¿Es Claudia Sheinbaum la nueva reina del cash?
Leo Zuckermann
He leído el libro político de la temporada: El rey del cash. El saqueo oculto del Presidente y su equipo cercano, de Elena Chávez. No es, ni pretende ser, un trabajo periodístico sobre las fuentes de financiamiento que llevaron a López Obrador a la Presidencia. Se trata, y así se presenta, de un testimonio de una mujer que estuvo cercana al círculo más cercano de López Obrador durante muchos años.
Chávez era la pareja sentimental de César Yáñez, el fiel escudero de López Obrador, encargado de llevar la relación con los medios desde el paso del tabasqueño por la Jefatura de Gobierno del Distrito Federal (2000-2005) hasta su última campaña presidencial de 2018.
Más allá de los chismes, que hay muchos y sabrosos, me parece que el valor del libro reside en la narración de un presunto modus operandi del lopezobradorismo para allegarse de recursos económicos. A sus campañas habría llegado dinero de desvíos de gobiernos estatales y municipales, pagos de funcionarios públicos a los que obligaban a “cooperar” y entregas de empresarios interesados en hacer negocios futuros en los gobiernos de López Obrador. Todo el dinero se habría manejado en efectivo, con el fin de no dejar huellas.
¿Será verdad lo que describe Chávez?
No lo sé porque no presenta pruebas, aunque confiesa que tiene información muy comprometedora que se hará pública si le ocurre algo extraño. En lo personal, el modus operandi que ahí se pinta me parece verosímil. Existen algunas pruebas que corroborarían esta manera de allegarse de dinero para financiar la vida privada de López Obrador y sus eternas campañas.
Ahí están los videos donde aparecieron René Bejarano y Carlos Imaz recibiendo efectivo del empresario Carlos Ahumada. Están los diezmos que obligatoriamente cobró la entonces presidenta municipal de Texcoco, Delfina Gómez, con el fin de financiar la creación de Morena. No olvidemos los videos de militantes morenistas depositando cash en Banca Afirme para un fideicomiso con la presunta intención de ayudar a las víctimas del terremoto de 2017. Cierto, no son muchas las pruebas, al parecer porque existía una especie de omertá dentro del lopezobradorismo. Según Chávez, la consigna era: “Si te descubren, te echas la culpa y te quedas callado”.
El libro resulta polémico al ser un testimonio de una mujer no sólo desilusionada con López Obrador, sino despechada por lo mal que terminó su relación sentimental con Yáñez. Que cada quien lo lea y saque sus propias conclusiones.
El Rey del cash es particularmente perjudicial para una de las corcholatas presidenciales: Marcelo Ebrard. Varias veces se menciona cómo el entonces jefe de Gobierno de la Ciudad de México, entre 2006 y 2012, habría enviado maletas llenas de dinero a López Obrador. Recursos que venían del gobierno capitalino y entregaba personalmente el entonces secretario de Finanzas, hoy dirigente de Morena, Mario Delgado. De ser cierta esta versión, nuestros impuestos, de los chilangos, habrían financiado la vida personal y política de López Obrador durante esos años.
Del otro lado aparece Claudia Sheinbaum como una especie de heroína que estuvo dispuesta a sacrificar a su marido, Carlos Imaz, para quedar bien con López Obrador. No tuvo empacho en alertar al tabasqueño que su esposo también había recibido cash de Ahumada. Desde entonces, según Chávez, la hoy jefa de Gobierno se convirtió en una de las consentidas del hoy Presidente.
Sheinbaum es la corcholata favorita de López Obrador, de eso no tengo duda. Tampoco tengo de que ya está en campaña rumbo a la Presidencia. El país entero está tapizado de propaganda a su favor. Ella viaja todas las semanas a todo tipo de destinos para darse a conocer.
La pregunta es quién está financiando todo eso.
Los anuncios espectaculares cuestan. También la pinta de bardas. Ni se diga las giras a los estados. Y nadie nos ha explicado de dónde salen los recursos.
¿Será que Claudia es la nueva reina del cash?
¿Será que ella es la que ahora utiliza el mismo modus operandi de López Obrador?
Son preguntas, me parece, legítimas. Al igual que a López Obrador, no creo que a Sheinbaum la mueva el dinero. No se le ha comprobado un estilo de vida inconsistente con sus ingresos. Pero sí la mueve el poder. Quiere ser la heredera de su mentor y llegar a la Presidencia, lo cual no tiene nada de malo. El problema es cómo lo está haciendo y de dónde sale el dinero de su campaña.
El fin no justifica los medios. López Obrador presume su honestidad cuando en realidad, según Chávez, recibía millones de pesos en efectivo para hacer política. Actos no sólo incongruentes con su discurso, sino ilegales. Mal haría Claudia en seguir por ese mismo camino.