Sinaloa: el dinero del campo ¿Dónde está?
José Luis López Duarte
El robo a SEGALMEX, la “desfondada” de FIRA (Fideicomiso Instituidos Relacionados con la Agricultura), la cancelación de la Financiera de Desarrollo Rural, el escaso apoyo a la agricultura comercial, en general, la descapitalización que le ha impuesto el gobierno vía reducciones presupuestales, desaparición de 16 instituciones que habían creado los “neoliberales” en apoyo al campo mexicano y la orientación de aplicar los recursos existentes a la agricultura de subsistencia, han provocado que “la cobija” agropecuaria se encoja, exista menor impulso al sector y mayor déficit de producción de alimentos para el país.
Y el gobierno de la 4T tiene clara conciencia de lo que ha provocado, cuando en voz del propio secretario de hacienda Rogelio Ramírez de la O, admiten que desde el 2018, cuando suspendieron actividades FIRA y la Financiera de Desarrollo Rural que fue liquidada el 2023, reconocen que el campo mexicano quedó desprotegido, cuando admiten que estas dos instituciones eran los pilares de la demanda financiera de primer y segundo piso, cuando a su retiro de FIRA y FDR, solo seis municipios rurales, contaban con banca comercial que proporcionaba ese apoyo que estas instituciones blindaban, el resto por supuesto, a la deriva. De ese tamaño fue el daño que esas políticas públicas de la 4T han provocado al campo mexicano.
Se destruyeron los dos pilares fundamentales y se desmantelo un conjunto de políticas públicas, que le daban cuerpo a una actividad económica integral para garantizar la sustentabilidad, inocuidad, productividad, competitividad y ganancia.
La actividad agropecuaria nacional, en la égida de la 4T, hasta hoy han resultado un fracaso y apunta a ser peor, por que no se van a reintegrar a la política que despreciaron, no van a reequilibrar las actividades de mercado con las de subsistencia y seguirán confundiendo la lógica de mercado con la del asistencialismo. La primera se organizó para competir, la segunda para subsistir y en la 4T no entienden que no son optativos, sino que ambos son obligatorios y deben de coexistir como parte de una sóla estratégica.
Eso, en cuestión de enfoque, pero en cuestión de condiciones, habrá que establecer que han destruido muchos recursos que representaban capital social del sector rural, que volverla a activar tendrán un costo y un tiempo perdido que al final es lo mismo.
En cuanto a capitalismo financiero esta corre riesgos inmediatos por la inminencia de una recesión económica, con el ingrediente de un déficit presupuestal que puede llegar el 2025 a los 2.5 billones de pesos, el 25 por ciento del presupuesto nacional, agravado por una disminución del ingreso fiscal.
Y si a eso agregamos las crisis consecutivas del sector del 2023 y 2024, lo que de nuevo elevo la tensión provocando por los problemas estructurales y modificación de las políticas públicas, cualquier error, contratiempo y desorientación del nuevo gobierno, pueden provocar algo peor de lo que ya tienen los productores.