El “silencio” de Enrique Inzunza en el Senado

Álvaro Aragón Ayala

Funcionarios estatales y diputados locales de Morena, los traidores consuetudinarios del PRI y sus “grupos de choque”, estallaron en cólera por el encuentro civilizado que sostuvo el académico Jorge Ibarra Martínez con el Encargado del Despacho de Rectoría de la Universidad Autónoma de Sinaloa, Robespierre Lizárraga Otero, para tratar un diferendo de carácter laborar-periodístico. “Las discrepancias no deben ser un impedimento para utilizar el diálogo y la tolerancia como principal instrumento para la concertación”, sostuvo Ibarra.

Eso bastó para que los diputados Feliciano Castro Meléndrez, Manuel Luque, Sergio Mario Arredondo y el cervecero Adolfo Beltrán Corrales, y otros más, lanzaran madres, rayos y centellas, porque la estrategia de la pandilla que intenta tomar por asalto a la Casa Rosalina, pretende sembrar la idea en la sociedad de que las autoridades universitarias están cerradas al diálogo y de que ellos que inventaron la transgresora Ley Estatal de Educación Superior, no están locos, que todavía tienen cura. La realidad es que los directivos uaseños no platican con los legisladores, pues no tiene caso ya que están tumbados del burro y son abusivos, mentirosos y tramposos.

Con el encuentro con Jorge Ibarra, dirigente de Civitas-Universidad, Robespierre asestó una cachetada con “guante blanco” a quienes diseminan la versión de que en la UAS prevalece un régimen autocrático, cerrado al diálogo y al entendimiento. El mensaje enviado es que en la UAS el intercambio de opiniones, en su modo civilizado, con las corrientes minoritarias, aunque no representan el sentir de la comunidad universitaria, tiene un valor “instrumental” en la solución de conflictos. El diálogo se vincula a la concepción ética de la coexistencia en la democracia universitaria.

SENADOR BAJO ACUSACIÓN

Sigiloso, casi escondido, se mueve en el Senado de la República “el representante del gobernador”, no del pueblo sinaloense, Enrique Inzunza Cazarez, temeroso de subir a la tribuna a defender la Reforma Judicial ya que, su visualización, pondría despertar la ira de diputadas y Senadoras del PRI, del PAN y del Movimiento Ciudadano, y los colectivos feministas de la Ciudad de México, dispuestos a encararlo y exigirle que antes de cualquier “posicionamiento legislativo” tiene el deber ciudadano de responder a las cuatro demandas por delitos sexuales que le interpuso en su contra la Jueza de Control de Sinaloa, Ana Karina Aragón Kutiño.

El todopoderoso y temido, en Sinaloa, Enrique Inzunza, en el Senado se ve empequeñecido, al grado de que prefiere usar la plataforma X para, desde allá, entablar un monólogo, una especie de soliloquio, en el que parece exigir el perdón divino. Parafraseando a Amadeu de Prado -Tren Nocturno a Lisboa-, Enrique Inzunza escribió en su red digital: “Yo quiero vivir en un mundo sin catedrales. Necesito el brillo de sus ventanas. Su silencio fresco. Su silencio imponente. Necesito la santidad de sus palabras, la grandeza de la poesía…”

Desde allá, semioculto en las catacumbas del Senado, Enrique Inzunza, intenta salvar de la cárcel a su fiel escudera, Sara Bruña Quiñónez Estrada, a quien impuso como Fiscal de Sinaloa e instrumentalizó para ejercer un permanente acoso contra los directivos de la UAS mediante la fabricación de carpetas de investigación basadas en argumentos legaloides. Quiñónez cayó en desgracia luego de que la Fiscalía General de la República consideró como “falso” o “adulterado” el video con el que inventó que Héctor Melesio Cuén Ojeda había sido asesinado en un fallido asalto. La Sara Bruna intentó cambiar el curso de la investigación del Crimen de Estado ¿Por instrucciones de quién?

EXIGENCIAS EN EL VACÍO

Volvieron a aparecer en escena, en Culiacán, dirigentes de Iniciativa Sinaloa, Observatorio Ciudadano de Mazatlán, Coparmex, “No se metan con nuestras hijas”, Consejo Ciudadano de Vigilancia y Transparencia de Ahome, Sabuesas Guerras, entre otros, integrados a la Red Ciudadana por la Integridad y Anticorrupción, alzando su voz para rechazar el plan morenista que busca desaparecer los organismos autónomos del gobierno, particularmente del Instituto Nacional de Acceso a la Información Pública.

La Red exhortó a los legisladores federales Graciela Domínguez Nava, Enrique Inzunza Cázarez, Imelda Castro, Ricardo Madrid, Merary Villegas, Elizabeth Ayala Niebla, Jesús Fernando García Hernández, Felicita Pompa Robles, Jesús Ibarra, Olegaria Carrazco Macías, Adasa Saray Vázquez y Karina Isabel Martínez Montaño a no votar por la extinción del INAE y otros organismos.

Los legisladores de Morena van con el proyecto de Andrés Manuel López Obrador y la acumulación del poder para perpetuarse, según pregonan, 30 años en el Poder Federal, y de ser posible conservar la gubernatura de Sinaloa que navega actualmente por “aguas pantanosas”. El llamado a no votar por la reforma es atendido por la Senadora y el diputado federal del PRI, Paloma Sánchez y Mario Zamora Gastélum.

UNIVERSIDAD LINCE, EN RIESGO

La Universidad Autónoma De Occidente -o hipotéticamente autónoma- vive una aguda crisis interna. La institución es una muestra como los cambios promovidos por los diputados de Morena se articulan con los arreglos de grupos políticos externos que frenan su autonomía y los procesos de legitimación, expansión y fortalecimiento de la propia Universidad Lince.

La institución fue metida en el torbellino del voto universal de los alumnos en la elección de sus autoridades. El resultado es catastrófico. La lucha encarnizada por el Poder, poniendo al frente y por encima de todo el voto estudiantil, degeneró la elección de autoridades ya que, al viejo estilo de la UAS, aquella de la anarquía, los maestros compraron votos y recurrieron a todo tipo artimañas para arrebatar posiciones.

La UAdeO, que se asume ahora como una universidad “crítica, popular y democrática” orientada por activistas de Morena recuerda a la UAS de la violencia, cuando universitarios ligados al entonces Partido Comunista Mexicano, posteriormente, al Partido Socialista Unificado de México, coexistieron con grupúsculos armados, radicalizados, autores de amenazas, golpizas y crímenes tolerados por las autoridades universitarias y estatales de entonces. La Universidad Lince no llega todavía a tanto, pero sí, en el campus, se huele un ambiente de crispación.

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