Enrique y Feliciano: la estrategia para deshonrar y destruir a la UAS

Álvaro Aragón Ayala 

La hechura democrática y plural y la preparación de Rubén Rocha Moya le alcanza para convertirse en el mejor gobernador de Sinaloa de la época moderna, pero el rostro humanista de su gestión, sus obras y sus acciones de gran calado, son enclaustradas en dos temas por el “círculo geriátrico”: la UAS y el PAS.  

La “campaña negra” contra la Universidad Autónoma de Sinaloa instrumentada por el secretario general de Gobierno, Enrique Inzunza Cázarez y por el diputado Feliciano Castro Meléndrez, proviene exprofeso de una fábrica de mentiras y maldades, y tiene como propósito desestabilizar a la Casa Rosalina pretendiendo crear la coyuntura para que el morenizado “cartel de los jubilados” intente tomarla por asalto. 

La criminalización y divulgación de injurias contra la UAS dibuja el perfil mezquino y destructor de Enrique Inzunza, especialista en la manufactura de “datos” o “expedientes falsos”, con los que alimenta a los medios de comunicación para prefigurar juicios sumarios. Retrata también el rostro “político” de Feliciano Castro, famoso en el Congreso Local por su parloteo chillón y afeminado.  

Las falsedades difundidas en torno al no ejercicio de auditorías, la mentira sobre la no transparencia de la UAS, la fabricación de los salarios “inflados” del rector Jesús Madueña Molina y del gabinete uaseño y otras deyecciones tienen efecto de boomerang; son tan perversas que ofrecen la percepción de que la única función o consigna del secretario general de Gobierno y de Feliciano Castro es causarle mala imagen y destruir a la Universidad Autónoma de Sinaloa. 

El acarreo constante de chismes al Tercer Piso y la confección de intrigas palaciegas de parte de Enrique y Feliciano y de una corriente de jubilados uaseños habilitados como funcionarios, para quienes todo el “universo de su existencia” es la UAS, están orientando el quehacer gubernamental a derroteros imprevisibles, deformando y enclaustrando el proyecto estatal de la Cuarta Transformación. 

Si bien la formación y la estatura democrática y plural del gobernador Rubén Rocha Moya le alcanza para pasar a la historia como el mejor gobernador de Sinaloa, Enrique Inzunza y Feliciano Castro y su camarilla geriátrica, lo desinforman, le llevan y trae mitotes, usando además sus horarios laborales para elucubrar como hacer daño, metiendo al mandatario estatal únicamente en el tema de la UAS y el PAS, como si nada más existiera el gobierno estatal y estas dos entidades.  

Las intrigas adquieren forma de “documentos de investigación” en manos de Enrique Inzunza Cázarez, quien les da vuelo “informativo” para sustentar prefiguraciones y criminalizar. Es claro: el “cartel de jubilados” pretende usar al gobernador para cobrar viejas afrentas. Por su “formación” son capaces de hacer creer que Dios es el Diablo, que el amigo es enemigo, que el aliado es opositor y que el activista político es un conjurado.  

La “campaña negra” levantó la sospecha y la molestia social porque nada más a la UAS se ataca siendo que en la Universidad Autónoma de Occidente, la Universidad Politécnica de Sinaloa y otras universidades y escuelas estatales, los rectores y sus camarillas se despachan con la cuchara grande. Claro: en esas instituciones no les queda de otra más que copiar el modelo académico de la Casa Rosalina por sus resultados y por su prestigio nacional e internacional. 

El “inflamiento” del salario del Rector y de los funcionarios de la máxima casa de estudios obliga a analizar los sueldos y las prestaciones percibidas por los directivos y la estructura de la Secretaría de Educación Pública, ahí donde despacha la ex diputada Graciela Domínguez Nava, atrapada por los conflictos de la Sección 53 y 27 del SNTE. 

Obliga a revisar las percepciones de los diputados locales y su productividad legislativa por ser el presidente de la JuCoPO, Feliciano Castro Meléndrez, el portavoz de la cruzada de criminalización universitaria. Feliciano toma su pensión del IMSS, agarra la “jubilación dinámica” de la UAS -salario íntegro como si fuera académico en activo- y la dieta de diputado, nada más por parlotear sobre la “nueva democracia” y pseudofilosofar. 

En el Congreso Local, Feliciano Castro quiere dar clases de moral y de ética, de rectitud, pero su paso por la Facultad de Filosofía y Letras de Culiacán lo pinta como maestro de “medio pelo”, un “grillo” profesional del PRD, partido al que llegó a dirigir para procesar su hundimiento estatal. Al actuar como “boca de ganso” de la “campaña negra” contra la UAS, en la que cada 15 días cobra su jubilación, devela su inclinación por la destrucción. 

La difusión de un “comparativo” entre el salario del Rector con el de Rubén Rocha Moya, estuvo a punto de meter en un aprieto al gobernador quien además de su sueldo tiene a su disposición una partida presupuestal para la atención de las funciones propias de su investidura y aviones y helicópteros para su movilización. Nada que ver. Pero se trataba de dañar la imagen del Rector y de los miembros del gabinete uaseño.     

La “campaña negra” que mantiene todos los días en los medios a la UAS y al PAS comenzó a pegarle a la proyección de la imagen de gobierno de Rubén Rocha Moya, porque pese a que le está cumpliendo a Sinaloa, pese a que está atendiendo los problemas en la medida del presupuesto gubernamental, pese a que ha humanizado la función pública, lo encerraron en el discurso antiUAS y AntiPAS que ya fastidia a la sociedad. Es cuanto. 

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