Los cinco fracasos de Rubén Rocha y su nueva conspiración o “estrategia” gubernamental

Álvaro Aragón Ayala

Después de una serie de fracasos legislativos y políticos y de agresiones violentas, Rubén Rocha Moya prepara su sexto asalto a la Universidad Autónoma de Sinaloa para intentar irrumpir en su vida interna y pretender tomar el control político, administrativo y económico-financiero de la institución. Para ripley: en la nueva conspiración el gobernador buscará romper la tranquilidad universitaria, aprobar, de manera externa, una nueva Ley Orgánica de la UAS y, desde el Congreso Local y el Tercer Piso, organizar, al margen de la ley, la nueva elección de Rector.

Se trata de un plan perverso, una maquinación revelada en forma y manera codificada en varios artículos publicados por Feliciano Castro Meléndrez, diputado morenista que estuvo preso en 1974 por asesinato; la jubilada Ana Luz Ruelas Mojardín, encaramada en la “corriente rochista”, el novelista definido como neo-morenista Arturo Santamaría Gómez y “analistas” que construyen la narrativa negativa contra los directivos de la UAS y que gozan de espacios en los medios de comunicación financiados por el gobierno del Estado.

El primer fracaso de Rubén Rocha sucedió cuando se frenó la intención de los diputados rochistas que tenían proyectado “entrar” a la UAS por la vía de una falsa consulta universitaria amparada en la Ley Estatal de Educación Superior. Los jueces federales decretaron inconstitucional la ley de marras. Por tanto, es inaplicable. Los legisladores del Congreso Local quedaron inhabilitados para celebrar consultas y la Secretaría de Educación Pública y Cultura tampoco puede dictar la agenda académica-cultural y financiera de la Casa Rosalina.

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El segundo descalabro rochista fue cuando jueces federales sentenciaron que la Auditoría Superior del Estado no tiene facultades para auditar los recursos federales, federalizados ni los propios de la UAS, fallos judiciales que echaron abajo los delitos de abuso de autoridad inventados por el gobernador contra los directivos de la máxima casa de estudios por impedir el arqueo estatal de los recursos económicos que maneja la Universidad. Quedó demostrado que los ilícitos no existen, que carecen de una sólida argumentación jurídica.

El tercero ocurrió cuando los magistrados del Poder Judicial de la Federación calificaron fuera de la ley la fabricación de denuncias de la UIPES, el SATES, la Fiscalía Anticorrupción y la Fiscalía General de Sinaloa. Los titulares de las dependencias controladas por el gobernador se coludieron para armar carpetas de “investigación” sostenidas con relatos ficción, novelescos, difundidos en los medios de comunicación rochistas. Pese a la ilegalidad de las denuncias, los jueces locales insisten en usarlas para dictar medidas “cautelares” contra los directivos de la UAS.

El cuarto desastre rochista es su instalación como un gobierno criminal. La perpetración del “levantón” de José Aceves Tamayo, dirigente del SUNTUAS-administrativo, con la amenaza de que si no abandonaba el movimiento de defensa de la autonomía universitaria lo iban a matar, y el intento de asesinato del ingeniero Arnoldo Valle Leyva, coordinador de comunicación social y relaciones públicas de la UAS revelaron la arista violenta de Rubén Rocha y desencadenó la ira de la comunidad universitaria contra el gobernador a quien señalan como autor intelectual del atentado.

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El quinto fracaso de Rubén Rocha se inscribe en la mesa de la negociación a la que el presidente de la República lo obligó a asistir, encuentro en el que se fijaron compromisos con la secretaria de Gobernación, Luis María Alcalde Luján, para despresurizar el diferendo UAS-Gobierno del Estado. El gobernador intentó “reventar”, a contracorriente de la orden de Andrés Manuel López Obrador, el acercamiento con los directivos universitarios, con una falsa marcha de universitarios y luego desató su furia con la toma de las instalaciones de Radio UAS.

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De la descodificación de los artículos políticos de Feliciano Castro y los elaborados por los “analistas” rochistas, usados para demonizar y criminalizar a los directivos de la UAS, se desprende que la sexta intentona de Rubén Rocha para pretender tomar por asalto a la Universidad será violenta, pues organiza tomas, asaltos de oficinas y plantones en preparatorias, escuelas y facultades y en las unidades académicas y administrativas de la Universidad Autónoma de Sinaloa, acciones en las que participarán activistas de Morena, empleados y funcionarios de varios ayuntamientos y del Gobierno Estatal, personal y directivos del Cobaes, Conalep, la UPES y la Universidad Tecnológica.

Los diputados del Congreso Local intentarán crear una nueva Ley Orgánica de la UAS tratando, obvio, de aplicar la inconstitucional Ley de Educación Superior del Estado o la Ley General de Educación Superior. Aunque la Constitución y la LGES impide, prohibe, que de manera unilateral y desde el exterior del campus, cualquier consulta o irrupción foránea en la vida interna de la UAS, Rubén Rocha ya mandó a sus periodistas a crear una falsa narrativa para hacer creer a los sinaloenses que “que a él le asiste el derecho”, al igual que al Congreso Local, de elaborar un nuevo estatuto en la Casa Rosalina y designar al rector y a todas las autoridades académicas y administrativas.

Sin recato alguno, la jubilada Ana Luz Ruelas explicó que “si prospera LA ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL, el Congreso sacará una reforma a la LO, y es probable que rija la elección del Consejo Universitario y los Consejos Técnicos, que debe realizarse en noviembre. Asimismo, en posteriores semanas habrá de nombrarse por medio del voto universal una rectora o rector que abrirá un proceso de renovación administrativa y académica…”. Bien lo dice: “Si prospera LA ESTRATEGIA GUBERNAMENTAL”, claro, al margen de la ley. Sin embargo, hasta ahora todo le ha fallado a Rubén Rocha.

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