¿Qué tan polarizados estamos en México?
Manuel Alejandro Guerrero
Muchos de nosotros hemos escuchado y atestiguado pláticas y conversaciones sobre temas en los quizá, en lugar de llegar a acuerdos, cada uno se va con su punto de vista. En una sociedad moderna, compleja y cada vez más plural la diferencia de pensamiento y de opinión es normal. Además, también es claro que ciertos temas y asuntos pueden ser controversiales. De hecho, una democracia sana reconoce el desacuerdo, pero también ofrece canales para que los responsables de tomar decisiones y llevarlas a cabo puedan negociarlas. Por tanto, no son lo mismo los desacuerdos en la discusión familiar en la cena navideña, que aquellos que ocurren entre personas que tienen responsabilidades de servicio público y que afectan la vida de una sociedad.
Cuando en una sociedad, la discusión sobre los temas de interés público termina simplificándose en dos posiciones cada vez más extremas y en conflicto permanente –“ustedes contra nosotros”, “buenos y malos”—se dice que se ha polarizado. En México, ¿qué tan polarizados estamos? ¿Qué temas generan más división entre nosotros? ¿Cómo estamos en comparación con otros países?
Recientemente, la agencia consultora española Llorente y Cuenca ha publicado un estudio sobre polarización, “La droga oculta. Un estudio sobre el poder adictivo de la polarización del debate público” (https://ideas.llorenteycuenca.com/2022/11/the-hidden-drug/), realizado en colaboración con la plataforma ciudadana Más Democracia. En él, analizan los resultados de más de 600 millones de mensajes en Twitter entre septiembre de 2017 y agosto de 2022 en doce países, a saber, Argentina, Brasil, Colombia, Chile, Ecuador, España, Estados Unidos, México, Panamá, Perú, Portugal y República Dominicana.
Los temas que, de acuerdo con el estudio, generan mayor controversia en el debate público en estos países son: aborto, cambio climático, derechos humanos, feminismo, inmigración, libertad de expresión, pena de muerte, racismo, salario mínimo y sindicatos. Y el nivel de polarización lo registran cuando la interacción entre comunidades diferentes es muy reducida y, en cambio, el disenso es muy alto.
Un primer dato que salta a la vista es que, en los últimos cinco años, hay un incremento de 39% en la polarización general en Iberoamérica –esto es, tomando también aquí a España y a Portugal. La explicación que ofrece el estudio es el crecimiento de una conversación polarizada en Brasil y en España, sobre todo en temas como racismo, aborto e inmigración. Sin embargo, en general los tres temas que más polarizan en Iberoamérica son aborto, libertad de expresión y derechos humanos, mientras que en Estados Unidos son aborto, cambio climático e inmigración. Contrasta también que mientras en Iberoamérica el feminismo es el cuarto tema más controversial, su nivel de polarización es 16% menor al promedio. En Estados Unidos, este tema, no figura entre los primeros cinco más polarizantes.
¿Y México? Si en Iberoamérica, Brasil es el país con la conversación más polarizada, México es, en cambio, el menos polarizado. De los temas que analiza el estudio, en México, el que genera mayor volumen de conversación es el de derechos humanos, mientras que el “territorio que más polariza” es el de la libertad de expresión. El estudio lo atribuye a la gravísima situación de acoso y amenaza en la que desempañan su trabajo reporteros y periodistas, así como al número de asesinatos impunes que padece esta comunidad. Por el contrario, el feminismo resulta mucho menos polarizante que en el resto de Iberoamérica.
¿Qué nos dice esto acerca de la polarización en México? El estudio no ofrece respuestas específicas al respecto, aunque me parece que sí sería posible plantear una hipótesis al respecto. En su estudio Polarización estratégica en redes (México: El Colegio de México, 2022), los investigadores Reynaldo Y. Ortega, Fernando Nieto, Rodrigo Dorantes y Cristina Sotomayor encuentran un dato, sobre el que no comentan demasiado en la obra, pero que nos da una clave sobre la polarización en México: los mensajes de Twitter más polarizantes pueden atribuirse, primero, a grupos de intelectuales y periodistas críticos del gobierno del presidente López Obrador, seguidos por aquellos que provienen de figuras políticas y que lo apoyan. Son reacciones y respuestas a acciones y decisiones del presidente.
Una forma de ver esto es que, en México, una gran parte de la polarización se podría explicar tanto a partir de ciertos discursos y actos del presidente, como de las reacciones que generan en la oposición y en varias voces del periodismo, la academia y el espacio público. Me parece que estas son, con todo, buenas noticias, pues no es que no haya clivajes ni temas controversiales en los que no haya divisiones, sino que la discusión polarizada está mucho más concentrada en grupos de poder que entre el grueso de la sociedad. Y eso, hoy, significa que sigue habiendo espacio para dialogar nuestras diferencias.