El agua, la ineptitud y la lluvia de acusaciones

Rafael Cardona

En el cielo se puede mirar un eclipse solar pero es imposible en estos días de extremo calor hallar una sola nube como no sea la gigantesca nata de contaminantes cuyo espesor cada vez aumenta con el paso de los días y la ampliación del círculo vicioso; deforestación, sobreexplotación hídrica, cambio climático, anarquía en el crecimiento urbano, producción de carbono, dejadez en las autorizaciones inmobiliarias –no de edificitos de cinco pisos o diez; no, de conjuntos habitacionales, plazas comerciales, condominios de colmena mayor–;  abulia en el mantenimiento de la red de distribución y ahora, como enorme cereza del podrido pastel, el agua envenenada cuyo origen es tan peligroso para la imagen del gobierno en tiempo electoral, como para esconder –ya caso por tres semanas–, cuál es el contaminante cuyo origen sólo  se supone: residuos de hidrocarburos filtrados a la red de agua dizque potable por la mala obra de los huachicoleros.

El jefe sustituto y por ventura efímero del (des) gobierno de la ciudad, Martí Batres,  ni ata ni desata (su antecesora nada hizo en este tema),  pero despliega sus pocos recursos (por cierto, quizá no tenga sino uno: la mentira) para minimizar cualquier cosa: en su mundo de falsedad no existen los problemas de tránsito, el transporte público es una maravilla de fluidez constante; la seguridad supera la calma de Ginebra o Zúrich, nuestros servicios médicos rebasan a los de Escandinavia y el agua limpia y pura colma las piscinas de nuestro entusiasmo, porque tenemos una feliz ciudad verde, arbolada, donde las palmeras se mueren de pura dicha y feliz crece el bosque circundante protegido de incendios o talamontes,  por la Cuarta Transformación, porque los quejosos, quienes dicen hallar peste y residuos urticantes y aceitosos en el agua, tóxica para beber y hasta para lavar calzones,   son “apiracionistas” de la colonia Del Valle quienes han sido comprados por los adversarios de la lucha proletaria para protestar por imaginarias poluciones hídricas no obstante lo cual ahí vemos los camiones militares, las plantas potabilizadoras de la Marina, la vigilancia de la Guardia Nacional y las cisternas móviles dispensando garrafones recién lavados para despojarlos de ponzoña, porque nunca antes se había militarizado el contra  rumor, pues ¿cómo esta eso?

Si no es cierta la queja vecinal, ¿por qué entonces  están los soldados lavando garrafas y satisfaciendo la necesidad de quienes con censo y paciencia se forman para recibir agua de quienes se han declarado enemigos del gobierno?

Y es cierto, la ciudad de México, bajo la administración de las sucesivas corrientes de la izquierda, se ha transformado de habitable en inhabitable. Y ese es un mérito revolucionario innegable.

Pero mientras el gobierno de la ciudad se tira en la hamaca de las falsas e incompletas explicaciones, medio mundo se rompe la cabeza en busca de una solución inexistente para el problema del agua en esta cuenca del centro de México. Todo se va en recomendar lugares comunes, reunidos en  esa frase idiota de “una nueva cultura del agua”.

Una de esas sesudas investigaciones ha sido presentada, hace ya algunos meses, cuando no se tenían tantos problemas como ahora, por la Universidad Nacional Autónoma de México.

Tomo los siguientes datos de la Gaceta de la UNAM, sintetizados de un estudio sobre Seguridad Hídrica del Valle de México, elaborado por cuatro expertos de la Red del Agua, del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (ambos de la UNAM); la organización civil Agua Capital y el Centro Regional de Seguridad Hídrica CERSHI), que opera bajo los auspicios de la UNESCO.

Entre todos esos sabios no hay ni una sola recomendación para frenar la anarquía urbana e inmobiliaria, declarar una emergencia urbana y vetar construcciones mayores en la ciudad y sus conurbación es incontrolables. Todo se va en consejos bobos, obvios y repetidos hasta la saciedad, como ahora veremos:

“…El coordinador técnico de la Red del Agua de la UNAM, Fernando González Villarreal, explica que, hay una falta de cobertura del vital líquido (frase muy original), en zonas rurales y periurbanas, desigualdad en el suministro y servicio discontinuo, además, 40 % del agua se pierde en fugas en las redes de distribución, y las estaciones hidrometeorológicas cubren únicamente 60 % de los requerimientos de monitoreo.

“Marisa Mazari Hiriart, investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad (adscrito al Instituto de Ecología de la UNAM); Eduardo Vázquez Herrera, director ejecutivo de Agua Capital; Juan Pablo del Valle Perochena, presidente del Consejo Directivo de Agua Capital; y el moderador Jorge Arriaga Medina, de la Red del Agua de la UNAM, González Villarreal advierten –con enorme clarividencia–, que la infraestructura del agua en el Valle de México está en deterioro”.

“Ejemplo de ello –explican–, es el Sistema Cutzamala, que se construyó para un horizonte de 20 años y ya lleva 40 en operación. Además, hay afectaciones por sismos y hundimientos, y se extrae 2.15 veces más agua subterránea de la que se recarga”.

Pero no todo es el diagnóstico sombrío. Hay recomendaciones.

“En su documento, los 20 expertos –dice La Gaceta–, proponen acciones con un horizonte hacia 2040, que requieren 97 mil millones de pesos (adicionales a lo invertido regularmente en el sistema hídrico) con el fin de implementar una estrategia para la Seguridad Hídrica del Valle de México.

“Esta iniciativa propone tres grandes rubros: precondiciones de liderazgo, gobernabilidad y financiamiento; acciones sustantivas que consideren acuíferos; infraestructura, gestión integral de recursos hídricos y fuentes internas y externas de agua; además de temas transversales como desarrollo de capacidades, economía circular y resiliencia.

“Entre las acciones sustantivas a realizar proponen la reglamentación de acuíferos, la recarga artificial de los mismos, la cancelación de aprovechamientos irregulares, manejo de cuencas e incremento de tratamiento de aguas residuales.

“También sugieren medir y monitorear las variables meteorológicas, el agua superficial y subterránea, así como la calidad y cantidad del líquido.

“Consideran urgente localizar una nueva fuente de abastecimiento de agua, hacer un correcto mantenimiento al Sistema Cutzamala, renovar la red para reducir fugas, racionalizar el uso del líquido e intercambiar para riego el agua potable por residual tratada.

“Además, se deben conservar las amplias zonas de recarga que aún existen, reforestar y revegetar los árboles a fin de fomentar el ciclo hidrológico y recuperar ríos y humedales”.

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