banco en la Ciudad de México por 79 millones de pesos, sustentado en cinco hectáreas. Lo pidieron para comenzar la construcción”.
Venden a 930 mil pesos cada casa (son mil 400 en total), con crédito a 15 y 18 años. Era reserva territorial del estado y la vendieron a un particular que no pagó. “La gente no se va a salir. Ya no se salió”.
Marco García conserva sus derechos políticos y es candidato a diputado local del PRD por el distrito local número 18 que abarca las sindicaturas de Costa Rica, Quila, San Lorenzo, El Salado y Las Tapias, del municipio de Culiacán.
Adentro del salón El Laurel, un centenar de líderes vecinales conversan con la que será candidata a alcalde de la capital, la priista Érika Sánchez, sobre los problemas de la gente en sus colonias y comunidades.
“Nos ofrecieron (Morena) y no nos cumplieron… Las madres tenemos este grave problema de las estancias infantiles que nos quitaron… No hay luz en las tres colonias Infonavit… Dicen que elevaron el salario, pero una va al súper y cada vez puede comprar menos… El gobierno mató al campo desde que cerraron la Financiera Rural…”
Entre la gente conversan de sus angustias y las de sus comunidades. Dan ideas: “Cómo nos hace falta un tecnológico aquí”. Y relatan lo que están haciendo para apoyar a Marco, del PRD, a Érika, del PRI, y a Xóchitl, del PAN.
Hay un país que late sin aparecer en los medios. Que se organiza sin hacer ruido. Que resiste sin violencia. Héroes de barrios que dicen no a la aplanadora oficial. Desconfían de las encuestas. Y salen convencidos de que van a ganar.
No es fácil hacer patria sin dinero y con los vientos en contra. Sin embargo, batallan.
Termina aquí esta cobertura de Sinaloa. Gracias a Súmate, AC, y a su presidente, Raúl Ibáñez, por invitarme a presentar en Culiacán mis libros El Destructor y AMLO, el costo de una locura. Gracias a quienes se tomaron la molestia de asistir y conversar conmigo.
Con información de El Financiero