Feliciano Castro, pastor del rebaño en rebelión
Martín Durán
En el Congreso del Estado, nada se mueve si no es con la autorización de Feliciano Castro, pero a poco más de un año de ejercer el control de la 64 Legislatura, ya otros cuatro de Morena comienzan a dar visos de una rebelión que hasta ahora ha sido soterrada.
Dueño de ademanes histriónicos y un discurso plagado de sensiblería literaria, cuando no cita a los clásicos de la poesía, esgrime argumentos de episodios históricos, como un maestro que guía a su rebaño hacia temas educativos.
Sin embargo, información recabada al interior del Congreso, advierten que la forma de operar de Castro Meléndrez ha generado molestia en algunos de sus compañeros. El diputado Ambrosio Chávez Chávez, guasavense de cepa y también amigo personal del gobernador Rubén Rocha, no ha visto con buenos ojos la forma de manejar la situación política de su homólogo.
De hecho, hoy en día “El Bocho” se encuentra dividido por el caso de la defenestración del alcalde Jesús Estrada Ferreiro. La diputada Victoria Sánchez, aunque en lo privado se mostró en contra de las decisiones en este tema del juicio político, en lo público, como el resto de la bancada, apoyó la destitución del presidente municipal.
Sin embargo, aunque Feliciano cuenta con una oposición interna silente, lo cierto es que también tiene a sus incondicionales, como Almendra Negrete, Pedro Lobo y Serapio Vargas Ramírez.
Hasta ahora, el único factor de unión entre morenistas, además de sus intereses electoreros con miras al 2024, es el poder del gobernador Rubén Rocha Moya. Es decir, no se transita con Feliciano, se transita con el jefe del Ejecutivo. Hasta ahora, es lo que ha contenido el difícil equilibrio en un partido, que como cualquier otro, se bate en rebatinga a la hora de pelearse el poder.