Primero de mayo de 2023
Pablo Moctezuma Barragán
A nivel nacional ha habido avances en el bienestar de muchos con los programas sociales y con la recuperación del salario mínimo que ha aumentado un 30 por ciento en su poder adquisitivo. El aumento necesario en las vacaciones, el reconocimiento a la seguridad social en el trabajo doméstico; los trabajadores valoran las transformaciones y las defienden contra la derecha, que pretende volver al poder, y buscan que se profundicen en el futuro. Porque hay pendientes aún.
El primero de mayo, Día Internacional del Trabajo, es un día de lucha y el mejor momento de exigir la garantía de nuestros derechos laborales, los cuales no sólo deben ser enunciados, sino puestos en práctica a cabalidad. Tenemos una Constitución que en su artículo 123 dice: “Toda persona tiene derecho al trabajo digno y socialmente útil; al efecto, se promoverán la creación de empleos y la organización social de trabajo, conforme a la ley”. Es claro el mandato, pero contrasta con la realidad.
En México, vivimos 85 millones en edad y condiciones de trabajar. Sin embargo, 25 millones están fuera del mercado y no solamente porque no quieran, sino que desisten de buscar “chamba” por carecer de oportunidades y de condiciones; ejemplos, tener guarderías accesibles para sus hijos o alguna discapacidad; esto les impide realizar toda una gama de actividades. Jóvenes que, por no encontrar empleo, se dedican a estudiar para vivir de la beca. O, simplemente, personas que se cansan después de buscar empleo sin éxito; algunos con el pretexto de que están “sobre calificados” para el puesto al que aspiran.
La población económicamente activa alcanza 60 millones, de los cuales alrededor de 2 millones están oficialmente desempleados. Sólo 22 millones tienen un trabajo fijo y, por lo tanto, son los únicos en tener, en teoría, las prestaciones de la ley. Por su parte 36 millones laboran informalmente con toda la inseguridad que conlleva.
Es claro que se necesita generar empleos y es responsabilidad del Estado diseñar y echar a andar un programa para hacer realidad el derecho al empleo universal y seguridad; además de la estabilidad en el mismo. Apenas 4 millones 500 mil gozan de una pensión que, gracias a las Afores, se ha convertido en un negocio para la banca, y nula seguridad para el beneficiario.
Tan sólo el año pasado, las utilidades netas anotaron un nivel récord con un total de 236 millones 743 mil pesos. Este monto fue 20 por ciento mayor que el registrado el año previo. Mientras que, por lo contrario, de enero a septiembre, las Afores registraron pérdidas por 474 mil millones de pesos.
Se tiene que lograr la pensión garantizada a todas y todos los trabajadores, rechazar las UMA (unidades de medida y actualización), que reduce nuestros ingresos, e implementar un sistema de pensiones que acumule la antigüedad desde el primer día que se comienza a laborar. También prohibir estrictamente el outsourcing y que el Estado sea garante del empleo digno con salario suficiente.
Es preciso implementar un programa para que se genere empleo desde lo local hasta lo nacional con desarrollo sustentable y garantizar todas las prestaciones. El derecho al trabajo es una gran prioridad. Habría fondos para invertir si se suspende para auditarla el pago de la deuda pública (la que se destina este año 1 billón (millón de millones) 120 mil millones pesos; herencia del viejo régimen), si se cobran impuestos justos a las grandes corporaciones y a las grandes fortunas y si hay la capacidad de captar recursos adicionales.
Para reflexionar este primero de mayo: otro gran tema en la actualidad es la realidad de la jornada laboral. Tras décadas de lucha, una gran conquista fue la jornada de ocho horas. Recordemos que el primero de mayo de 1886, miles de obreros de Chicago se lanzaron a la huelga general.
Hace 137 años, los obreros trabajaban de sol a sol sin límite; mujeres, niños y hombres eran explotados sin consideración alguna por los patrones sedientos de riqueza. Aun cuando laboraban sin parar, la miseria reinaba en los hogares. Fue por ese entonces que surgió la Asociación Internacional de los Trabajadores, la cual en muchos países comenzó a impulsar la lucha en contra de tal situación. Querían la liberación completa de la clase obrera y como primer paso exigían la jornada de ocho horas.
