La realidad después del debate
Jesús Zambrano
Ya alejados del ruido mediático e interpretativo del primer debate entre Xóchitl Gálvez y la “corcholata” oficial del obradorismo, ha ido quedando claro que Xóchitl fue quien lo ganó y no la pejista, como varios opinólogos expresaron durante las horas siguientes, aunque ella no haya debatido.
Como diría “Brozo” en su muy singular estilo: Tan solo en la multiplicidad de preguntas —provenientes de todo el país— formuladas a las candidatas, se expresa la lacerante situación de un México abandonado por el gobierno obradorista que le falló a la gente. Ese es el asunto de fondo. Lo cierto es que la democracia corre riesgo de ser sustituida por una narcodictadura. El “falso profeta”, que se envolvió con ropaje de izquierda, se ha desvelado como un individuo enfermo de poder al que solo le interesa asegurar la continuidad de su proyecto destructivo.
La esencia de su quehacer gubernamental es ganarles a Xóchitl y a la Coalición “Fuerza y Corazón por México”, de la manera que sea, a costa de lo que sea, operando la estrategia de una elección de Estado o, más precisamente, de una narcoelección de Estado.
Así, estamos ante el uso descarado de los programas sociales con un costo de 750 mil millones de pesos operados a través de los 20 mil mal llamados “Servidores de la Nación” con el discurso, casa por casa, de que “se los envía López Obrador” a pesar de que son derechos constitucionales. Es decir, la descarada compra del voto que tanto criticó AMLO desde la oposición.
Adicionalmente, Andrés Manuel utiliza los dineros públicos, con todo lo que cuestan sus conferencias mañaneras de todos los días, como un instrumento para golpear a Xóchitl y a todos sus opositores, acusándolos de lo que se le ocurra con el propósito de desacreditarlos. Eso está prohibido por la Constitución y las Leyes electorales.
Junto a ello, tenemos en el escenario la acentuada participación del crimen organizado en los procesos electorales, que ya ha cobrado varias vidas.
Hemos llegado al extremo de que se nos ha hecho común que los candidatos deban pedir protección al Gobierno Federal para que puedan hacer sus campañas, en lugar de que éste combata a las bandas criminales.
Sabemos que la Guardia Nacional y las Fuerzas Armadas conocen a detalle qué grupos delictivos existen en cada región y municipio, quiénes son sus cabecillas y cómo actúan. ¿Por qué no los detienen en lugar de “brindar protección” a los candidatos? ¡Es vergonzoso lo que estamos viviendo!
Muy probablemente, en la perversa estrategia obradorista de “ganar el 2 de junio cueste lo que cueste”, está el cálculo de que la violencia sea de tal magnitud que genere las condiciones de unas “elecciones del miedo”, para que la gente no salga a votar y que, con el voto corporativo, pueda ganar la presidencia y las cámaras legislativas.
Por eso, Xóchitl Gálvez (a la cabeza del PRD, PRI y PAN), acudió al INE a plantear que se exija a López Obrador, suspender “las mañaneras” durante las campañas en curso, iniciar una intensa operación publicitaria que aclare a la gente que los programas sociales no son propiedad de ningún partido (penalizando a quien lo haga) y exigir al Gobierno Federal, el establecimiento de medidas que brinden protección a la sociedad, a los funcionarios del INE, a los partidos políticos y a las y los candidatos, para que el proceso electoral transcurra en paz y tranquilidad.
Desgraciadamente, al INE le tembló la mano para resolver que Andrés Manuel —contumaz delincuente electoral que viola todos los días la Constitución— suspenda sus inefables “mañaneras”.
Es una lástima. Muy lamentable. El INE está faltando a un deber constitucional que lo obliga a velar por la equidad de la contienda.
Con ello, puede estar abriendo el camino a una dictadura que desaparecería al INE en el lejano caso de que la “corcholata” oficialista llegara a ganar, pero le están desbrozando el camino para lograrlo.
Afortunadamente las voces en favor de Xóchitl, van creciendo. Debe subrayarse que la clave para cerrar el paso a la catástrofe de esta falsa transformación, es la muy amplia participación de la ciudadanía en las urnas el 2 de junio. Verdad o mentira es la opción real.
Con información de El Debate