Ni aranceles ni migrantes; son los cárteles

Roberto Rock

El gobierno de la presidenta Claudia Sheinbaum desplegó desde los primeros días de su mandato una estrategia emergente para frenar o al menos suavizar las amenazas de Donald Trump sobre México. Un rescate de esa historia, hasta ahora extraoficial, es que pese a concesiones realizadas por la parte mexicana, la negociación se estancó por la agenda de seguridad que Estados Unidos busca presuntamente imponer. El manotazo de los aranceles es el resultado de ello.

La tarde de este sábado la Casa Blanca emitió un comunicado insólito en sus términos y circunstancias, en el que atribuyó la aplicación de aranceles no a razones comerciales, tampoco por la migración, sino a la falta de cooperación en la lucha contra las drogas. E incluyó una frase demoledora: “Los cárteles tienen una alianza con el gobierno de México…”.

Desde que la tarde del sábado se dio a conocer el anuncio de los aranceles firmados por Trump como un decreto presidencial, se abrió un compás de espera para conocer las reacciones de los gobiernos de México y de Canadá -también afectado por la medida-, como una eventual imposición de sus propios aranceles a ventas de productos estadounidenses, en especial los provenientes de sectores donde se hallan las bases sociales o políticas de Trump.

Canadá ha sido señalado igualmente como puerta de entrada a Estados Unidos de fentanilo. Pero los reportes serios hablan de cifras insignificantes, no así en el caso de México. Por ello, el señalamiento directo sobre ligas de las mafias criminales con gobernantes mexicanos abrirá paso a una ruta inédita en su actual dimensión. Es de esperarse que, para retomar las negociaciones, el gobierno Sheinbaum deba mostrar que se lleva ante la ley a políticos cómplices de los cárteles, aunque ello suponga una toma de distancia frente al pasado inmediato y, aún más, que se afecte a personajes ligados al mismo.

Testimonios surgidos aquí confirman reportes de medios norteamericanos sobre los todavía escasos canales de interlocución abiertos entre ambos gobiernos, en parte debido a que Trump cumplió recién diez días en el cargo y varios de sus funcionarios clave no han sido ratificados. Todo se precipitó por la obsesión del presidente norteamericano de impactar al mundo con determinaciones que incluso desafían sus atribuciones legales.

Los esfuerzos de la presidente Sheinbaum para lograr una base de acuerdos habrían incluido conservar en los hechos el programa “Quédate en México”, con el cual el expresidente Andrés Manuel López Obrador cedió a la presión del propio Trump en su primer periodo en la Casa Blanca (2017-2021), para que decenas de miles de migrantes deportados de otras nacionalidades pudieran permanecer en territorio nacional, durante un lapso indefinido, mientras obtenían citas de asilo ante autoridades estadounidenses.

“México te abraza”, el nuevo plan anunciado por Palacio, tendría el mismo alcance y representaría una “significativa concesión” del gobierno Sheinbaum, dijo un funcionario estadounidense al diario “Wall Street Journal”, según lo reportó este sábado. La diferencia ahora es que Trump no sólo suspendió el programa de asilo, denominado “CBP One”, sino que canceló las citas ya programadas. Ante ello, es posible que la cifra de migrantes extranjeros que permanezcan en nuestro país crezca significativamente. El propio “Journal” habla de “cientos de miles…”.

Hay un velo sobre qué avenidas han corrido las negociaciones entre el equipo Trump y el gobierno mexicano. El 21 de enero se anunció que el canciller Juan Ramón de la Fuente había sostenido una conversación telefónica con su par Marco Rubio, secretario de Estado, pero que no se llegó a ningún acuerdo. Tal charla no apareció en la agenda pública de Rubio. Ahora sabemos que empresarios mexicanos aceptaron también llevar a la Casa Blanca mensajes por encomienda de Palacio.

Explicaciones posibles podrían ser que De la Fuente cedió en los términos exigidos por Rubio en materia migratoria, pero pidió guardarlos en secrecía, como en su momento se supo que lo hizo su antecesor Marcelo Ebrard, hoy secretario de Comercio. La otra opción es que un canal informal, acaso un empresario cercano a Palacio, realizara las funciones de negociador de una agenda tan delicada.

Con información de El Sol de Sinaloa

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