Un gobierno sobre las olas es un gobierno peligroso

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

“Es peligroso tener razón cuando el gobierno está equivocado”: Francois-Marie Arouet, mejor conocido como Voltaire.

La Semanera de Rubén Rocha Moya es una tribuna pública destinada a denostar sin fundamento a las autoridades de la Universidad Autónoma de Sinaloa. La respuesta a los infundios gobiernistas se dio a conocer de inmediato para poner las cosas en su lugar. La sociedad no debe ser engañada.
Una tribuna pagada por el gobierno deja de ser honesta y moral cuando se hace para dañar la imagen de una institución que sólo se ha dedicado a formar a los profesionistas que sirven al gobierno, a los empresarios y a su independencia profesional.
Nadie le reprocha al Gobernador si ha prestado ayuda a la Universidad que tuvo el privilegio de dirigir pero que ahora se le olvida y la ataca. Nadie le discute si ama o no a la Universidad y a su comunidad universitaria, pero lo cierto que ha despertado muchos rencores en su contra. El Estado requiere de su atención y solución a sus problemas. La Universidad Autónoma de Sinaloa no es el gobierno, es una institución que educa y forma a los sinaloenses y mexicanos para conducirlos a la producción de bienes y servicios. Es el alma del desarrollo de los pueblos y sus comunidades.
No es digno de un gobernante que utilice una tribuna pública para cuestionar la libre expresión de ciudadanos interesados en analizar lo que sucede en el entorno social, económico, político y gubernamental. La Universidad no utiliza medios de comunicación masiva para denostar a sus autoridades a costos que le deben representar a las finanzas públicas sumas cuantiosas, cuyos gastos quizá no se auditen porque son gobierno y los pueden catalogar como de seguridad pública.
Que saludable resultaría para la sociedad en general que el gobierno del Estado atendiera de manera preferente las necesidades que le urgen como el combate a la inseguridad y la falta de castigo a los delincuentes. La Universidad no es foco de inseguridad ni tampoco un riesgo social.
Han transcurrido casi dos años y todavía la sociedad no conoce lo que el gobierno del estado ha realizado en obras y servicios.
Se anuncian algunas obras, pero el estado sigue igual de pobre en su desarrollo comunitario. Se requiere voluntad política para invertir y generar empleos, pero se ha preferido entablar un conflicto contra la Universidad de los sinaloenses a través de una Ley de Educación Superior que fue expedida con fines aviesos, provocativos y lesivos a la autonomía universitaria, pero la rentabilidad esperada se les está revirtiendo.
En el Gobierno del Estado conocen muy bien que el conflicto llevará tiempo y los desenlaces quizá no sean los más convenientes para el Estado. Los universitarios sabrán defenderse en cualquiera de las aristas del conflicto. El Gobernador se irrita y lo hace cometer errores. Los asesores le están fallando y lo llevan directo a lamentar consecuencias no deseadas.
La lucha legal seguirá porque hay mucho todavía por hacer. Hay conciencia plena de que la persecución política y el uso faccioso de las instituciones como la Fiscalía General y la Auditoría Superior del Estado seguirán en su consigna de intimidar con carpetas de investigación y la probable judicialización de los asuntos.
Lo podrán hacer, pero la protección de la autonomía de la Universidad Autónoma de Sinaloa será llevada hasta las últimas consecuencias. Temor no lo hay, coraje y decepción bastante. La denostación al Rector y a los funcionarios de la Universidad deberá sancionarse porque el repudio de la comunidad universitaria ofendida ya se lo han ganado. Le huyen al combate a la inseguridad y se escudan en un conflicto que no los favorecerá. Un gobierno sobre las olas es un gobierno débil y peligroso. El tiempo lo dirá.

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