Colectivos y artistas frente a los pendientes en Cultura

Niza Rivera

Una reforma urgente a la Ley General de Cultura, reconocimiento a los artistas como trabajadores acorde a la Ley Federal de Trabajo, y un presupuesto a la Secretaría de Cultura firme y contundente año con año –independiente de “caprichos de sexenios” como el Tren Maya o el Proyecto Chapultepec–, integran algunas de las peticiones de los artistas-trabajadores del sector cultural desde colectivos independientes.

Conformados durante el último sexenio mediante el acercamiento a agrupaciones artísticas, sus integrantes explican, a petición de Proceso, las propuestas y requerimientos que deberían tomarse en cuenta para la siguiente administración.

¿Con que credenciales solicitan lo anterior? Con la de ser la fuerza laboral y “corazón de la cultura”, además de afirmar que “si se hubieran hecho las cosas con mayor voluntad, si este gobierno hiciera su trabajo en demandas culturales tan básicas y elementales, no existiríamos; existimos por necesidad”.

Se trata del Movimiento Colectivo por la Cultura y el Arte en México (Moccam), de No Vivimos del Aplauso (NVDA), y de los creadores Antonio Ortiz Gritón, quien estuviera al frente de Asamblea por las Culturas, y de Arturo Alvar, ahora cabeza del Foro Cultural Clavería 22.

Antonio Gritón y su reclamo. Foto: @antonoiogriton.

En su momento, las tres agrupaciones mencionadas se pronunciaron ante la afectación laboral derivada del covid-19, la desaparición de fideicomisos públicos asociados a Fidecine y Foprocine, la desmantelación del Teatro Jiménez Rueda, el derecho a la seguridad social para trabajadores, la reforma a la Ley General de Cultura y Derechos Culturales, la defensa de la colectividad ante distintos episodios como el de “desactivación de colectivos” –que se impugnó a funcionarios de la Secretaría de Cultura (SC)–, entre otros diálogos, defensas y foros de trabajo, reportados por Proceso a través de este sexenio.

Los PILARES

En el caso de Moccam, fueron entrevistados Dobrina Cristeva (actriz), Patricia Chavero (docente e investigadora teatral) y Polo Castellanos (pintor), quienes han dado a conocer sus propuestas en el transcurso de estos años, todas ellas sin respuestas.

A su decir, la Ley General de Cultura debiera conformar ordenadamente los derechos de la comunidad artística a través de un “Estatuto del Artista Profesional” con apego a acuerdos y tratados internacionales, así como el exhorto al cumplimiento de derechos establecidos constitucionalmente en materia fiscal, laboral, seguridad social, sindical y organizacional, educación y formación.

Además, especial atención a las artes escénicas para que sean impulsadas, apoyadas y protegidas, a la par que la seguridad social para los artistas y el reconocimiento de éstos como profesionales, trabajadores, y no becarios.

También, una Ley Federal de Cinematografía consensuada con su comunidad, y sobre todo un Presupuesto de Egresos de la Federación anual que nunca sea menor al año anterior y acorde con la inflación.

Dijo Cristeva:

“La lucha más importante que ha llevado Moccam ha sido en el marco del presupuesto, porque es lo que genera programas, apoyos y demás. A pesar del discurso de izquierda del gobierno, en cultura ha tenido las políticas más neo-liberales, ha renunciado a la necesidad de coadyuvar a la creación artística y cultural así como a la seguridad social.

“En muchas áreas ha habido un discurso de apoyo por parte de Alejandra Frausto o María Novaro (directora del Instituto Mexicano de Cinematografía), pero es absurdo porque no tiene conexión con sus planes y programas, y en verdad la SC no tiene un plan, jamás lo ha presentado ni a la comunidad ni al gobierno, y sin un plan no se puede pelear un presupuesto”.

También afirman que gran parte de los mecanismos de financiamiento precarizan, como ha sido el caso de los PILARES (Punto de Innovación, Libertad, Arte, Educación y Saberes), eje estrella en materia de cultura de Claudia Sheinbaum, que menosprecian al artista al contratarlos como becarios, no como trabajadores.

Abonó Polo Castellanos:

“Los contratan con ‘becas’, no reconociendo a artistas profesionales, y ese mecanismo viola la Ley Federal de Trabajo, evaden responsabilidades y derechos como trabajadores. Hubo un mecanismo para pintar en las calles ‘murales’ por cinco mil pesos, ese tipo de convocatorias violan todos los derechos, es un ‘entretente con algo y deja de dar lata’. Los artistas siempre damos la cara, en pandemia fuimos los últimos en regresar a escenarios, aun así jamás se paró”.

Asimismo, afirmaron que hay una falta de reconocimiento al sector cultural como impulsor de una agenda, una nula participación legislativa –cuyos funcionarios sólo se acercan al gremio en búsqueda de campañas sin mayores compromisos.

