Reputación y campañas, desafío para candidatos a ministros, jueces y magistrados

José Manuel Urquijo

“Donde hay una persona conmovida por una injusticia y dispuesta a luchar contra ella, hay un movimiento social en potencia”: Marshall Ganz.

Es una realidad, el domingo 1 de junio del 2025 por primera vez en la historia, los mexicanos elegiremos a los nueve ministros que integrarán la Suprema Corte de Justicia de la Nación para los próximos 12 años, y a más de 800 magistrados y jueces encargados de la impartición de justicia en el país. A pesar de las resistencias que ha generado la reforma constitucional al Poder Judicial y las tensiones entre el Poder Legislativo y el Judicial, esta avanza poco a poco hacia su ejecución y culminará con una jornada electoral que marcará la nueva era del sistema judicial.

Hasta antes de la reforma, los funcionarios judiciales solo se preocupaban por cursar carrera de derecho, interpretar leyes y reglamentos y realizar su trabajo apegándose a los marcos normativos propios de cada instancia. El acceso al sistema judicial dependía más de las relaciones en los casos más sencillos, y de tener un servicio de carrera profesional sólido en otros casos.

Con la nueva reforma el acceso al sistema judicial como Ministros, Magistrados o Jueces cambia diametralmente y las habilidades profesionales o el servicio profesional de carrera ya no son suficientes. En el nuevo escenario democrático, quienes aspiren a convertirse en Ministros, Jueces y Magistrados, no solo deberán tener preparación académica, experiencia profesional y las cualidades básicas que se esperan en un juzgador; ahora además deberán adaptarse a un escenario electoral al que ninguno está acostumbrado.

Los nuevos candidatos deberán aprender habilidades electorales como formar estructuras propias o buscarlas de las distintas posibles fuentes como sindicatos, empresas, universidades, organizaciones gremiales, etcétera. Pero también tendrán que adquirir habilidades comunicacionales y aprender a responder entrevistas en los medios de comunicación, a ser oradores en eventos públicos, a debatir como lo hace cualquier político en campaña.

Tendrán que dejar la solemnidad de las togas y las corbatas para hacerse amigos de la cámara y los micrófonos; aprender a usar las redes sociales y generar contenidos de alto impacto que tengan capacidad de viralizarse con un enfoque positivo que sume votos a su campaña, y sobre todo construir un intangible difícil de conseguir en nuestros días: confianza.

El último informe del Latinobarómetro 2023 ubica a México con un 64.3% de desconfianza en el Poder Judicial, que en gran medida ha sido provocada por los altos índices de impunidad, por la corrupción existente y las constantes noticias donde se informa la liberación de delincuentes que previamente se habían convertido en casos emblemáticos.

Es imperante recuperar la confianza de los ciudadanos en su sistema judicial, y en esencia, la elección por voto popular obedece a ese espíritu. Sin embargo, ¿cómo puede un Ministro, Magistrado o Juez generar confianza si nadie lo conoce? Su principal desafío es que los electores los conozcan y sepan quién son, su trayectoria, sus luchas y los vaalores que los mueven como personas y como profesionales del derecho.

Nadie vota a quien no conoce, y no se trata de aumentar el nivel de conocimiento de manera artificial o sin contenido, por el contrario, se trata de comunicar ciertos atributos personales que busca el electorado en un candidato. Para lograrlo, es fundamental comenzar con un proceso de investigación no solo de las aspiraciones en torno al acceso a la justicia por parte de los electores, sino de los propios candidatos.

Para lograrlo, es fundamental que los candidatos desarrollen estrategias de comunicación política con mucha creatividad para mejorar su posicionamiento con el electorado de manera sostenible y confiable, sobre todo ante unas reglas del juego marcadas por las restricciones donde tienen prohibido recibir recursos públicos o privados, contratar espacios en radio y televisión o tener tiempos de precampaña.

Si en una campaña electoral presidencial de gubernatura o alcaldía con las reglas mucho más claras y en una competencia con menos jugadores, es difícil que los candidatos y sus propuestas sean conocidos, imagínese lo complicado que será para los candidatos al Poder Judicial que comienzan una aventura en un terreno desconocido y donde competirán con muchos más candidatos.

La clave para construir una campaña electoral exitosa está en la diferenciación que establezcan los candidatos a Ministros, Jueces y Magistrados respecto de los otros candidatos; en el relato que cuenten, en el propósito conectado a esa historia y a valores y principios que le ayuden a conectar emocional y racionalmente con sus electores.

Las campañas que resulten ganadoras el próximo 1 de junio serán aquellas que se diseñen a partir de entender el estado de ánimo social de los votantes, que tengan la capacidad de movilizarlos a partir de sus temores, prejuicios, afinidades y aversiones. Las campañas exitosas son aquellas que logran imponer su narrativa porque es creíble, clara y asigna a cada personaje público un rol específico en la mente de los votantes.

¿Veremos entonces conflictos y tensiones entre candidatos judiciales y alcaldes o gobernadores? ¿será estratégico elegir a otro actor político como villano para construir o mejorar un posicionamiento? Las nuevas campañas judiciales dejan muchas incógnitas en el aire cuyas respuestas las conoceremos a partir de que salgan las listas con los nombres de los nuevos candidatos.

Con información de Expansión Política

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