La “gráfica Alito” y la obsesión de Rubén Rocha por destruir al Partido Sinaloense
Álvaro Aragón Ayala
Obsesionado, metido de lleno en la construcción de un megafraude electoral, en el plan de extinción de más de 166 mil afiliados del Partido Sinaloense y en la narrativa de la “gráfica de Alito”, falsedad con la que intenta crear en el imaginario electoral la derrota anticipada de los candidatos de la coalición “Fuerza y Corazón por México”, el gobernador Rubén Rocha Moya no atiende a los maiceros que rechazan el “precio Rocha” a la tonelada de maíz y que dinamizaron sus manifestaciones al grado de colapsar las principales carreteras de Sinaloa y la capital del estado.
Dos son las prioridades de Rocha Moya: uno, consumar un megafraude que le permita imponer como Senador de la República a Enrique Inzunza Cazarez; dos, “reventar” al PAS mediante maquinaciones políticas-jurídicas-electorales que incluyen secuestros masivos con el apoyo de la Fiscalía General de Justicia de Sinaloa, el Instituto Estatal Electoral y el Tribunal Electoral de Sinaloa. En sus maniqueísmos enderezó el sonsonete de la “gráfica” que, según él, presentó el dirigente nacional del PRI, Alejandro -Alito-Moreno Cárdenas, quien, de acuerdo a la falsa relatoría gubernamental, pronosticó la derrota en Sinaloa de la alianza PRI-PAN-PRD y PAS.
La “gráfica Alito” es una mafufada política rochista que se convirtió en la narrativa de los medios de comunicación que mantienen contratos millonarios de publicidad con Rocha Moya ya que la estrategia de las “encuestas ganadoras” no le ha funciona al gobernador, y debido a que los estudios demoscópicos no publicados revelan empates técnicos entre los candidatos de la coalición opositora y Morena. Exacto: Paloma Sánchez y Eduardo Ortiz están a un tris de derrotar a Imelda Castro y a Enrique Inzunza, medición que enloquece al mandatario estatal. Hay datos duros que pronostican la caída de Morena en distritos locales y federales y en la mayoría de los municipios.
Al gobernador, pues, no le interesan los productores agrícolas a quienes intentó clavar un precio de 5 mil 457 pesos por tonelada de maíz que no sirven ni para pagar los créditos para la siembra, cultivo y cosecha del grano. Más de 27 mil maiceros repudiaron el “Precio Rocha”. Exigen 6 mil 965 pesos por tonelada. Rubén Rocha les contesta con indiferencia. Pero no es un único caso de indolencia. El mandatario tampoco atiende el renglón de la seguridad pública y no escucha a los pescadores, acuicultores, ganaderos, etc., flagelados por la crisis económica y por la cancelación de programas federales que servían de respaldo financiero a los sectores productivos primario y secundario.
En modo importamadrista, Rubén Rocha manda el mensaje de que lo único que le interesa es convertir a Enrique Inzunza en Senador para que alcance la impunidad que le ofrecería el fuero legislativo. Sobre Inzunza pesan dos demandas de pornografía, acoso, hostigamiento y violencia sexual y de género, una “congelada” en la Fiscalía de Justicia de Sinaloa y la otra en la Fiscalía General de la República. El gobernador sobreprotege porque tiene planes de heredarle la gubernatura en el 2027 para que le cubra la retirada y no judicialice sus corruptelas- cartelrocharuiz.com -. Sin embargo, el “caso Inzunza” se convirtió en una prioridad para los colectivos de feministas de la Ciudad de México.
Así, bajo la “observación” de la DEA y ante el riesgo de ser el primer gobernador desaforado y puesto a disposición de la Corte Suprema de Nueva York por sus vínculos con los poderes fácticos armados, el gobernador traicionó y le declaró la guerra al Partido Sinaloense decretándolo “enemigo del Estado” y pretende desmantelar su estructura electoral-operativa y cancelar el derecho al voto de más de 166 mil afiliados al partido estatal mandado veladas amenazas de la programación gubernamental de acciones de represión política-electoral en abierto atentado a la Constitución General de la República y de la Ley General de Instituciones y Procedimientos Electorales.
Mediante mecanismos autoritarios, Rubén Rocha organiza entonces un megafraude electoral encubierto por las autoridades electorales, el PVEM, el MC y otros partidos “paleros” que mediante la fachada institucional de la democracia “representativa” participan en el proceso electoral que intenta controlar el gobernador violando los principios democráticos de manera sistemática y profunda. Temeroso del poder electoral del PAS, decisivo para el triunfo de los candidatos de la alianza opositora, el gobernador plantó “candidatos patitos” que tienen la consigna, no de ganar, sino de arrebatarle votos al PRI, PAN, PRD y PAS. Las encuestas vaticinan que a Rocha que le puede salir el tiro por la culata.
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