La herencia sombría de AMLO a Claudia
Víctor Piz
Además de su triunfo con casi 36 millones de votos y 32 puntos de ventaja sobre el segundo lugar en la elección presidencial, Claudia Sheinbaum cuenta con un amplio respaldo de su partido y aliados en el Congreso de la Unión.
Su sobrerrepresentación legislativa en ambas cámaras es suficiente para cambiar la Constitución sin la menor oposición.
Morena, Verde y PT aprobaron juntos las reformas constitucionales que fueron discutidas en el Congreso en septiembre, principalmente las del Poder Judicial para elegir jueces, magistrados y ministros de la Corte por voto ciudadano en 2025 y 2027.
Pero también las reformas en materia de Guardia Nacional que trasladan esta fuerza a la Secretaría de la Defensa Nacional para ejecutar la Estrategia Nacional de Seguridad Pública.
Ayer, Sheinbaum se convirtió en la presidenta con el poder más fuerte en prácticamente tres décadas y con pocos contrapesos en un contexto de erosión institucional.
En materia económica, para el primer año completo de su gobierno se anticipan restricciones en el gasto y retos de sostenibilidad en las finanzas públicas debido a los mayores niveles de déficit fiscal proyectados para el cierre de 2024, del orden de 6 por ciento del PIB, no observados en más de tres décadas.
Los Pre-Criterios Generales de Política Económica 2025, que envió la Secretaría de Hacienda al Congreso hace seis meses, estiman que los Requerimientos Financieros del Sector Público, que son la medida más amplia del déficit fiscal, ascenderán a 5.9 por ciento del PIB en 2024 y que este nivel se ajuste a 3 por ciento del PIB en 2025.
Oficialmente, el déficit en las finanzas públicas estimado para 2024 está orientado a finalizar los proyectos de la administración saliente, cuyos compromisos representan un gasto adicional cercano a 1 por ciento del PIB.
En un comentario sobre los desafíos de corto plazo del gobierno entrante, Sergio Kurczyn, director de Estudios Económicos de Citibanamex, advierte que el gobierno saliente hereda problemas económicos relevantes, entre los que sobresale en el corto plazo el fiscal.
“A pesar de que el gobierno saliente mantuvo la mayoría de los pilares de la estabilidad macrofinanciera –apoyo al libre comercio, flotación cambiaria, respeto a la autonomía del banco central, regulación financiera sólida–, debilitó, al final del sexenio, el pilar de la disciplina fiscal”, subraya.
“El déficit fiscal que estimamos será de 6.2 por ciento del PIB este 2024, el más alto en más de tres décadas”.
Desde su perspectiva, este déficit “no era necesario desde el punto de vista económico –el país no estaba en recesión–, sino electoral, a la vez que es contradictorio con la política monetaria restrictiva del Banco de México”.
Considera que, “dados los niveles de deuda pública –56 por ciento del PIB este año, también la más alta en tres décadas–, se requiere un mensaje convincente de la forma en que será enfrentado por la nueva administración”.
Pero “no será fácil: si se anuncia que se bajará a 3 por ciento tal déficit en 2025, y es creíble, ello llevaría a anticipar una recesión de la economía”, avizora la nota de Citibanamex.
México llegará al Presupuesto de Egresos para 2025 con poco margen de maniobra, en un entorno de creciente gasto público, muy comprometido por los múltiples programas sociales, e insuficientes recursos fiscales para respaldarlo.
Según los Pre-Criterios, en materia de gasto público se estima un monto de 9.1 billones de pesos –con redondeo– hacia el cierre 2024 y la proyección es que disminuya a 8.7 billones en 2025.
Ayer, en su primer mensaje a la nación, la presidenta Sheinbaum prometió mantener “una política fiscal responsable y una proporción razonable entre deuda y Producto Interno Bruto”.
Las cifras apuntan a una herencia sombría para el gobierno que inicia por los compromisos financieros pendientes y la falta de claridad del plazo en que el déficit podrá ajustarse a un nivel moderado.
Habrá que ver lo que proponga en el Paquete Económico 2025 en su componente presupuestal, que será publicado en noviembre para ser discutido en el Congreso.
Si contempla un presupuesto total de más de 9 billones de pesos, la señal que mandaría es que no será fácil reducir la brecha entre ingresos y gastos ni mantener la deuda en un nivel sostenible.
Con información de El Financiero