CCE: retos y oportunidades en 2023-2024

Francisco Cervantes Díaz, presidente del CCE y empresario

En México, el sector empresarial ha tenido la oportunidad durante el último medio siglo de agruparse en un espacio común y de plantear inquietudes y soluciones sobre temas sustantivos de la vida nacional.

Esta voz del sector ha tenido su principal impulso y consenso en el Consejo Coordinador Empresarial. En este contexto, los 14 presidentes de organismos del CCE me han dado su confianza, por segundo año consecutivo, con la tarea de encabezarlo para el periodo 2023-2024.

El desarrollo de las labores del CCE durante este periodo por venir estará inmerso en un entorno aún complejo derivado de la pandemia y de la situación política mundial.

En este 2023-2024 seguiremos atravesando por un periodo donde habrá de combatirse la inflación; afrontaremos la incertidumbre por una posible desaceleración económica; además de una intensa vida pública por el inicio de las definiciones políticas de cara a las elecciones presidenciales y de múltiples cargos en 2024.

Además, continuaremos enfrentando retos muy importantes en agendas vinculadas a nuestros ejes centrales de desarrollo, tales como el T-MEC y el aprovechamiento de la nueva etapa de relocalización, o nearshoring, para fortalecer la inversión en México.

En este marco, hemos definido en el CCE tres estrategias básicas de trabajo para 2023-2024: unidad con autonomía; diálogo y Estado de derecho; y acercamiento permanente con todos los actores de gobierno, del sector privado y de la sociedad, sin sesgos ni distingos partidistas.

Gracias a la política de unidad con autonomía, hemos consolidado un CCE plural y abierto, con diversas posturas y estilos en el abordaje de la agenda, según los intereses de cada organización, pero con consensos en lo fundamental. Así, la unidad con autonomía, ha sido el signo de identidad actual del CCE.

Por otra parte, he asumido como eje inquebrantable de mi gestión el de preservar siempre el diálogo y nunca la confrontación. El diálogo nos ha permitido como sector empresarial estar en constante intercambio de puntos de vista con todos los actores, con independencia de su tendencia política. El diálogo ha caracterizado la relación del CCE con el Poder Ejecutivo y con el gabinete gubernamental; con los legisladores de todos los grupos parlamentarios; con el Poder Judicial y con los órganos autónomos; y también con los gobiernos locales, gobiernos municipales y grupos diversos de la sociedad.

Apostar por el diálogo, por los acuerdos, siempre ha sido mi convicción personal. Es la única forma de construir soluciones a todos los retos que se nos presentan. Como coordinador de los esfuerzos del CCE, mi compromiso con el diálogo ha conllevado una enorme responsabilidad para asumir los temas difíciles con debida profundidad, pero con tolerancia frente a puntos de vista diferentes; con el ánimo siempre para escuchar y entender otras motivaciones sin descalificar ninguna, y con la sobriedad y temple para consensar soluciones o exponer con claridad nuestras divergencias.

Con esta convicción he abordado, por ejemplo, los asuntos laborales; también de políticas antiinflacionarias; así como diversos temas energéticos. Este seguirá siendo mi sello durante todo este segundo año, y más aún, frente a las mayores intensidades políticas por venir.

Por otra parte, en nuestro proyecto de trabajo para 2023-2024 siguen presentes tres pilares: a) impulsar al máximo las ventajas del T-MEC y del comercio; b) apoyar desde todos los ángulos posibles a las Pymes; c) consolidar acciones empresariales con sentido social d) impulsar el liderazgo de las mujeres en todos los aspectos de la vida empresarial.

El T-MEC es determinante para el crecimiento y desarrollo de México. Por el T-MEC se explica más del 50 por ciento del PIB nacional. Gracias a su dinamismo, ha sido posible que el país alcanzara una tasa de crecimiento anual del 3.0 por ciento, pese al difícil entorno inflacionario.

Respecto de las Pymes, continuaremos explorado diversos caminos para incorporarlas a más cadenas de valor y suministro, aunado a consolidar nuevas políticas de apoyo y capacitación a través de la banca de desarrollo.

En estos tiempos, el sector empresarial asume también su papel de responsabilidad social. Con dicha premisa, respaldaremos toda acción orientada a fortalecer la inclusión, tal y como ha sido en nuestro esmero por apoyar al Sur Sureste de México, además de considerar factores vinculados al desarrollo humano, al medio ambiente y al bienestar general de las comunidades.

Es así como inicia un nuevo ciclo fundamental para el sector privado nacional. Con el mantenimiento de la unidad en la autonomía y del diálogo como signo de nuestra identidad para construir acuerdos, es como seguiremos avanzando a favor de mantener la reactivación económica de México y el dinamismo de la muy diversa actividad empresarial de nuestro país.

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