¿Quién asesinó a Atilano Román? La acusación contra Feliciano Castro

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

Nueve años de impunidad. Fue el once de octubre del 2014 cuando un par de sicarios asesinaron a Atilano Román en Mazatlán, Sinaloa. Conducía su programa de radio “Así es mi tierra” en Mazatlán, Sinaloa. Se encontraba en una cabina de radio en una conocida cadena editorial mazatleca cuando ocurrieron los hechos que culminaron con la privación de la vida del inquieto dirigente comunero.

Gobernaba el Estado en ese entonces Mario López Valdez, el popular “Malova”, quien, al conocer los lamentables hechos del homicidio de Atilano Román, declaró que se harían todos los esfuerzos y se abordarían todas las líneas de investigación para dar con el paradero de los culpables y castigarlos como se merecía. El discurso natural de los políticos que declaran pero que no sientes en realidad el compromiso social de esclarecer ese tipo de delitos, porque regularmente en los mismos se encuentran personajes ligados al gobierno o a la política.

“Malova” presumió que tenía al mejor policía en la persona del muy conocido “Chuy Toño” pero, aun así, concluyó su periodo gubernamental sin que se diera con los culpables de ese homicidio o ¿no quisieron detenerlos?

Le siguió Quirino Ordaz y también se hizo el desentendido ya que no mostró el menor interés en esclarecer ese asesinato al nombrar a un Fiscal que le tuvo miedo hasta su sombra. La mejor estrategia para no comprometerse y evitar el incumplimiento con compromisos presumiblemente contraídos con la delincuencia organizada. En ese periodo de Ordaz Coppel tuvo lugar el primer “Culiacanazo” sin que se castigara a nadie por esos hechos. El crimen de Atilano Román si siquiera fue mencionado en ese gobierno de corrupción.

Diez impactos de bala acabaron con la vida del conocido dirigente que exigió del gobierno que los comuneros que fueron afectados por la construcción de la presa “Picachos” fueran indemnizados legalmente y sin regatear montos por el valor de las tierras que habían venido trabajándolas por varias generaciones.

Hubo marchas, bloqueos carreteros, plantones en el gobierno, difusión intensa a través de los medios de comunicación estatal y nacionales y el programa de radio que tenía en la Organización Editorial Mexicana en Mazatlán, el dirigente asesinado. Hubo sospechas de diversos personajes, entre los que se encuentra el actual dirigente de la Junta de Coordinación Política del Congreso del Estado, Feliciano Castro Melendrez, mismo que fuera denunciado por el asesinado Atilano Román.La denuncia fue porque al parecer el ahora diputado coludido con funcionarios de Banamex se había apropiado de algunos cheques por alrededor de 40 millones de pesos, de una suma total de 250 millones de pesos que se habían destinado para el pago de las tierras expropiadas para la construcción de la “Presa Picachos”.

Los desplazados de la presa picachos encabezados por el dirigente comunero Atilano Román, presentaron denuncia al Ministerio Público por esos hechos y a los pocos días de haberse formalizado, ocurrió el crimen del dirigente comunero sin que hasta la fecha se haya esclarecido ¿Quién se benefició con ese crimen?

La Fiscal Estatal debe conocer de esa carpeta de investigación, y seguramente que en la misma puede haber información importante que pueda implicar a algún personaje del gobierno o de la policía. Así como se da tiempo para perseguir al Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa y a sus autoridades, no sería más importante que se avocara a investigar el homicidio de Atilano Román y otros muchos que se encuentran sobre la cubierta de su escritorio y que activarlos podrían caerle rayos y centellas o ¿promover la impunidad es su característica?

No sería casual que en el Congreso del Estado se hayan sustraído y cobrado un número importante de cheques cuya cantidad oscila en los cien millones de pesos y en los hechos relacionados con ese delito se mencione precisamente a Feliciano Castro ¿La Fiscalía por qué no investiga? ¿Es una institución que solapa criminales? La familia del líder comunero abatido por balas exige desde entonces castigo a los culpables, pero todavía no hay quien se decida a investigar esos hechos.

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