La urgente y obligada cruzada por el agua

Jonathán Torres

El ‘Día Cero’ es una jugarreta periodística y una vendetta política.

La CDMX, por ejemplo, no registrará mañana esa apocalíptica jornada. Lo que sí va a pasar, y muy pronto, es que el suministro de agua desde el sistema Cutzamala estará en serios problemas, con el riesgo de parar su operación y así comprometer el servicio del vital líquido para los habitantes y empresas ubicadas en la capital del país y en ciertas zonas del Estado de México.

Hoy, todo indica que eso es inevitable; los bajos niveles de agua en sus presas registran niveles récord, no hay lluvia, no estamos en temporada de estiaje…

La crisis del agua ya está aquí y lo que ocurre en la CDMX es solo una de sus manifestaciones. Frente a eso, el 7 de marzo organizaciones de la sociedad civil y de representación empresarial, junto con organismos operadores de agua, dieron a conocer los “Compromisos por el Agua. Decálogo para detonar soluciones”, que significa un llamado urgente para lograr un cambio de paradigma hacia una gestión del agua sostenible, eficiente y resiliente a los desafíos climáticos.

Este documento, a grandes rasgos, pretende priorizar la agenda del agua en una estrategia nacional con visión al 2050, la implementación de estrategias sostenibles, cambiar la tendencia de reducción presupuestal y asignar más recursos del PIB para la gestión del agua, actualizar el marco jurídico del agua, lograr la eficiencia en el sector agrícola, entre otras medidas.

Hay quienes sostienen que las grandes iniciativas se originan en tiempos de crisis, y cuando se está en el lugar y en el momento indicados. Eso, de algún modo, ocurrió con esta historia…

Hace ya unos meses, al calor de una firma de colaboración en Guanajuato entre el Consejo Consultivo del Agua y la Asociación Nacional de Entidades de Agua y Saneamiento de México (ANEAS), empezó a concebirse la idea de construir un documento que integrara los retos hídricos que enfrenta el país y que demandan ser el centro de atención y acción colectiva.

El análisis de entonces concluía lo que, en realidad, está a la vista: que la agenda del agua está muy desdibujada, no hay una política hídrica, el sector no está hoy presente en la jerarquía de prioridades y, por lo tanto, es imperativo apostar por abrir la conversación con quienes aspiran a tomar las riendas del país.

Así, a partir de ello vino una etapa de reuniones con representantes de Claudia Sheinbaum y Xóchitl Gálvez para afinar posturas y tener definidas las 10 líneas que abarcaría el decálogo; la escucha y un buen cúmulo de aportaciones dieron paso a algunos borradores que después fueron afinados para el documento final que se dio a conocer el pasado 7 de marzo y que advierte de los graves problemas que se nos vienen si no actuamos ya.

La emergencia obliga a la unidad. Junto con el Consejo Consultivo del Agua y ANEAS, firman este documento la Asociación Mexicana de Hidráulica, Concamin, Agua Capital, CNA, entre otros. Al cierre de esta historia, la Asociación Nacional de Usuarios de Riego (ANUR) no formaba parte de esta iniciativa y extraña la ausencia del CCE. Posterior a la reunión, American Chamber y ConMéxico manifestaron su interés en adherirse.

“Compromisos por el Agua. Decálogo para detonar soluciones” es un documento vivo, lo que significa que habrá cosas por pulir, mejorar y socializar con otros grupos de interés. Ahora, al margen de que las organizaciones firmantes representan a diversos miembros del sector productivo, este documento podría empoderarse aún más con la firma de los grandes corporativos que en sus procesos requieren de un uso intensivo de agua.

Frente a la actual crisis por el agua todas las acciones apremian, pero para que ocurran requieren de dos condiciones: voluntad política e inversión; después, un marco que las dote de institucionalización.

Urge una estrategia nacional que permita mirar con claridad cómo se irán atacando cada uno de los problemas y de qué forma contrarrestar las carencias presupuestales. Por otro lado, se estima una inversión de 140,000 a 160,000 millones de pesos anuales, en un lapso de 10 años, para atender los puntos principales de una estrategia nacional.

Otro punto prioritario es disponer de un análisis sobre las actuales condiciones de la red hidráulica pues no hay dinero que valga si el agua se pierde en fugas, lo que significaría sustituir y mantener en buenas condiciones las redes de distribución. Y una cosa más: que el sector agrícola sea más eficiente en el manejo del agua y dé paso a su modernización y tecnificación.

La diversificación de estrategias nos permitiría encontrar salidas ante la crisis por el agua, que hoy tiene todos los elementos para intensificarse. Todas las estrategias son clave, aún aquellas que puedan romper con los paradigmas.

La regeneración del agua es una de ellas. Israel ‘recicla’ el 100% de su agua. El estado de California, en Estados Unidos, ya cuenta con una normativa para empezar a utilizar agua regenerada para consumo humano. Singapur, Tailandia, también ya lo hacen. El Banco Mundial cuenta con la campaña “De residuo a recurso”, que tiene el objeto de darle el valor que se merecen las aguas residuales como una solución al problema de escasez de agua.

México tiene que darle muchas vueltas al uso del agua. Actualmente muchas empresas ya tienen la tecnología para “potabilizar” el agua residual, pero en este momento no se cuenta con una norma que nos permita validar que, en efecto, se está logrando el 100% en la regeneración del agua. Por eso, urge dar paso a un círculo infinito de reúso del agua.

La socialización de los “Compromisos por el Agua. Decálogo para detonar soluciones” es simplemente el punto de partida de una propuesta con acciones potenciales para contrarrestar los efectos de la crisis hídrica y será hasta hoy, lunes 11 de marzo, cuando quienes pretenden suceder a Andrés Manuel López Obrador reciban los oficios con la versión final firmada por todas las organizaciones involucradas y con la solicitud para programar una reunión y conocer sus impresiones al respecto.

Pero, el verdadero trabajo arrancará minutos después del 2 de junio, cuando ya se conozcan los resultados de la elección presidencial; para entonces, deberán tomarse acciones concretas, disponer de un sistema de monitoreo alrededor de las políticas en marcha y de los alcances presupuestales.

Estamos en un momento crítico. La crisis del agua también significa una bomba de tiempo para quien tome las riendas del país, dado que de este recurso natural depende la paz social, la salud de las personas, los procesos productivos y por lo tanto el crecimiento económico, entre otras cosas. Quien banalice o politice la crisis del agua comprometerá el futuro de muchas generaciones.

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Si no se atienden todas las causas de la crisis hídrica, si se sigue sobreexplotando el acuífero que le permite disponer del 60% del agua que consume su población, si se siguen haciendo más pozos, la CDMX estará en serios problemas de agua en un periodo de 40 años.

Con información de Expansión

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