Y pusieron de manifiesto que cuando existe voluntad por parte de las autoridades las cosas funcionan. Chavero hizo énfasis en Efiartes y las posibilidades a partir de un ejemplo: la Ley de Emergencia Cultural (LAB) Aldir Blanc, que nació en Brasil para mitigar los impactos de la pandemia en honor al popular compositor brasileño que murió de covid-19 en mayo de 2020 –sin seguro social ni acceso a la medicina–, que pudo salvarle la vida.

Esa ley se convirtió en 2023 en la Política Nacional Aldir Blanc de Fomento a la Cultura (PNAB), considerada la mayor iniciativa dirigida al sector cultural que destinará, hasta 2027, un total de 15 mil millones de reales (cerca de 3 mil millones de dólares) en ese país.

Finalizó Cristeva:

“Claudia Sheinbaum ya gobernó la Ciudad de México. ¿Qué hizo? Tenemos un panorama, un antecedente de lo que va a pasar en la SC. Moccam se mantuvo al margen de esos foros o actos políticos que pretendían recopilar propuestas de la cultura durante su campaña a la Presidencia, porque no hizo un solo compromiso. Cuando finalmente se acercó, llegó y dijo ‘esto más o menos sí, esto sí y esto no’. En realidad no hubo compromisos”.

Lo que se necesita, afirmaron, es voluntad política, perfiles adecuados en puestos claves de funcionarios, y una apertura de diálogo con su comunidad.

#NoVivimosdelAplauso

El colectivo No Vivimos del Aplauso fue enfático al decir que su nombre es un recordatorio constante de las necesidades del sector y la precarización que ha existido.

Comentaron que si bien al inicio del sexenio de Andrés Manuel López Obrador hubo muchas expectativas y esperanzas, éstas se fueron diluyendo con el paso del tiempo, la llegada y manejo de la pandemia, y en los años recientes al quitarse fondos. De ahí que la “era Sheinbaum” llega “con mucha desconfianza”.

En entrevista, Guadalupe Ocampo (actriz, promotora cultural y titiritera), Egbert Méndez (matemático, ensayista y escritor) y Osvaldo Alcacio (escritor, docente y cuentacuentos), los voceros de este colectivo relataron que gran parte de sus propuestas e ideas están expuestas en sus redes sociales desde hace años:

Mecanismos de seguridad social para los trabajadores de cultura; una Ley General de Cultura con “dientes” para hacer cumplir y valer los derechos de los artistas, que incluso contemple reprimendas a nivel federal a las autoridades que no las acaten; facilidades de apoyo a espacios independientes a nivel administrativo para que la Secretaría de Hacienda no les trate a nivel de bares o transnacionales, como la empresa Ocesa.

Ocampo. Derechos elementales. Foto: Especial.

Igualmente, un mayor presupuesto a la Secretaría de Cultura, que se utilice para el sector y no “disfrazado” para “caprichos sexenales” como el Tren Maya o el Proyecto Chapultepec.

Expresó Ocampo:

“Este movimiento es de largo aliento, porque llevamos toda la vida trabajando por y para el desarrollo de las capacidades creativas, nuestras pláticas y conversatorios nunca han parado, están en nuestras redes y van en el sentido de tener derechos tan elementales como trabajadores del arte, de una vivienda o seguridad social. Parte de nuestras peticiones es que se amplíe el pago en especie a Hacienda no sólo para artes plásticas, sino para todas las ramas artísticas, así como los impuestos.

“Porque, ojo, los espacios culturales independientes deberían tener un reconocimiento especial porque no son bares, tampoco transnacionales como Ocesa. El gobierno tendría que proteger esos espacios, porque las ‘becas’ nunca alcanzan. Los Faros (Fábricas de Arte y Oficios) y PILARES, en mi opinión, son buenos, tan buenos que tendrían que estar a nivel federal, pero ojo, con el debido respeto a los profesionales del arte como eso, profesionales y no becarios”.

Por su parte, Alcacio analizó:

“Si se hubieran hecho las cosas con mayor voluntad, si este gobierno hiciera su trabajo en demandas culturales tan básicas y elementales no existiríamos.

“En los últimos conversatorios reflexionamos sobre la ‘nueva escuela mexicana’ con ejes transversales, en donde el arte fuera parte del desarrollo académico, que se abrieran plazas de docencia y replicarlo esto en escuelas a nivel nacional. La infraestructura está ahí, a veces no son necesarios nuevos espacios que luego se olvidan y por falta de recursos batallan incluso para lo más mínimo en mantenimiento”.

A decir de Egbert Méndez, la precarización laboral ha sido una constante, “la 4T degradó más de honorarios o prestadores de servicio, metió los elementos beca, algunos ni contrato tienen, se evaden las responsabilidades, eso se tendría que resolver, y no hay facilidades como política pública para espacios independientes”.

Méndez. Contra la precarización laboral. Foto: Especial.

