Migración: jaque para las elecciones
Leopoldo Mendívil
Por si algo nos faltara rumbo al 2024, el gobernador republicano de Arizona, Greg Abbot, firmó el pasado 18 la ley que popularmente se conoce por su nombre, mediante la cual se faculta a la policía estatal para detener a cualquier persona y exigirle documentación probatoria de que su residencia es legal dentro de EUA.
La medida entrará en vigor a partir de marzo y es muy probable que las organizaciones defensoras de los derechos humanos la impugnen ante la Suprema Corte de Justicia de EUA, con base en que la política migratoria y la aplicación de la ley correspondiente es una facultad federal, no estatal.
Mientras la Corte toma una decisión, Abbot espera reducir la migración a la mitad, pues permitirá detener y deportar a territorio mexicano a toda persona que haya entrado ilegalmente a Arizona. O sea, nos pasan la papa caliente, una vez más.
Por otra parte, y como usted sabe, el gobierno federal de EUA cerró temporalmente los cruces fronterizos por donde entran los trenes, aduciendo que tan solo el mes pasado y mediante los trenes, 10 mil personas se introdujeron ilegalmente escondidos en los vagones de carga. Ya se imaginará la gracia que la medida está haciendo a las compañías ferroviarias, las cuales deben pagar multas enormes por cada día de retraso en sus entregas.
Hace 10 años que la migración latinoamericana empezó a crecer dadas las condiciones de violencia existentes en Centroamérica, hasta convertirse en un problema para México y nuestro vecino del norte. El fenómeno fue aprovechado electoralmente por Donald Trump, con una retórica inflamada de vituperios y denostaciones durante su campaña de 2016.
Lo cierto es que la migración es un tópico que mueve resultados electorales en EUA, como lo demuestra un estudio de la Universidad de Tufts y la de Loyola-Chicago. Los investigadores Ernesto Tiburcio y Kara Ross Camarena encontraron que a el incremento en la migración tiene dos efectos; por un lado, provoca el aumento de la votación hacia el Partido Republicano, el cual es abiertamente anti-inmigración. Por el otro, se da una reducción en el gasto púbico; tal vez a esto último obedezca que el voto con mayor fluctuación sea el los hispanos (The Washington Post, 21/11/2021).
Como en 2020 la migración se redujo debido a la pandemia, el tema quedó fuera del debate público, dejando como foco de atención los asuntos económicos y favoreciendo al candidato demócrata Joe Biden.
En 2024 la migración está en el centro de la discusión pública y es una de las políticas en las cuales el actual presidente estadounidense califica mal. Por ello, su equipo de gobierno negocia con tres senadores la forma de introducir medidas más duras contra la migración, a cambio de que el Senado le apruebe un presupuesto adicional de ayuda a Ucrania.
El acuerdo contempla criterios más restrictivos alrededor de las peticiones de asilo, así como un presupuesto de 14 mil millones de dólares para implementar las medidas y que un mayor número de migrantes permanezcan en un tercer país seguro mientras se analizan sus peticiones. O sea, pragmatismo político para quitar una bandera electoral a su principal rival, Donald Trump. La administración Biden tiene verdadera urgencia de que el acuerdo migratorio llegue a buen fin, pues los fondos de ayuda a Ucrania se han acabado.
Por el lado que veamos la situación en EUA, son malas noticias para nuestro país.
Oficialmente, México no es el tercer país seguro para recibir a los migrantes deportados o en espera de trámites, los cuales suelen tardar meses. Asimismo, nuestro país no cuenta con albergues suficientes, ni oficiales ni los que patrocinan iglesias y organizaciones civiles, por lo cual ahora se instalan en la vía pública de las distintas ciudades, incluida la capital del país. Los graves problemas de salud, alimentación, agua e higiene son el estado natural de los migrantes acampados, con el agravante de que vivir en la calle los expone doblemente a ser víctimas de la delincuencia.
La apuesta de la 4T de aplicar el programa “Sembrando Vida” para detener los flujos migratorios no pasa de ser una buena intención, pues solo se está aplicando en algunos países de Centroamérica y los migrantes ya vienen de muchas otras naciones, incluidas las de otros continentes.
Más allá de las valoraciones éticas y humanitarias, también es necesario evaluar hasta dónde se puede ayudar a los migrantes y qué tanto se puede hacer con las naciones expulsoras. Además del problema social y económico que representan, ahora está el factor internacional metido.
Sinceramente, no le encuentro la cuadratura al círculo. Para mí que necesitamos encomendarnos a San Toribio Romo, patrón de los migrantes para que nos haga el milagro de encontrar respuesta a este berenjenal.
Problemas ya nos sobran.