La vendetta de Rocha contra Malova
Álvaro Aragón Ayala
Con el tema de la corrupción, el gobernador Rubén Rocha Moya entró en una confrontación política directa con el ex gobernador Mario López Valdez -Malova-, quien en el 2021 lo apoyó en su campaña como candidato de Morena-PAS llegando incluso a negociar una diputación local morenista para el malovista César Ismael Guerrero Alarcón. En cambio, Quirino Ordaz Coppel considerado el “pez gordo” de la corrupción, fue catalogado por Rocha como “el buen Quirino” que regaló 200 millones de pesos.
El nuevo diferendo político con alto tufo de vendetta política lo libra Rocha Moya con el ex gobernador, a quien prácticamente le cantó “un tiro” por su “acercamiento” en las tareas de la sucesión de dirigentes del PRI y porque algunos columnistas políticos han asegurado que Mario López buscará una Senaduría de la República. Malova dice que es amigo de Marcelo Ebrard, “corcholata” de Morena, y de Alejandro Moreno, dirigente nacional del PRI.
En el 2010, cuando Rubén Rocha Moya fungía como jefe de la coordinación de asesores de Jesús Aguilar Padilla, Mario López lanzó, apoyado por Juán S. Millán, su candidatura al gobierno de Sinaloa por el PAN-PRD-Convergencia (Movimiento Ciudadano). Rocha y Aguilar apoyaron la candidatura de Jesús Vizcarra Calderón por la vía del PRI-PVEM-Nueva Alianza. Perdieron.
Cargando la derrota del candidato priista, Jesús Aguilar Padilla y Rubén Rocha Moya se autoasilaron en la Ciudad de México, en donde el gobierno del priista Enrique Peña Nieto les abrió las puertas. Aguilar trabajó en una subsecretaría de Agricultura y Rocha tomó posesión como subdirector de Capacitación y Servicios Educativos del ISSSTE que tenía bajo su responsabilidad el Programa de Atención al Envejecimiento y el Sistema de Guarderías en todo el país.
Desde la Ciudad de México, Jesús Aguilar Padilla y su equipo, en el que figuraba Rubén Rocha, planearon su retorno a Sinaloa. La campaña de Quirino Ordaz Coppel, abanderado del PVEM y el PRI, les dio la oportunidad de su regreso. Ya como gobernador, Rocha Moya fue contratado como jefe de la coordinación de asesores del gabinete quirinista. De ahí saltó al Senado y luego a la gubernatura.
En la conferencia semanera, Rubén Rocha comentó que Malova quiere vender historias viejas que afectaron al estado para querer asaltarlo de nuevo. “En el PRI creen que Malova tiene una reserva electoral que les va servir”, expuso. Dijo que “Malova compró al PRI” y manifestó “qué bueno que no quiere ser senador por Morena porque me metería en un problema a mí”, y recordó el proceso penal contra el ex secretario de Administración y Finanzas, Armando Villarreal, por presunto desvío de 263 millones. “Son sátrapas de la administración”, dijo.
Sostuvo que el desvío se resolvió ya en el gobierno de Quirino sólo con el pago de dos millones de pesos y el resto se los llevaron. “El buen Quirino les regaló 200 millones de pesos”, indicó y agregó que el gobierno morenista ha pagado mil millones de pesos de deuda que dejó Malova, quien dejó de enterar al IPES mil 986 millones de pesos. “Que al rato no vengan con la cara lavada”, expresó.
EL “PEZ GORDO”, INTOCABLE
El cobijamiento político del exgobernador corrupto Quirino Ordaz Coppel marcó el anticipado fracaso de la lucha contra la corrupción en Sinaloa. Pese al evidente saqueó del erario público el ex gobernador fue nombrado embajador de México en España para que proporcionara información clave para desfondar el Grupo Atacomulco del estado de México.
Rubén Rocha Moya ha protegido al exmandatario estatal señalado por diputados de Morena de la LXIII Legislatura de frívolo y corrupto y de usar el presupuesto público de manera discrecional. Las cuentas públicas quirinistas, plagadas de irregularidades administrativas y saqueos, fueron selladas. Sobreprotegidas.
El saqueo del presupuesto público del 2017 al 2021 fue descarado en todas las áreas. Quirino construyó, con dinero del pueblo, el Kraken, un ostentoso coloso del futbol que regaló a un particular; modernizó con recursos del erario público los estadios de béisbol concesionados a particulares y gastó más de 2 mil millones pesos en publicidad e imagen.
En funciones de gobernador el magnate hotelero de Mazatlán no licitó el 70 por ciento de la obra pública; su hermano Juan Carlos Coppel la distribuyó a discreción a cambio del 20 por ciento del costo total de la obra. Para garantizar el pago del “moche”, 13 obras fueron liquidadas por adelantado y dejadas inconclusas por el quirinismo.
Las áreas de compra de medicamentos y otros insumos -material y equipo médico- y de construcción de la secretaría de Salud fueron operadas del 2017 al 2021 desde el Tercer Piso, lo cual que propició el saqueo, el desabasto a veces ficticio y a veces real de medicinas y la construcción de edificios “chatarra” para albergar el Hospital Pediátrico, el Hospital General de Mazatlán, el Hospital General de Culiacán y el Centro de Salud Urbano de Culiacán.
Bajo el argumento de la pandemia, durante el 2020 y el 2021, el gobierno de Quirino Ordaz Coppel abandonó el sector educativo. En kínderes, primarias y secundarias, no se aplicó el recurso presupuestado para la conservación y rehabilitación de planteles. Decenas de escuelas registran todavía un grave deterioro. El dinero lo “esfumó” el hotelero y no dejó muchas evidencias de su paradero.
Abajo y atrás del afloramiento de pequeños casos de corrupción, que ubicarían a “charalitos políticos”, peces pequeños, se esconde todavía la escandalosa y obesa corrupción prohijada por el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, el intocable, el ex gobernador al que se le conocen todas sus transas y saqueos, pero que se regodea de protección plenipotenciaria. El “pez gordo” de la frustrada lucha contra la corrupción en Sinaloa se cobija en la embajada de México en España.