El primero de mayo en Chicago, obreros organizados abandonaron sus trabajos…y se lanzaron a la calle. A partir de 1889, el Congreso Internacional Obrero Socialista de París – fundador de la Segunda Internacional – proclamó el 1 de mayo como Jornada Internacional de Lucha de la Clase Obrera.
En México, se iniciaron las conmemoraciones del 1 de mayo en tiempos de la Revolución. La primera vez, en 1913, fue organizada por la Casa del Obrero Mundial. Tomaron el Hemiciclo a Juárez, hicieron un mitin e hicieron escuchar su voz.
Acompañados de tambores, pancartas y gritos, se posicionaron frente a la Cámara de Diputados, donde demandaron una jornada laboral de ocho horas y otras exigencias. En medio de la dictadura de Victoriano Huerta –asesino de Madero–, había que tener valor para salir a manifestarse. Sí que lo tuvieron y desde ese año continuó la tradición hasta la fecha.
Esta lucha consiguió que la Constitución de 1917 reconociese la jornada de ocho horas y los derechos laborales en su Artículo 123, por primera vez en el mundo, siendo en su momento la Constitución más avanzada en lo social.
La Revolución Mexicana fue la primera revolución social del siglo XX. Tuvo un gran impacto a nivel internacional; inspirando a los trabajadores y pueblos de otras latitudes a luchar contra sus opresores. Plasmó en la Constitución derechos nacionales y sociales; así como garantías individuales que significaron un gran avance para nuestro pueblo. México tomó la iniciativa y se colocó a la vanguardia de los grandes cambios que requería el mundo en el siglo pasado.
El artículo 123 de la Constitución Política de México establece entre los obreros, jornaleros, empleados domésticos, artesanos y de una manera general, todo contrato tendrá la duración de la jornada máxima de ocho horas el turno; nocturno, de siete.
Sin embargo, en las últimas décadas durante el neoliberalismo el retroceso fue patético ¡¿Hoy quién trabaja 8 horas?! Las jornadas son de 12, 14 horas y más. La gente necesita tener dos trabajos, laborar los domingos y en vacaciones.
Tomemos en cuenta, además, que, en la actualidad, a diferencia del pasado se pierden horas tan sólo en llegar y regresar del trabajo. Hoy, ya no hay peones acasillados, atados por las deudas, pero a través de las tarjetas millones trabajan sin descanso para pagar adeudos.
Se trabaja día y noche; las tecnologías modernas lo facilitan. El salario cayó un 80 por ciento de 1976 a 2018. Con el inicio de la cuarta transformación, hoy se ha comenzado a recuperar el salario mínimo.
Es de reconocer el avance en la presente administración. Aun así, 6 mil pesos mensuales no garantizan lo que establece la Constitución. Deberán ser suficientes para satisfacer las necesidades normales de un jefe de familia en el orden material, social y cultural y proveer a la educación obligatoria de los hijos.
Para trabajo igual debe corresponder salario igual; sin tener en cuenta género ni nacionalidad. Aunque sabemos que las mujeres no tienen garantías y qué decir del trabajador migrante en México.
La ley dice que los empresarios serán responsables de los accidentes y enfermedades, sufridas con motivo de un ejercicio de la profesión o un trabajo que ejecuten. El patrón estará obligado a observar los preceptos legales sobre higiene y seguridad y adoptar las medidas adecuadas para prevenir incidentes. Quedan prohibidas las labores insalubres, peligrosas y después de las diez de la noche de los menores de dieciséis años.
Esto en muchos casos es letra muerta Entre enero y septiembre de 2022, ocurrieron poco más de 246 millones de accidentes laborales. En México, perecen decenas de trabajadores, muchos de ellos en las minas de carbón. Pasta de Conchos es un ejemplo trágico. En el sexenio de Calderón, quedaron atrapados bajo tierra 65 mineros debido a una explosión que colapsó varios túneles. También Coppel, donde seis obreras murieron encerradas en un incendio. Los dueños de las empresas tienen total impunidad.
Dice la Constitución que queda prohibida la utilización laboral de los menores de quince años. Se tienen identificados a 3 millones 300 millones de niños que trabajan, según Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi).
