Echar abajo la reforma de Energía, origen del desabasto

Julio Brito A.

Al igual que echar atrás el proyecto de aeropuerto en el Lago de Texcoco, que es inoperante y ofrece pocas soluciones a la saturación aeronáutica comercial, en el presente sexenio; el cancelar las subastas y limitar al mínimo la participación de la iniciativa privada en la generación de energía, está costando al país desabasto y apagones, que se calculan en pérdidas por 200 millones de dólares diarios. La actual administración se obstinó en darle de patadas a proyectos ya en marcha, que desencadenó la Reforma en Energía.

El ejemplo más emblemático fue el de Iberdrola, una empresa de origen español que apostó fuerte a la generación de energía. El gobierno de Andrés Manuel López Obrador la persiguió hasta que finalmente le compró 13 plantas de generación de energía en 6,200 millones de dólares. Cómo es costumbre en ese momento se habló que México recuperaba el control de la energía y era un acto tan importante como la misma expropiación del sector de energía que se hizo en la administración de Adolfo López Mateos.

Pero no fue lo único, Manuel Bartlett, director general de la Comisión Federal de Electricidad se pasó la mitad del sexenio cancelando y litigando a nivel internacional contratos ya firmados en marcha, acusándolos de ser excesivamente a favor de las empresas privadas. Se detuvieron obras como el gasoducto marino Texas-Tuxpan, que había iniciado TC Energy , Supra llevaba el gasoducto de Guaymas -El Oro; además de una planta de licuefacción en Salina Cruz.

Al darse cuenta de que el gobierno federal tenía limitantes en tecnología y financiamiento de obras, volvió a llamar a las mismas empresas y les propuso proyectos de co-inversión, en donde el gobierno amarra, teóricamente, el control del proyecto, pero comparte los riesgos y además aporta capital.

La crítica más fuerte fue el pago a Iberdrola por las 13 plantas, porque ese dinero bien podría haber sido canalizado en generar mayor oferta. Hoy está amarrado de las manos, porque la demanda de energía, que además debe ser limpia para procesos productivo de manufactura, es muy pobre.

La industria automotriz le urge energía limpia. Las empresas tienen compromisos de disminuir la huella de carbono, como el caso de Nissan Mexicana, que tiene grandes plantas de ensamble en Aguascalientes, apenas avanzó 38 por ciento de sus necesidades con el consumo de energía limpia. Llegar al 100% de energía limpia parece una quimera.

GUERRA.- Llamó la atención el anunció de General Motors, que lleva Francisco Garza en el sentido de ofrecer el 100% eléctrico Bold EUV en 658,700 pesos, luego de que hace aproximadamente un año se vendía en 999 mil pesos. Por su presencia y liderazgo en el mercado no fue más que reacción a la copiosa oferta de autos eléctricos entre 450 mil y 700 mil pesos que traen las firmas chinas, entre ellas ByD, que dirige Jorge Vallejo.

Pero es sólo la punta de iceberg. La guerra de precios ya está aquí en diferentes formas. Unas empresas como Nissan ofrecen seguro gratis, mejores tasas y hasta el seguro del auto y otras más sobre mensualidades más bajas, aunque los plazos sean mayores. Otras directamente van sobre el precio, como es el caso de MG que lanzó a manera de precio de promoción su SUV subcompacta ZS en 365,900. Esto, sólo es el principio.

Con información de Crónica

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