Expresaron que no se plegaron a foros electorales, y denunciaron:

“La SC saboteó intentos de organización, como el desactivar colectivos. A mi parecer hubo un desgaste, y eso ocasiona que con la entrada de Sheinbaum haya mucha desconfianza. Regina Orozco fue coordinadora de enlace con la comunidad cultural, pero no queremos que nos usen como proselitismo, porque a veces se daban propuestas tan a la ligera que me pareció irresponsable y sin mayores compromisos”.

Afirmaron que el diálogo está abierto, pero de forma seria, “son problemas que todos conocemos: defensa de mayor presupuesto, seguridad, reconocimiento de trabajo y apoyo a espacios independientes nuevos o funcionales para no depender del gobierno”.

Ciudadanizar al gobierno

El pintor y artivista (sic) Antonio Ortiz Gritón, miembro de Asamblea por las Culturas, relató a Proceso que la comunidad artística pensó que habría diálogo y puertas abiertas tanto con la Secretaría de Cultura federal como capitalina durante el presente sexenio, pero no sucedió.

“En su lugar hubo fallas con Comunicación Social, nunca se informó bien de planes y proyectos, y a la par de la pandemia lo que terminó de rematar fue el Proyecto Chapultepec.

“Es buena la idea de remozar el bosque, pero no al costo que tuvo, quitándole una cuarta parte del presupuesto a Cultura y yendo para algo tan centralista. Creo que los artistas también seguimos siendo inexpertos políticamente, ‘nos dieron el avión como artistas y colectivos’, y también rompimos el diálogo, y más porque el Estado no está hecho para el diálogo”.

Detalló que una de las primeras demandas de mejoras laborales se tiene que continuar, y recordó cómo Susana Harp llevó a propuesta de ley los derechos laborales, “ahí está como propuesta de ley”.

“El sueño sería que en todas las escuelas de la SEP, a través de un convenio de Cultura, federal y locales, contrataran artistas para dar talleres o clases de todas las artes, teatro, música, pintura, literatura. Ya no necesitas crear grandes ‘pirámides’, Utopías o PILARES esperando que llegue la gente a ver si llega, cuando ahí están las escuelas, los semilleros, el corazón de México.

“Que las Utopías o PILARES sean esas bisagras como formadores para los mismos artistas, como célula madre. Imagina un niño que toda su infancia tuvo un acercamiento con todas las artes, que pudo hacer una obra de teatro, creó poemas, hizo una instalación, ese niño puede ser otro tipo de persona”.

Gritón, creador de la muestra Alucinaciones (2022), que se mostró en el antiguo edificio de la Escuela de Medicina de la Universidad Nacional Autónoma de México en el Centro Histórico, dijo que el futuro de este sexenio depende de la persona que dirija la Secretaría de Cultura:

“Hace alta un buen presupuesto, pero no para caprichos sexenales, llámese Tren Maya o Chapultepec. Hubo foros electorales como parte de las elecciones, ojalá se le dé continuidad también, se escuche a la comunidad, porque al gobierno también le toca ciudadanizarse, es decir, hay que ciudadanizar al gobierno para que entienda las necesidades”.

De manera independiente, Arturo Alvar develó el estado de precariedad del sector. Promotor cultural y poeta social –autor de los volúmenes Nómadas contra molinos (2022) y Los cuerpos de tu nombre (2024)–, ha formado parte de diversas agrupaciones en defensa de los artistas, recientemente al frente del Foro Cultural Clavería 22.

Alvar. Hay posibilidades. Foto: Especial.

Explicó que el 2020 fue clave para la cultura, porque mostró la relación entre artistas, gremio y autoridades, en la que no sucedió tanto como se esperaba.

Dijo a Proceso:

“Somos un sector fuerte, y lo ha demostrado: con el presupuesto tan bajo que ha tenido sabe salir adelante, aporta 3% del producto interno bruto del país, que junto al turismo estarían prácticamente debajo de las remesas, que son la entrada más fuerte de México.

“Desde el sexenio de Felipe Calderón y con Enrique Peña Nieto hubo un contexto de desmantelamiento que continuó con López Obrador. Creo que con un buen presupuesto y andamiaje, con funcionarios con capacidades de negociación y estrategias, comprometidos con la cultura, y los artistas que somos la base de esto, se pueden hacer grandes cosas”.

Explicó que, más que una nueva infraestructura en el país (haciendo alusión a la creación de más PILARES, Faros y Utopías) como “momentos ocupacionales para artistas”, existen bibliotecas y escuelas en donde se podrían contratar a los artistas para apoyar en desarrollo de niños y jóvenes, y desde ahí generar trabajos estables con derechos laborales.

–¿Tiene esperanza en este nuevo sexenio?

–Mira, la clave está en la Cámara de Diputados y reasignación de recursos, en etiquetados, en apoyar los proyectos sociales de la ciudadanía, y ahí está el sector cultural que siempre ha estado atento y proponiendo, y si sucede así tenemos oportunidades.

Con información de Proceso

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