La UAS hoy. En auge

José Luis López Duarte

A pesar de todos los vaivenes políticos a la que ha sido sometida la UAS por el acoso político del gobierno de Sinaloa, ésta sigue su curso defendiendo la autonomía de las agresiones gubernamentales y trabajando “a brazo partido” el programa de transformaciones 2025 que ahora se reconoce en la certificación internacional de la carrera de medicina, un logro especial después de 20 años de instaurar la mejora continua como estrategia de desarrollo.

El 28 de agosto la UAS abrirá sus puertas de par en par para el regreso de 170 mil estudiantes, que arrancaran el ciclo escolar 2023-2024, con el propósito de la consolidación del nuevo modelo educativo que se ha diseñado en el nivel de educación superior, para pasar luego a la reforma del nivel medio superior en el nuevo plan académico, 2024-2025, intentando lograr otro salto como el 2005-2006, cuando el bachillerato de la UAS se convirtió en líder y ejemplo nacional para la reforma del bachillerato nacional.

En este contexto de intrigas, bajas pasiones y ambiciones políticas de parte del gobierno de Sinaloa que intenta a toda costa violentar la autonomía de la UAS, ésta trabaja en pos de la actualización y modernización en el contexto de una globalización e internacionalización de la economía mundial y guerra comercial entre las superpotencias de Estados Unidos y China, para producir trabajadores calificados y aptos para ese nuevo mundo laboral cada vez más demandante. La UAS pretende eliminar viejos lastres que ahora busca revivir el gobierno estatal con la inconstitucional Ley de Educación Superior que han decretado y que ha resultado violatoria a la constitución.

Es obvio que el afán del gobernador Rocha es meramente político y económico, que lo han llevado al absurdo de arañar la autocracia en su ejercicio de gobierno, al extremo de expulsar a buena parte de sus aliados en aras de ese absurdo absolutismo de gobierno, absurdo que lo reduce y ahoga en su desempeño. El gobernador no ve que se ha convertido en un obstáculo y un freno para el desarrollo de la UAS, ignorando y menospreciando los logros de una generación de liderazgos universitarios que están construyendo la universidad del siglo XXl, en el contexto de una revolución científica y tecnológica que avanza a velocidades que parecen inalcanzables.

La UAS y su comunidad no merecen ese desprecio y el trato de quien debiera ser su mejor aliado, precisamente porque al final del día, tener una mejor universidad es una de los mejores aportes a la sociedad y esa es una gran ayuda para un mejor gobierno.

No entender esa elemental ecuación y pretender imponer antes que dirigir una sociedad y sus instituciones es el resultado de un gobierno absurdo producto de su autoritarismo .

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