El montaje: Lo que el pueblo entiende sobre la campaña de criminalización contra la UAS
Álvaro Aragón Ayala
Resulta, es de fe pública, el pueblo lo sabe, que todo lo que se escribe o difunde contra la Universidad Autónoma de Sinaloa, son verdades a medias o mentiras completas. En sí, falsedades toscas. Que el propósito de publicar sofismas o tergiversaciones es crear la vitrina de la criminalización contra las autoridades de la UAS y de paso contra el fundador del Partido Sinaloense, Héctor Melesio Cuén, bajo el amparo de la libertad de expresión, para apoyar a un grupo que atenta contra la autonomía de la institución y que pretende tomarla por asalto.
Es verdad: todo es indudablemente la relatoría de mentiras. Esa estrategia de persecución y linchamiento y criminalización contra los funcionarios de la UAS y personajes políticos y su familia, fue inventada para justificar la fabricación de delitos con el ánimo de meterlos a la cárcel y despejar el camino para el secuestro de la máxima casa de estudios, únicamente que la sociedad ya sabe el fondo y trasfondo de esta campaña y que la criminalización obedece a motivos perversos.
Efectivamente, el pueblo ubica como el cerebro de los ataques, no tanto al gobernador Rubén Rocha Moya, sino a su secretario general de gobierno, Enrique Inzunza Cázarez, quien, apareado con funcionarios estatales jubilados de la UAS, y los diputados Feliciano Castro Meléndrez y José Manuel Luque Rojas, también jubilados uaseños, creen que llegó la hora de regresar a la Casa Rosalina, que es tiempo de incorporarla a los proyectos de adoctrinamiento de Morena.
La orquestación de la campaña de persecución y linchamiento, la cual raya en la vulgar criminalización, derivó de la oposición de la comunidad universitaria, entre ellos el Rector Jesús Madueña Molina, a la aplicación a la Ley de Educación Superior del Estado. Contra Cuén Ojeda vino por su afinidad a la máxima casa de estudios. Fue Cuén en función de Rector el que arrebató y rescató a la Casa Rosalina de las hordas vandálicas que hoy pretenden volver a demolerla para edificar sobre sus escombros la Universidad Anárquica. La misma del pasado.
Obviamente que para que funcione la campaña de persecución y linchamiento público -sobre todo de acoso mediático y de criminalización- los conspiradores contra la UAS requieren de aliados que difundan mentiras y que repitan las falsedades que paso a paso se van construyendo, convirtiendo todo lo legal en ilícito y todo lo normal en irregular. En ese túnel sin retorno se zambutieron algunos medios de comunicación.
Ya se ha dicho: el acoso, persecución, linchamiento y criminalización pública, que se aplica contra el Rector y otros funcionarios de la UAS y contra Héctor Melesio Cuén y su familia, contiene parte de las estrategias de lo que se llama la “Caja China” amalgamada con la agenda-setting. Se concentra en la aplicación técnica usada por el jefe de la propaganda Nazi, Joseph Goebbels, que decía que “una mentira repetida mil veces se convierte en verdad”:
1.- Se crea un escenario, un ataque, en algún medio de comunicación, local o nacional, con la publicación-difusión de verdades a medias o mentiras completas, con datos falsos o adulterados. La publicación debe ser en portada e interiores con letras negras o rojas.
2.- Ese escenario tiene como propósito juzgar y sentenciar, criminalizar, sin derecho a la presunción de inocencia y a un debido proceso, al personaje blanco de la campaña. La fabricación del teatro informativo debe ser novelesco, con tintes policiacos, de tal manera que despierte el morbo de los lectores o escuchas.
3.- Con base en ese escenario distorsionado, se entrevistan a personajes a los que se les dice lo que deben “denunciar” y que obviamente abonarán al proceso del linchamiento. Esos personajes deben ser aliados del grupo que planeó el linchamiento político-público.
4.- En el proceso de lapidación política, pública y privada, se involucran opinólogos, analistas y columnistas, que otorgan grados de veracidad al escenario falso o a las verdades a medias, completando así un círculo que se repite cada semana o cada quince días, según la dinámica informativa de la estrategia.
Obviamente, la información falsa sólo representa uno de los lados obscuros de la campaña antiUAS y antiCuén, y suele incrementarse cuando hay noticias en el sentido de que la UAS va ganando los amparos contra el Congreso Local y el gobierno del Estado o cuando se sabe que la Auditoría Superior de la Federación rechaza la injerencia los Congresos Locales y de las Auditorías Estatales en cualquier tipo de investigación contable administrativa en las universidades públicas estatales.
La campaña mediática se ajusta entonces a la métrica del linchamiento informativo, linda en la criminalización pública, en la violencia estructural por la colusión ejercida por funcionarios públicos graduados en la fabricación de medias verdades y mentiras completas con el contubernio de algunos medios de comunicación de masas, cuyo propósito es degradar, desprestigiar y/o desacreditar con esa campaña difamatoria y machacona en las que abundan los escenarios “galácticos”, las aventuras noveladas de supuestos actos ilícitos salidos de imaginaciones perversas. Para desgracia de los enemigos de la UAS: el pueblo lo sabe. Lo sabe todo.