El manoseo de una irreconocible Constitución
Rafael Cardona
En pleno uso de sus facultades jurídicas, legales y políticas, el presidente de la República le plantea a la Nación modificaciones, adiciones, supresiones y deformaciones del texto constitucional. Y lo hace en favor de una causa política, en pleno proceso electoral, en favor no de la operatividad jurídica del orden constitucional, sino de la remoción de los obstáculos fundamentales para ampliar la estrategia de un movimiento político.
Si en teoría la política debe subordinarse a la constitucionalidad; aquí la Constitución se deforma y transforma para ajustarla a las necesidades de una fantasiosa tesis política.
La entelequia mexicana del orden constitucional, debería ahora –después de las casi 700 modificaciones al texto de 1917–, llamarse desorden constitucional. El presidente no acude a la simbología de un homenaje memorioso a lo ocurrido hace
La materia del texto no es –como dicen algunos juristas en otras partes del mundo– pétrea. Nuestra constitución más bien es de plastilina. Cada presidente la moldea y modela a su conveniencia.
Si nos atenemos a la explicación de Ignacio Marván (en algún tiempo consejero y amigo de nuestro señor presidente), el texto de marras es el hecho más trascendente de la Revolución Mexicana*.
Y como otros hechos de trascendencia, también ese ha sido traicionado malamente por los gobiernos post revolucionarios. Ya no se diga este.
Miguel de la Madrid, quien entre todos los presidentes de la post Revolución fue quien hizo más cambios a la Constitución, lo explicó de esta manera:
“…Cuando asumí la presidencia de la República había un ambiente de incertidumbre, de duda, de conflicto, que era preciso disipar y superar, no solamente en el discurso político sino en la norma jurídica y cuando fuese necesario, en la norma jurídica fundamental.
“Consideré entonces la necesidad de dotar de alta jerarquía política a ciertos aspectos que serían promovidos o realizados en el programa de gobierno y, por ello, quise comenzar con una serie de reformas constitucionales (modificó 66 artículos), que abarcaran las diferentes circunstancias de aquel mes de diciembre de 1982, y que fuera punto de partida para los demás actos de gobierno…” **
La diferencia fundamental entre aquellas reformas y las anunciadas en este aniversario por López Obrador, es la utilidad: si De la Madrid cambiaba para gobernar; el actual presidente modifica para ganar las elecciones por llegar y facilitarle a su sucesora (si creemos en el triunfo de Claudia), la construcción de un país donde sea posible hablar de la Cuarta Transformación y su segunda etapa o su segundo piso.
Si volvemos a la frase de Marván, la Revolución significada por su Constitución, hoy diríamos: la Constitución convertida en caprichoso instrumento de acción política.
MARCELO
Tras la aparición de Manuel Mondragón y Kalb en la campaña de Santiago Taboada, Marcelo Ebrard, perdió la memoria sobre quién lo había respaldado y auxiliado en muchos sentidos, y quiso a sus costillas, someterse a la 4-T.
–¿Se le ocurrió o lo forzaron?
“Manuel Mondragón — escribió en “X” — es un amigo entrañable, decidió dejar el camino que encabezo y así me lo hizo saber hace semanas. Lo lamento de verdad. Considero un error enorme sumarse al pasado que estamos empeñados en superar. Seguimos caminos distintos , el mío seguirá siendo la 4T”.
Cosa extraña, porque a los amigos entrañables se les habla cara a cara. No a través de un mensaje digital para confirmar la militancia personal. Y algo más raro todavía: ¿cual camino encabeza Marcelo? ¿La campaña del 2030?
Eso no se lo toma en serio ni él. A estas alturas si salva el pellejo, quizá sea nombrado embajador en Tegucigalpa, lo cual correspondería a su estatura política actual. Un exilio fugitivo en París; una embajada en Honduras.
* “Cómo hicieron la Constitución de 1917”, publicado en la colección Biblioteca Mexicana, con sello del Fondo de Cultura Económica y el CIDE 2016.
**“El ejercicio de las facultades presidenciales”, Porrúa. 1998.
Con información de Crónica