La sequía

Pablo Trejo Pérez
Según los datos revelados en el Monitor de Sequía de la Comisión Nacional del Agua (Conagua) al 15 de enero del 2025, 65.63 por ciento de los municipios en el norte del país enfrentan algún grado de sequía. La Conagua monitorea la sequía en México y la divide en cinco categorías: D0, anormalmente seco; D1, sequía moderada; D2, sequía severa; D3, sequía extrema y finalmente D4, sequía excepcional.
El país se encuentra ante una creciente presión hídrica debido a la disminución en la disponibilidad de agua, los patrones de uso y la alta dependencia del recurso para la generación del Producto Interno Bruto (PIB).
México es vulnerable a las sequías porque gran parte (52 por ciento) está catalogada como árida o semiárida. Es decir, 14 estados del territorio nacional presentan zonas áridas y semiáridas.
Estas áreas son territorios más susceptibles al fenómeno de la sequía porque son sitios con baja precipitación pluvial a lo largo del año (un mes para las zonas áridas y de uno a tres meses para las semiáridas) y esta condición provoca que las sequías se presenten de manera más recurrente y que haya mayor presión sobre el agua existente cuando ocurren.
Actualmente el 45.8 por ciento del norte del país presenta condiciones de sequía extrema o excepcional, especialmente en Sonora, Chihuahua y Sinaloa.
Estados como Chihuahua o Coahuila tienen promedios anuales de lluvia de 462 y 379 milímetros respectivamente, que comparados con el índice de Tabasco resultan índices pluviales bajos.
Asimismo, en los 14 estados se encuentra 32 por ciento del agua superficial, se concentra 77 por ciento de la población nacional y se produce 85 por ciento del PIB. Cabe señalar que, a pesar de la condición de aridez y de las pocas precipitaciones, existe una alta densidad poblacional y una gran actividad económica en estas zonas del país, esto ha sido posible porque se ha hecho uso de la tecnología para construir grandes obras hidráulicas que han permitido modificar, almacenar y ejercer control sobre los distintos cuerpos de agua, con lo cual se ha podido hacer frente (en parte) a las sequías y se ha asegurado (relativamente) el abastecimiento de agua y, con ello, la permanencia del ser humano en las zonas áridas y semiáridas del territorio nacional. Aunque las lluvias comenzarán en la segunda quincena de mayo, beneficiarán principalmente al centro y sur del país, dejando al norte con precipitaciones por debajo del promedio histórico.
El país enfrenta una sequía severa que, hasta el 15 de marzo, afectaba a 32 distritos de riesgo, incluyendo 26 zonas metropolitanas: Tijuana, Mexicali, Los Cabos, Hermosillo, Ciudad Obregón, Culiacán, Durango, Chihuahua y Monterrey.
La escasez de agua podría afectar de manera severa a las cadenas de suministro de alimentos, principalmente al maíz, con graves repercusiones en la seguridad alimentaria.
Las cifras referentes a la distribución inequitativa indican que en la zona norte se cuenta con una dotación anual de mil 835 metros cúbicos, cifra catalogada como “muy baja”, mientras que en la zona sur se cuenta con una disponibilidad de 13 mil 290 metros cúbicos al año.
En cuanto a la sobreexplotación, la extracción del líquido es superior a la recarga al menos en 10 por ciento. De igual forma, los acuíferos administrados por el gobierno se encuentran sobreexplotados, pues de ellos se extrae 60 por ciento del agua subterránea. Por último, en lo relativo a la contaminación se señala que 27 por ciento del agua presenta calidad satisfactoria; 49 por ciento se encuentra poco contaminada y 24 por ciento se encuentra altamente contaminada; solo cinco por ciento presenta excelente calidad.
La mala distribución del agua, aunada a la sobreexplotación y a la contaminación, reducen significativamente la cantidad de líquido disponible para el consumo, es decir, el agua es cada vez más escasa, situación que se agrava cuando se sufre un episodio de sequía.
Para que tenga éxito el Plan Nacional Hídrico presentado hace algunas semanas por el gobierno federal, es necesario fortalecer institucionalmente los órganos operadores municipales de agua y saneamiento y garantizar que tengan presupuesto para la operación de plantas potabilizadoras y de tratamiento de aguas residuales, pozos y colectores, así como para enfrentar el severo problema de fugas que hay en el país. Al respecto no hay que olvidar que los operadores locales de agua manejan 14 por ciento del agua que se consume en el país.
Con información de Reporte Índigo