¿Ecuatorización electoral en el futuro?

Javier Rosiles Salas

No cabe duda de que lo más relevante de los resultados de este domingo es el hecho de que por primera vez en la historia de México será una mujer quien asuma la Presidencia de la República. Pero, por desgracia, es indispensable destacar lo inocultable: las elecciones más grandes de la historia de México son también las más violentas.

Las miradas del mundo veían atónitas cómo los candidatos a la Presidencia de Ecuador acudían a mítines, reuniones y a votar enfundados en chalecos antibalas y rodeados de escoltas militares, después de que fuera asesinado el candidato Fernando Villavicencio tras amenazas del crimen organizado. ¿Estamos a una elección más de la ecuatorización de los comicios en México? Ojalá que no. Pero es momento de encender las alarmas.

Por lo menos 105 personas con aspiraciones a ocupar cargos públicos fueron atacadas, de las cuales 31 resultaron asesinadas tras los embates (Votar entre Balas). Las acometidas en contra de candidatos/as ocurrieron sobre todo en Chiapas, Guerrero y Puebla, y principalmente tuvieron como blanco a quienes fueron postulados por Morena (uno de cada tres).

Los casos más recientes ocurrieron en Morelos, Guerrero y Michoacán. En el primero, en Cuautla, murió Ricardo Arizmendi Reynoso; en el segundo, en Coyuca de Benítez, José Alfredo Cabrera Barrientos, ambos postulados por la coalición conformada por PAN-PRI-PRD. En el tercero, Israel Delgado Vega, en Cuitzeo, abanderado del PT.

En Cuautla destaca una larga lista de asesinatos que van desde el regidor del PAN Geovanni Lezama, pasando por el exdirector de Gobierno Darío García Cortés. Pero ahora llama la atención que primero fuera atacado a balazos, a finales de marzo, Jesús Corona Damián, candidato a gobernar Cuautla por PAN-PRI-PRD, y ahora sea asesinado Arizmendi Reynoso, su suplente.

Cabrera Barrientos, por otro lado, era custodiado por 15 elementos de la Guardia Nacional. Aun así fue asesinado durante su cierre de campaña. Lo que preocupa es lo endeble que lució la custodia, mucho más numerosa que aquella con la que contaron poco más de 350 candidaturas a presidencias municipales, que fue de apenas seis elementos para cada una.

¿Qué tanto tendría que preocuparnos el nivel de riesgo que implica hoy ser persona candidata a una presidencia municipal? ¿En qué medida hay afectaciones en los resultados electorales y al derecho de elegir a la candidatura preferida por parte de la ciudadanía?

Lo cierto es que seis aspirantes a una alcaldía pudieron ser votados, pero sólo tras su lamentable muerte: Bertha Gisela Gaytán Gutiérrez de Celaya, Guanajuato (Morena); Julián Bautista Gómez de Amatenango del Valle, Chiapas (PRI); Alberto Antonio García de San José, Oaxaca (Morena); Lucero Esmeralda López Maza de La Concordia, Chiapas (Partido Popular Chiapaneco), además de Arizmendi Reynoso y Cabrera Barrientos, mencionados antes.

Hay una serie de datos negativos más. Por ejemplo, se previó la instalación de 170,179 casillas, de las cuales se anunció desde la noche del sábado que no se instalarían 222, destacando los estados de Chiapas y Michoacán, con 108 y 84, respectivamente.

Ya antes también se había anunciado que no habría elecciones en dos municipios chiapanecos, Chicomuselo y Pantelhó. En el primero porque un grupo de desconocidos quemó la paquetería electoral y en el segundo porque la autoridad electoral no pudo ingresar debido al enfrentamiento entre dos grupos armados. Se sumarían a los anteriores siete territorios más, también en el estado de Chiapas: San Cristóbal, Ocozocoautla, Altamirano, Amatenango de la Frontera, Honduras de la Sierra, Villaflores y Bellavista.

Balaceras a mitad de actos de campaña, renuncia de candidaturas a unas horas de las elecciones, cientos de casillas no instaladas, territorios controlados por el crimen organizado en los que no se pudieron desarrollar los comicios en medio de los llamados a ejercer el derecho al voto.

El riesgo de la ecuatorización de las elecciones está ahí. Queda ya como responsabilidad de la flamante próxima presidenta del país, Claudia Sheinbaum. La buena noticia es que llega con un respaldo de más del 58% de los sufragios, con una participación superior al 60%, pero sobre todo con un extenso contingente legislativo que le permitirá la aprobación, incluso, de reformas constitucionales, en tanto que contará con mayoría calificada en la Cámara de Diputados y muy probablemente en el Senado.

De la algarabía y los festejos en el Zócalo habrá que pasar al ejercicio del gobierno, para no igualar como país la aridez que lució anoche la zona cercana al Ángel de la Independencia.

Con información de Expansión

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