Publicaciones en columnas de periódicos ¿es periodismo?
Alfonso Carlos Ontiveros Salas
¿Disciplina o profesión o ambas? La disciplina supone la capacidad para controlar los impulsos para que los fines de la difusión no pierdan su objetividad y rumbo. Como profesión, el periodismo impone recopilar la información, ordenarla, interpretarla, redactarla y difundirla a la audiencia.
¿Será periodismo aquella información que se paga a su creador o al medio periodístico utilizado con fines mercantilistas para que el contenido de esta solo tenga su difusión con fines políticos o de bulla mediática? ¿O que el periodista o medio de comunicación solo sean utilizados para implantar como suyas, sin serlo, las notas presumiblemente periodísticas?
La profesión periodística es un privilegio para quien la ejerce con disciplina y probidad. Pero es ofensiva para la audiencia aquella persona que teniendo el deber de informar con la verdad o interpretar los hechos sobre los que habrá de opinar no lo haga con lealtad y respeto al destinatario de la información.
Al periodista solo le puedo decir como ciudadano, que honre lo que hace, que no se aparten de la verdad. La ofensa a través del ejercicio periodístico desnaturaliza a la persona y daña la profesión que protestaron ejercerla con moralidad y rectitud. Que sus comentarios en las columnas que reproducen en la editorial para la que escriben, se apegue a la moral del periodista y a la rectitud de lo que escribe.
El perjurio no debe ser el común en el contenido de la opinión periodística. Que la interpretación de los hechos no trascienda a la ofensa y menos aún que se personalice llegando a la injuria y a la denostación, pero, sobre todo, cuando se distorsiona la verdad.
La tesis del periodista, debe ser la verdad, la objetividad, la lealtad y la probidad en la información que recopiló, que redactará, que interpretará y que difundirá. Cuando se procede apartado de esos principios, se pierde la credibilidad y la confianza.
El conflicto creado por el Estado en contra de la Universidad Autónoma de Sinaloa, se afirma que es por problemas de corrupción de sus autoridades, cuando sabido es que no es verdad. El fondo es eminentemente político y llevado al campo de las autoridades judiciales, configurando delitos donde no los hay. Los autores de la intriga se han amurallado con algunos medios de comunicación y periodistas que se han prestado para esa difusión perversa y lucrativa.
También conocen y muy bien, que no hay opacidad y tampoco negativa en la rendición de cuentas por la Universidad Autónoma de Sinaloa. Las auditorías se practican cotidianamente en la UAS y sus resultados del conocimiento de la sociedad en general y en particular de la comunidad universitaria.
No oculten la realidad. El origen de todo este galimatías es la negativa del Rector Titular de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Jesús Madueña Molina, de rechazar la Ley de Educación Superior de Sinaloa que es a todas luces violatoria de la autonomía universitaria.
Esa negativa a sido la causa para mandar a la fiscalía y a la auditoría superior del estado a pretender auditar lo que no les corresponde, desatándose con ello la integración de las carpetas de investigación y los procesos penales de sobra conocidos y por los que se ha separado arbitrariamente al Rector de su puesto.
Todos los hechos publicitados por el gobierno han sido desvirtuados por las autoridades universitarias. El lodo que se han encargado de tirar poco a poco se les ha ido revirtiendo. Los manchados al final serán los actores de la injuria y denostación de los mandos laborales de la universidad. Lamentablemente la difusión publicada por periódicos y periodistas pagados por el gobierno, quedarán exhibidos como deshonestos y faltos de credibilidad. Es una recompensa no deseada pero ganada en el concepto social.
También se falta a la verdad cuando se afirma que el haber recurrido las autoridades de la UAS con el Presidente López Obrador era para buscar impunidad con la mesa de dialogo propuesta. Saben muy bien, que la salida política del conflicto es un imperativo por el control desmedido que ejerce el Gobernador con las autoridades estatales, porque no hay autonomía en la fiscalía y tampoco en el poder judicial ¿Lo que se ha exigido es que, si las autoridades estatales no tienen competencia para conocer de los procesos penales por delitos que falsamente se han atribuido a los mandos universitarios, porque no han declinado la competencia a las autoridades federales?
Que el Gobernador esté enfrentado con la UAS, no quiere decir que lo hace para democratizarla. La UAS ha cumplido a cabalidad con su encargo de educar y formar profesionistas de calidad. Miente quien diga que la corrupción es lo que ha provocado ese valor del gobernador de enfrentar a la UAS para acabar con la corrupción. En efecto, el costo político para el gobernador será muy alto, porque corre el riesgo de que acabe en un juicio político y le pueda costar la gubernatura estatal. Que se preocupen quienes le han hablado bonito al oído para que fuera por la UAS para tener el control político total en el estado. Les saldrá el tiro por la culata.
No hay piedad, hay coraje y determinación de la comunidad universitaria rosalina. Que se preocupen los linces que les impusieron rector y ahora una ley a modo para manipular voluntades e imponerles la autoridad desde el Ejecutivo.