El conflicto del sistema eléctrico mexicano

Ramses Pech

El pasado 7 de mayo se presentaron en menos de tres horas, en forma operativa -y que no se esperaba que sucediera al mismo tiempo-:
1. Un aumento de la demanda debido a una mayor sensación térmica por parte de las personas, lo que originó un mayor uso de algunos equipos para acondicionar el lugar donde las personas estaban haciendo sus actividades.
2. La pérdida de algunas plantas de generación de electricidad y la disminución en la producción de las de tipo renovable.
3. La falta de una hora de luz solar por el cambio actual en el horario. La demanda aumentó al encender al mismo tiempo alumbrado público, personas al llegar a su hogar, comercios, industria, hoteles, entre otros.

Los tres puntos anteriores son consecuencia de la demanda del mercado y las decisiones adoptadas por las políticas públicas. La realidad que se presentará a corto plazo será la falta de infraestructura en la distribución, debido a que en algunos lugares las líneas no han sido reforzadas, o algunos transformadores no tienen la capacidad necesaria ante el aumento de la demanda de lugares que hay más usuarios de los esperados.

Sin una buena red de distribución no hay manera de tener la confianza necesaria de establecer una industria, comercio, oficinas o sitios que generen o sean parte del producto interno bruto.

¿Sería necesario invertir en la creación de su propia planta por un usuario final? Los parques industriales que pretenden albergar a empresas para el nearshoring tendrán la certeza de no aumentar costos, si en algunas horas pueden cesar la producción.

En los últimos días, el Poder Ejecutivo ha comentado que requiere a empresas privadas para poder hacer frente a las crisis que vendrán en los próximos años, ante el incremento de la demanda esperada de crecimiento entre un 4 y un 6% en la próxima década. ¿Por qué ahora surge este enfoque? La realidad es que, ante una alta tasa de interés para financiar un proyecto propio o ser parte de un servicio a la empresa del estado, las empresas privadas están evaluando la forma en que pueden recuperar el financiamiento, ante un costo del dinero que no disminuye.

A esto se añade que, en los últimos cinco años, la industria eléctrica ha estado en litigios en el Poder Judicial, lo que ha generado incertidumbre que afecta las decisiones de invertir por privados. Una de sus cuestiones al comienzo de cada proyecto es si cambiaran las leyes, normas o expropiaran lo realizado, ante los antecedentes actuales que han tenido lugar en México.

En la actualidad, la Comisión Federal de Electricidad ejerce el control del 75% del total de la electricidad producida. Además, tiene la potestad del control, operación, y mantenimiento de las líneas de transmisión y distribución.

Hoy, en México existe la inquietud por los apagones y por la falta de confiabilidad en la red. Sin embargo, cuando se dispone de electricidad y a temperaturas que oscilan entre 2 y 3 grados por arriba de lo observado por Conagua en 2024, en comparación con el año 2023, las personas deben experimentar una sensación de confort durante sus actividades, incrementando el tiempo de uso de los sistemas de enfriamiento. Esto ocasionará un elevado costo en los recibos de la electricidad, lo que ocasionará un desequilibrio en las finanzas familiares.

En la actualidad, el servicio doméstico se encuentra limitado a la facultad de la Comisión Federal de Electricidad (CFE), el cual actualmente cuenta con siete tarifas que se basan en la temperatura observada, donde se encuentra el consumidor, y en cada una de ellas se establecen rangos en función del consumo. A medida que la temperatura sea más elevada, el costo del recibo es menor, dado que existe un mayor rango antes de pasar a un costo más elevado por cada kW consumido (3.70 pesos por kW).

Las tarifas que ostentan temperaturas superiores a los 31oC (1D,1E y 1F), pueden costar entre 2.5 y tres veces menos en comparación con aquellos usuarios que su temperatura se encuentra por debajo de este valor (1A,1B y 1C).

En 2024 se ha registrado un aumento de la temperatura en 2oC en comparación con el año anterior, lo que indica que los usuarios con menor rango pagarán más por el recibo de la luz, debido al aumento del uso de los sistemas de enfriamiento.

La CFE estima que, por cada grado menos de temperatura regulada en un espacio a través de sistemas de enfriamiento, el consumo aumenta entre un 4 y 6%. En otras palabras, en el caso de que la temperatura sea de 33oC en el exterior y se regule la habitación a 25oC, se puede incrementar entre 25 y un 40% el consumo, lo que puede generar un costo mayor.

¿Cuál es la propuesta?

Se requiere eliminar las tarifas 1, y 1A. Las tarifas de 1B, 1C, y 1D deben cambiar el rango a donde inicia el costo más alto de electricidad, cuando menos en un 75 % por encima del actual, y la tarifa 1E un 50 %. Esto incrementaría la demanda debido a la capacidad de utilizar una mayor cantidad de electricidad, lo cual otorgaría una mayor asistencia gubernamental para compensar los gastos del usuario. Sin embargo, esto puede desaparecer, siempre y cuando haya inversión pública con privada para reforzar o incrementar las líneas de transmisión y distribución, debido a que de cada peso que pagas entre, un 40 y un 60%, corresponde a transportar la electricidad. Al haber mayor demanda, deberá haber más plantas de generación con mayor eficiencia.

La CFE, al forzarla a alcanzar un rendimiento óptimo, podría reducir su subsidio otorgado por el gobierno, dado que en la actualidad se adiciona como ingreso a la empresa, para compensar las pérdidas derivadas de la actividad de generación. Además de llevar a cabo inversiones públicas y privadas en la transmisión-distribución con el propósito de mejorar la calidad de las carreteras eléctricas del país.

Los apagones son un problema que tiene una solución si se invierte, pero el incremento de la demanda será el dolor de cabeza del usuario final al tener que pagar más por lo consumido.

Con información de Expansión

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