CAMPAÑAS: ¿En qué fijarnos? (1)
Leopoldo Mendívil
Para cuando ustedes lean estas líneas, Xóchitl Gálvez, de la coalición opositora Fuerza y Corazón por México, habrá arrancado su campaña por la Presidencia en Fresnillo, Zacatecas, la ciudad considerada como la más insegura del país, para luego trasladarse a León, Guanajuato.
Claudia Sheinbaum, la aspirante de MORENA-PT-PVEM, hará lo propio por la tarde en el Zócalo de la CDMX, sitio emblemático para su partido y aliados cuando eran oposición. Jorge Álvarez Máynez, candidato de Movimiento Ciudadano, dará comienzo hacia la noche en Lagos de Moreno, Jalisco. Como vemos, cada uno ha escogido el sitio donde puede mostrar “músculo” partidista.
No sé ustedes, pero en mi observación de los candidatos, dejaré atrás las apariencias, pues no las quiero para novias, ni de cuate para echarme una cerveza; los necesito para gobernar el país, mi país. Me da lo mismo si una candidata tiene sobrepeso y la otra es delgada; si una es simpática y la otra es muy seria; si uno es demasiado joven no… Para mí es más importante su temple, su inteligencia, su empatía, su firmeza (que no autoritarismo) y su amplitud de visión del mundo. Es decir, ver de qué están hechos.
Tampoco me interesan sus ideologías per se, sino cómo éstas impactan en su método para analizar los problemas del país y cómo eligen alternativas eficientes de solución, respetando las libertades ciudadanas y fomentando la inclusión.
A lo que voy es a que me fijaré más en los “cómos” y menos en los discursos de los “qués” a los que los aspirantes dedicarán los próximos 90 días.
Para la gran mayoría de los ciudadanos, la inseguridad es el principal problema del país. Más que atender a las grandes estrategias de combate al crimen, me fijaré en cómo piensan combatir la IMPUNIDAD, ese erizo que, con púas envenenadas, infecta muchos ámbitos de la convivencia social.
Observaré cómo se proponen fortalecer a los cuerpos policíacos estatales y monitorear los indicadores de cumplimiento, coordinarse con los gobernadores para el combate al crimen organizado en sus distintos “negocios” y cómo se plantean una relación clara con Estados Unidos con respecto al narcotráfico.
La impunidad también pasa por cómo piensan exigir resultados a las fiscalías, por muy autónomas que sean. Ello implica la ampliación de presupuestos para los ministerios públicos y las policías de investigación, con sus correspondientes mecanismos de control de confianza e indicadores de efectividad.
Y desde luego está el papel que tendrán las Fuerzas Armadas en su administración. Yo me pregunto si los militares no han logrado acotar siquiera al crimen organizado, ¿qué diablos hacen trabajando de constructores, agentes aduanales, distribuidores de medicamentos, pilotos aviadores, hoteleros, ferrocarrileros, administradores de aeropuertos, etc.? Encima, ahora podrían dedicarse al monitoreo (¿espionaje?) de lo que expesan los ciudadanos en las redes sociales.
Respecto de la política de SALUD, pondré atención en cómo se plantea reincorporar a esos 15 millones de mexicanos que se quedaron en el limbo con la cancelación del Seguro Popular, además de cómo piensan distribuir el presupuesto para que un paciente sea atendido oportunamente y con los medicamentos necesarios. Me fijaré en cómo se proponen regresar -por lo menos- a los niveles que México tenía en vacunación infantil, medicina preventiva y atención a enfermedades catastróficas, como el cáncer y los padecimientos cardiovasculares.
Analizaré con cuidado cómo se plantean una política firme de TRANSPARENCIA Y RENDICIÓN DE CUENTAS. De nada sirve una conferencia de prensa diaria si en ella no se habla con veracidad. Lo realmente importante es la fiscalización continua y expedita a las dependencias, a través de la Secretaría de la Función Pública y la Auditoría Superior de la Federación, en el entendido de que sus observaciones sí tengan consecuencias. También será relevante cómo reactivarán el Sistema Nacional Anticorrupción o algún mecanismo equivalente, además de escuchar a las organizaciones de la sociedad civil dedicadas a observar la transparencia.
Con los escasos recursos públicos existentes para tantas demandas, no podemos darnos el lujo de la opacidad en las contrataciones gubernamentales, como actualmente ocurre, sin considerar que es un campo muy fértil para los malos manejos.
Vinculada a lo anterior está la obtención y distribución de los recursos públicos y si se plantea una reforma fiscal que incluya a la economía informal. El tema es largo y el espacio se me acaba, así que lo trataré en otra entrega.
Una última y respetuosa sugerencia: observen, analicen y, sobre todo, voten.
Si forman parte de los desencantados, solo les digo que, si no acudimos a las urnas, esto se pondrá peor.
Con información de Crónica