La ecología se fue al cara%$

Leopoldo Mendívil

Los mexicanos tenemos una pésima memoria, vamos, ni siquiera la de corto plazo nos funciona. Ya se nos olvidó que hace un año Monterrey se quedó sin agua, mientras el Tepozteco ardía en llamas. O que hace tres, amplias regiones de Tabasco fueron inundadas.

Espero que ustedes, distinguidas corcholatas, suspirantes y aspirantes, tengan mejor memoria y den un giro de 180º a la no-política ambiental de la 4T.

El calentamiento del medio ambiente en México está por encima de la media mundial y, de seguir así, para 2030 será entre 3ºC y 4ºC (Climate Analytics); nada se ha hecho para detenerla.

Nuestro país, pese a todos los acuerdo internacionales, sigue siendo uno de los 15 países con mayor cantidad de emisiones de gas de efecto invernadero y la 4T le sigue metiendo dinero bueno al malo en PEMEX y Dos Bocas.

12 millones de personas no tienen acceso constante al agua, siendo cada vez más difícil extraerla. Las plantas de tratamiento del vital líquido no se aprovechan, pues apenas funcionan a la mitad de su capacidad.

Nuestro país nunca se habría sacado la medalla de oro en cuidado del medio ambiente (C-MA), pero las políticas públicas en la materia van de mal en peor, aun cuando el Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático de la ONU ha advertido que México, por su ubicación geográfica, es altamente vulnerable. Según su contabilidad, las víctimas mortales por sequías, inundaciones y tormentas en nuestro país son 15 veces más numerosas que en otras regiones del planeta. Ya ven que para poner muertos nos pintamos solos…

¿Qué se ha hecho en los años recientes?

Empecemos con el presupuesto. En 2015, los recursos gubernamental para el C-MA fueron de 100 mil millones; para 2021 se redujeron a una tercera parte (Matar el futuro, MCCI, 05/06/2023). So pretexto de austeridad –yo diría de la necedad-, las delegaciones estatales de SEMARNAT se redujeron a meras representaciones. ¿Y adivinen quiénes son los responsables de atender los problemas ambientales locales? Los súper-delegados del Bienestar. Me pregunto bajo que criterio científico pueden ellos emitir Manifestaciones de Impacto Ambiental.

También desaparecieron de SEMARNAT varias subsecretarías, quedando solamente tres. Lo más grave del asunto es que al frente de dichas oficinas están funcionarios provenientes de la Secretaría del Bienestar, quienes seguramente son expertos en dádivas pero no han de saber qué es el CO2. Algo similar ha ocurrido en la Procuraduría Federal del Medio Ambiente.

Lo que movería a risa si no fuera una tragedia es que al frente de la Comisión Nacional Forestal quedó un operador político de MORENA; la Comisión Nacional para el Uso y Conocimiento de la Biodiversidad es hora encabezada por el fundador de ese partido en Hidalgo. De la desaparición del Instituto Nacional de Ecología y Cambio Climático y de la pérdida de personal capacitado en C-MA podremos seguirnos lamentando hasta que acabe esta administración.

Peor se las voy a contar. La política de SEMARNAT hacia las áreas protegidas es de colonización, con lo cual ni siquiera se respetan los derechos de los pueblos originarios. Con esta premisa tan equivocada es que se echó a andar la construcción del Tren Maya, porque este gobierno no entiende que en todo país debe haber zonas intocadas por el hombre por el bien de sus ciudadanos y de la humanidad entera.

Mientras que expertos de la UNAM pugnan por una agricultura más agroecológica, el dichoso programa “Sembrando Vida” va en sentido contrario. Los campesinos, con tal de recibir la ayuda, talan parejo y siembran frutales y maderables que no son nativos, provocando la destrucción de los ecosistemas. De acuerdo con Global Forest Watch, tan solo un año después de la implementación del programa, se deforestaron 79 mil hectáreas forestales en seis estados sureños. Claro, esos campesinos seguramente son votos cautivos.

El espacio se me acaba como para abordar la contaminación del aire, tan grave en el Valle de México o el manejo de la basura, así como las enfermedades que provocan. Termino recordándoles que el descuido del medio ambiente tiene impactos económicos por miles de millones de dólares cada año y las pérdidas afectan mayormente a los más pobres, así que no hay manera de justificar las decisiones y los caminos tomados por la 4T.

Aquel de ustedes que llegue a la silla presidencial, si tiene un mínimo de sentido común y responsabilidad, debe detener esta destrucción.

Como dicen por ahí, se puede tener un Plan B para otras cosas, pero no hay un planeta B.

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