Desatino para la historia

Jorge Carrasco Araizaga

Lamentable la confusión de Enrique Krauze. Comparar a dos medios con propósitos tan opuestos es una equivocación para la historia. Proceso nació para la defensa de la democracia, no a la sombra del interés de un grupo político. Mayor extravío equiparar a dos periodistas de conductas tan contrarias.

En noviembre de 1976, cuando Proceso empezó a circular, Julio Scherer y Vicente Leñero, junto con el grupo de periodistas expulsados de Excélsior, emprendieron una batalla por la defensa de la libertad de expresión con la certeza de que era un camino para avanzar hacia la democratización del país.

Casi medio siglo después, mantiene la convicción de que la revisión de los actos del poder, de los distintos grupos de poder, es uno de los requisitos para la defensa de ese bien común. Los costos que ha pagado por tal convicción han sido altos.

Otros medios han surgido desde entonces y han contribuido también a la construcción de la democracia.

Durante toda su trayectoria, Proceso ha estado muy lejos de valerse del periodismo para defender intereses de grupos políticos específicos. Solo comparaciones fuera de lugar, pretenden igualar ejercicios periodísticos tan disímbolos.

Con información de Proceso

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