Caso UAS: Rubén Rocha esquiva el diálogo

Álvaro Aragón Ayala

Para que tengan dinero para pagar los salarios de sus trabajadores y directivos, Rubén Rocha Moya refrendó los contratos de publicidad con los medios de comunicación que le ayudan a construir falsas narrativas contra los directivos de la Universidad Autónoma de Sinaloa, a certificar periodísticamente las violaciones a la ley y los atropellos de su gobierno dictatorial y a relatar imaginarios en los que la voz del mandatario estatal debería ser palabra divina, hipnótica, incuestionable.

El gobernador se molestó y trata de esquivar -no atender- el llamado que hizo al Presidente de la República Andrés Manuel López Obrador en la Mañanera del jueves, para que mediante la conciliación, en el marco de la legalidad, solucione el diferendo que mantiene con las autoridades de la UAS. Rubén Rocha respondió inmediatamente con una orden girada a los “analistas” que no son analistas y a los columnistas por paga para que lo dibujen como un “demócrata” que se conduce dentro de la ley cuando hay evidencias de que su especialidad es armar conspiraciones para criminalizar y avasallar a sus críticos y a quienes no se someten a sus caprichos.

Mandó tambien con rapidez a que se difundieran sus dichos para aparentar que él no tiene la solución en sus manos, pues, ahora sí, no controla la Fiscalía porque -dice- “es autónoma”, ni domina ninguna de las instituciones que maneja en la línea de la colusión jurídica para inventarle demandas a los directivos de la Universidad, querellas que pese a carecer de argumentación jurídica, son usadas por los Jueces de Control para dictar medidas cautelares e imponer “garantías económicas” inconstitucionales. Los rocha-periodistas intentan salvar y lavarle las manos y la cara al mandatario estatal.

El gobernador estalló en cólera porque en el complot que se desarrolla en contra de Jesús Madueña Molina, Rector titular de la UAS suspendido ilegalmente del cargo, se reveló que él y su secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, inventaron tres delitos, el de la Expresión Pública, el del Liderazgo y el de la Manifestación y Protesta, que no existen en ninguna ley ni del estado ni del país, pero que aplicó a Madueña para imponerle una sanción o “garantía económica” con el propósito de criminalizarlo y “castigarlo” porque, en su posición de perseguido político del régimen rochista, defiende la autonomía universitaria.

Giró indicaciones para que se difundiera que los universitarios son “pandilleros” y “marrulleros” y dictó la consigna periodística para endilgarle una serie de adjetivos groseros, despreciables, a Jesús Madueña Molina, enojado porque no lo ha podido doblegar. Toda la estructura del gobierno estatal y los medios de comunicación rochistas están encima del funcionario separado temporalmente del cargo de Rector, unos emprendiendo contra él persecuciones políticas y judiciales y los otros linchándolo públicamente.

EL LLAMADO PRESIDENCIAL Y LA NEGATIVA DEL GOBERNADOR

Salta a la vista que el Presidente López Obrador sabe que en el tema de la UAS y Jesús Madueña existe un interés perverso, caprichoso, intolerante, abusivo, de Rubén Rocha, traducido en acciones ilegales que provocaron el llamado a la conciliación en el marco del derecho, convocatoria presidencial que topa con los planes y las ambiciones desmedidas del gobernador que ha sumido en la corrupción y el nepotismo su administración estatal chocando incluso con los fundadores de Morena contra quienes también desarrolla campañas de difamación para sacarlos de las jugadas políticas.

López Obrador está enterado que los Jueces de Control del Tribunal Superior de Justicia, controlados por Rubén Rocha y Enrique Inzunza retomaron con fiereza las demandas inventadas contra los directivos de la Universidad Autónoma de Sinaloa en activo o en calidad de ex, razón por lo que desde Palacio Nacional “sembraron” la pregunta ad hoc, especial, para que el Presidente lanzara un llamado a la reconciliación, pero sin tolerar la corrupción rochista. Lo que el mandatario nacional quiso decir es que a él no lo engaña el gobernador y de que es hora de que pare la conspiración contra los universitarios.

Es puntual y no casual que el posicionamiento presidencial en torno al reencuentro ocurra precisamente al día siguiente de que, en Culiacán, el Juez Carlos Alberto Herrera, por consigna del gobernador, impuso fuera de la ley, a Jesús Madueña el pago de 2 millones de pesos como “multa” o “garantía económica”, violentando el sagrado derecho a la libertad de expresión, el derecho a la manifestación y protesta y a encabezar un liderazgo universitario.

El gobernador Rubén Rocha creó imaginarios y sus propias hipótesis para fundamentar su negativa a la negociación: busca que los medios de comunicación lo salven del ridículo. Teme ser exhibido, en el proceso del relevo Presidencial, como lo que es, un trasgresor de la ley, un persecutor y represor, un violentador de la autonomía universitaria que fabrica delitos para intentar tomar por asalto político y judicial a la UAS. Esquiva, pues, al grado del rechazo, el diálogo con Luisa María Alcalde, secretaria de Gobernación. Punto.

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