¿Qué hay detrás de los ataques a la Corte?
Leopoldo Mendívil
Por lo que se ve en su currículum, usted es doctor en Derecho Constitucional por la UNAM y entre las variadas cátedras que ha impartido está la de Derecho Electoral. Por ello, cuando usted dio a conocer los 21 paquetes en los que agrupó el montón de artículos en los que el Plan B de la Reforma Electoral (B-RE) violaba la Constitución, me pareció una aportación valiosa al debate legislativo, además de estar sólidamente fundada.
Lamentablemente, sus correligionarios de MORENA sólo oyen la voz del amo y no la de los intereses ciudadanos que debieran representar. Aprobaron al trote moche el B-RE, cuya primera parte acaba de invalidar la Suprema Corte de Justicia de la Nación. Los ministros resolvieron en tal sentido por la falta de respeto al procedimiento legislativo y eso ha enfurecido al inquilino de Palacio Nacional. ¡Imagínese si los ministros hubieran entrado al fondo legal del B-RE!
Dicho lo anterior, usted nos ha dejado perplejos y diría que hasta defraudados con sus declaraciones vertidas hace dos días en el foro de debate “El golpismo de la SCJN”. Golpismo… ¿Golpismo de quién, realmente?
Vayamos por partes.
“El Poder Legislativo tiene facultades de control parlamentario sobre los ministros de la Corte,” expresó usted. “Lo que sucede es que no lo hemos ejercido, pero el Senado o el Congreso nombra a los ministros de la Corte, y tenemos posibilidad y facultad de citarlos a comparecer.” Supongo que así es, pues lo dice un constitucionalista de su calado; lo que yo sabía es que los propone el Ejecutivo y el Senado los ratifica, pero no nos detengamos en minucias.
Ahora explíquenos, ¿a título de qué citarían a los ministros? ¿No haber complacido al caudillo de Palacio Nacional? En el remotísimo caso de que los ministros aceptaran comparecer, los legisladores morenistas se expondrían a que abiertamente les echaran en cara su proceder ilegal y faccioso. Más curioso resultaría, cuando los legisladores no han ejercido a plenitud su facultad al aceptar quedarse plantados con las comparecencias del secretario de la Defensa Nacional y de la directora de CONACYT. Y se han aguantado los descolones.
Con un sofisma más que menos emocional, usted vinculó los sueldos de los ministros a sus votos sobre la resolución; no dio usted ningún argumento legal para descalificar su decisión.
Caray, don Ricardo, usted que es tan buen polemista ya cayó en el uso de la posverdad lopezobradorista; ahora resulta que ganar más que el presidente en automático los hace privilegiados y de dudosa conducta. Es bien fácil bajarse el sueldo si AMLO no tiene que pagar renta, luz, gas, alimentos, gasolina, servicio doméstico, automóviles, médicos, medicinas y un largo etcétera que le brindan en Palacio Nacional. Entiéndame, no estoy a favor de los altos salarios, pero tampoco de las imposiciones demagógicas.
Todos los morenistas, desde usted, Mario Delgado e Ignacio Mier, hasta los personeros que rodean las instalaciones de la Corte, han coreado las amenazas proferidas por el presidente en contra de la Corte. ¡Y encima usted pidió “mesura a quienes defienden a la Corte”! Si no fuera patética, me reiría de la contradicción.
Usted tiene décadas en la política y sabe que a veces se gana y a veces se pierde; ustedes perdieron por perpetrar un agandalle legislativo fuera de toda norm. Pero eso ya sabían que iba a ocurrir, así que le pregunto, ¿a qué le tiran?
La única explicación lógica es que están sembrando el ambiente con incertidumbre y dudas para que, si pierden, poder alegar que hubo fraude y así desconocer los resultados. Las bases morenistas, que en Dios creen y en Andrés Manuel adoran, aceptarán cualquier falacia que les digan y estarán prestos a una agitada movilización en contra de “una minoría rapaz de conservadores”. No se vale, don Ricardo, la gobernabilidad del país está en juego.
Así que le vuelvo a preguntar, ¿golpismo de quién?