UAS: Harfuch en el proceso Rectoral

Álvaro Aragón Ayala

“…está puesto en marcha el proceso electoral con una convocatoria que sorprendentemente establece que sólo mujeres podrán postularse lo que habla claramente que el mérito académico queda por debajo de una cuestión de género, sin embargo, en esta ocasión solo el actual rector, podrá competir para reelegirse y todo indica que será reelecto, lo que sería una buena señal para la gobernabilidad de la institución”: analista y periodista Ernesto Hernández Norzagaray.

“Dirán y argumentarán lo que quieran, pero el panorama es ineludiblemente claro: Madueña se mantendrá en la rectoría de la Institución”: analista y periodista José Luis Telles Salazar.

“La Universidad Autónoma de Sinaloa debe de ser conducida por un académico que tenga visión capacidad y experiencia administrativa, por eso dijo y sostengo que el mejor perfil para conducir la institución es el doctor Jesús Madueña Molina”: analista y periodista Tomás Saucedo Carreño

Por primera vez en la historia de las sucesiones Rectorales la comunidad de la Universidad Autónoma de Sinaloa se interesa por conocer la salud mental de los contendientes, toda vez que la propagandización de la figura de la candidata actúa en sentido contrario al Proyecto de la Universidad Científica, reflejando una personalidad estrambótica, pues, a la ligera, suelta insultos sin ton ni son, revela que “es amante de Harfuch” y en sus tratamientos de cosmetología facial se ríe a mandíbula batiente porque dice que está “negrita”.  

¿Qué pasa?, se preguntan los universitarios ¿Por qué esa falta de seriedad? ¿Por qué se insulta de esa manera la inteligencia de los universitarios que esperan propuestas no payasadas? La UAS, como institución de enseñanza, como organización social, requieren de una autoridad que goce de cabal salud mental, que, en este caso, parece ausente en la candidata, que en la coyuntura del concepto “violencia de género”, se parapeta en su Tik ToK o en su Facebook para victimizarse, sin valorar el impacto de sus divulgaciones.

La Universidad necesita de un personaje como Jesús Madueña Molina, ya que posee experiencia y el perfil académico-administrativo y cuenta con las relaciones interinstitucionales para consolidar el Proyecto de la Universidad Científica. Las condiciones sociopolíticas y los cambios estructurales que se viven en el país, no conceden ninguna oportunidad a los universitarios para que experimenten y zambutan a la institución en el ejercicio de la técnica de la prueba y error, que consiste en fallar hasta dar con la solución.

LA CONTRACULTURA UNIVERSITARIA

Los herederos de la generación del insulto y la barbarie, integrada por una facción atomizada de jubilados y de trabajadores en activo, tratan, usando un “rostro joven”, regresar a la Universidad Autónoma de Sinaloa a la época del desmadre. Cierto: listos para el tratamiento psiquiátrico, pasan lista para intentar tomar por asalto la UAS en este proceso electoral 2025.

Salen a la luz, en redes digitales, con conferencias de prensa, personajes de genética ligada a la contracultura universitaria, al insulto, víctimas de su propia lengua, que tratan a toda costa de penetrar al campus y al proceso electivo en calidad de redentores, inventando acosos, hostigamientos, luchando contra sus espectros mentales.

Crean imaginarios para exhibir sus delirios de persecución, revelando la patología de una esquizofrenia paranoide o de un agudo trastorno delirante. El “rostro joven” que propagandizan, grita a los cuatro vientos que “es amante de Harfuch” (Omar García Harfuch, secretario de Seguridad Pública), y sostiene que viene a Sinaloa a verla a ella, no a atender asuntos de seguridad.

Los universitarios, que no requieren de psiquiatras ni de  psicólogos, ven en el proyecto de “la amante de Harfuch”, un endeble proyecto armado por esquizofrénicos o paranoicos, una especie de extensión restringida de aquellos que en los años viejos ejercían el Poder Universitario a su antojo, heredando a las nuevas generaciones de universitarios graves problemas estructurales que colocaron a la Casa Rosalina en el filo de la quiebra.

Es necesario, entonces, analizar el perfil psiquiátrico y psicológico de quienes fabrican falsedades para aparecer en el escenario actual como los o las salvadoras de la Universidad Autónoma de Sinaloa. Hasta ahora lo único que han demostrado es odio, amargura heredada, apetitos de venganza extrema y una tendencia a llamarse perseguidos por sus propios “fantasmas” y eso refleja una grave enfermedad mental.

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