El pantano de la autonomía: UAdeO hundida en su propia sombra

Benjamín Bojórquez Olea

La Universidad Autónoma de Occidente (UAdeO) atraviesa una de las peores crisis de su historia. Lo que prometía ser un futuro brillante tras obtener su autonomía en 2018 se ha convertido en un periodo oscuro marcado por desigualdad, improvisación y abandono.

¿Dónde están los beneficios de esta autonomía que tanto se celebró? Hoy, la UAdeO es un ejemplo de cómo las buenas intenciones pueden ser devoradas por la corrupción, el favoritismo y la ineficiencia.

La autonomía, en lugar de empoderar a la institución, la ha sumido en un pantano de inequidades. La basificación de docentes en 2020 fue un claro ejemplo de cómo el sistema favoreció a unos pocos cercanos al poder, dejando a la mayoría en condiciones laborales precarias. Los maestros de otras áreas distintas a Salud siguen esperando justicia laboral, mientras los amigos de los directivos accedieron a beneficios sin cumplir con los requisitos.

Años después, el panorama no mejora. En 2024, el rector—visto por muchos como una figura subordinada a la exrectora—continúa perpetuando un esquema que prioriza los intereses de unos pocos por encima de los derechos de los docentes y administrativos. La decisión de pagar solo 40 días de aguinaldo, en lugar de los 60 estipulados, es un golpe devastador para cientos de trabajadores que ven en esta prestación una oportunidad para cerrar el año con dignidad.

El ajuste salarial para los administrativos, igualándolos al salario mínimo, pareció ser un avance. Sin embargo, es solo un paliativo que no resuelve las profundas desigualdades dentro de la universidad. Mientras se intenta cumplir con las leyes laborales federales, se descuidan las demandas de los docentes, quienes también necesitan aumentos salariales significativos y mejores condiciones de trabajo.

Las convocatorias de recategorización y promoción han sido, en el mejor de los casos, una burla. Aquellos que no cuentan con conexiones políticas o amistades influyentes ven sus aspiraciones truncadas. La UAdeO es un terreno fértil para la simulación: se abren concursos que aparentan ser justos, pero que terminan favoreciendo a los mismos de siempre, dejando a la mayoría con la frustración de un sistema que perpetúa la desigualdad.

El presupuesto universitario también refleja la indiferencia hacia los verdaderos problemas de la institución. Mientras se priorizan la infraestructura y las becas de colegiaturas, los docentes siguen sin ver reflejado el apoyo en sus salarios ni en la estabilidad laboral. La perspectiva para 2025 no es alentadora: el presupuesto proyectado parece repetir los errores del pasado, sin destinar recursos para basificar a docentes ni mejorar sus condiciones.

La situación actual exige medidas contundentes y valientes. Es momento de que el gobernador intervenga para corregir el rumbo. No basta con ajustes marginales; se necesita una transformación profunda que incluya un incremento presupuestal real para asegurar los recursos que permitan basificar a docentes y pagar sus prestaciones completas, una reestructuración administrativa que garantice convocatorias y ascensos justos y transparentes, y un compromiso con los trabajadores que equipare las condiciones laborales de la UAdeO con las de otras universidades públicas como la UAS, donde los docentes reciben pagos todo el año.

GOTITAS DE AGUA:

La UAdeO no puede seguir siendo un escenario de promesas incumplidas y derechos pisoteados. Los pasillos de la universidad deberían estar llenos de orgullo y esperanza, no de angustia y resignación. Es momento de alzar la voz por una universidad que verdaderamente honre su autonomía y que ponga a sus trabajadores y estudiantes en el centro de su misión educativa.

El silencio es cómplice. Y la UAdeO no merece cómplices, sino agentes de cambio que luchen por su dignidad y futuro.

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