Es necesario hacer cumplir la ley. El Estado es responsable de garantizar los derechos laborales por medio de la prevención, atención y sanción y debe intervenir con energía para tal efecto; agilizar y garantizar el aparato de la justicia laboral, libre de corrupción; promover la democracia y autonomía sindical.
Son necesarios mucho más inspectores y mayor supervisión por parte de la Secretaría del Trabajo y Previsión Social (STPS). Por dar un ejemplo, Jared Laureles informó que en Baja California Norte, Sur, Sonora y Sinaloa concentran 80 por ciento de los más de 200 mil jornaleros en el norte del país. Sin embargo, sólo cuentan con la presencia de 47 inspectores federales de la STPS, quienes, entre sus funciones, certifican las condiciones de seguridad en campos agrícolas; de acuerdo con datos obtenidos a través de la Plataforma Nacional de Transparencia (La Jornada 12 de abril 2023).
Además, es necesario un programa nacional de organización desde las comunidades (donde se palpan directamente los problemas) y desde todos los sectores de la economía para coadyuvar en la inspección rigurosa de las condiciones laborales en el país. De esa manera, facilite la organización y la denuncia de los afectados; así como dar una amplia campaña de difusión y de conciencia sobre los derechos laborales. La difusión amplia de la problemática laboral es imprescindible y la Unidad de Inteligencia Financiera debe intervenir para detectar sistemas de extrema explotación.
Este 1 de mayo vamos a defender los derechos de todas, todos, incluyendo a los migrantes y los jóvenes. La Unión Nacional de Trabajadores, por aplicación y de Reparto en México, denuncia el surgimiento masivo de empresas que deslocalizan y subcontratan la fuerza de trabajo, la mayoría jóvenes, con el fin de reducir costos, y, en consecuencia, aumentar sus negocios.
Estas empresas se venden como pioneras en el desarrollo tecnológico y en la incorporación de fuerza de trabajo a la “economía colaborativa” o a “nuevas formas de trabajo”, como es el caso de las denominadas plataformas digitales. Un millón y medio de jóvenes se incorporan al mercado de trabajo cada año y la aplastante mayoría no encuentra empleo formal con las prestaciones de la ley; esto implica que no acumulan antigüedad para gozar de una pensión en la vejez.
Sólo el desarrollo soberano, incluyente e integral, de la economía garantiza el empleo. Se requiere la elaboración de un programa nacional que ataque a fenómenos como la obsolescencia programada porque afecta el empleo y debe ser erradicada. Además, daña al medio ambiente y a los consumidores, lleva a una mayor explotación y disminución del nivel de vida; pues bienes y servicios duran menos y obligan a trabajar para resarcirlos.
Invertir en el derecho al empleo estable y con el goce de prestaciones de los jóvenes; también de los migrantes que buscan la vida y reconocer efectivamente el trabajo doméstico, aplicando la legislación recién aprobada. Garantizar la jornada de ocho horas y aplicar los mecanismos de vigilancia precisos; tomemos en cuenta que el salario debe alcanzar para cubrir las necesidades, sin la urgencia de laborar horas extras.
Urge revertir la reforma laboral creada por Felipe Calderón, e impulsada por Peña Nieto, en cada uno de sus aspectos. Luego de 150 años de lucha por la jornada de ocho horas, comenzar a demandar la jornada de seis horas.
Son las trabajadoras, quienes sufren más atropellos. Por ello es necesario dedicar grandes recursos para impulsar la equidad de género a todos los niveles, programas productivos y de capacitación para las mujeres. Erradicar la violencia contra ellas por medio de la prevención, atención y sanción. Que la red de inspección haga respetar los derechos laborales y lograr la organización social y colectiva de trabajadoras, incluyendo a las domesticas. Efectuar estudios y medidas inmediatas para eliminar la brecha laboral, salarial, patrimonial y económica.
Y eliminar crímenes como la trata de personas, la pederastia, el abuso infantil y abolir la explotación sexual. Se debe fortalecer estas tareas a través del trabajo social y jurídico en cada comunidad.
Se han dado pasos en los últimos años, pero hay que seguir adelante con la transformación. Conmemoremos el 1 de mayo, buscando formas modernas de organizarnos, adecuadas a la actualidad para defender los derechos de las y los trabajadores, basados en la experiencia de siglo y medio de luchas: “¡Proletarios del mundo, Uníos!”