Destrucción del poder judicial: concentración del poder público y fin de la democracia
Ricardo Rubio
Todos hemos sido testigos de la intención de AMLO de apoderarse de los tres poderes a fin de encaminar a nuestro país hacia una dictadura.
Desde el inicio de su sexenio, comenzaron los ataques contra la Suprema Corte de Justicia y los escándalos en los que se encontraba el entonces Ministro Arturo Zaldívar.
Ahora, sabemos que el ex Ministro sí se vio implicado en muchos conflictos de interés, los cuales conoció y resolvió, sin abstenerse de conocer de ellos, como lo marca la ley, y las leyes que juró proteger, por lo tanto tendrá mucho que responder a la sociedad mexicana.
Posteriormente, llegó una mujer, valiente, que le dio nombre y apellido a la justicia y puso un alto al abuso del poder: Norma Lucía Piña Hernández, quien ha sido un ejemplo no sólo para las mujeres sino también para los hombres, de lo que implica ser una persona íntegra, congruente, de principios, en pocas palabras, de una sola pieza.
La Ministra despertó el enojo del dictador en potencia y fomentó los ataques contra la profesionista desde Palacio Nacional. Es así que seha venido planeando la estrategia para adueñarse del último poder que tenía autonomía, el poder judicial.
Es así que, en su último año de gobierno, Andrés Manuel anunció que su reforma pasará “si o si”. Es decir, nuevamente de nada servirán las consultas millonarias y los foros que se están realizando, cuyos resultados ya conocemos.
Y esta crónica de un fracaso anunciado no es novedoso. Bolivia ya pasó por ahí, y en su Constitución Política del año 2009 definió en su preámbulo el reto histórico de construir un Estado Social de Derecho Plurinacional Comunitario, que integra y articula los propósitos de avanzar hacia una Bolivia democrática. Así, en su artículo 178 dispone que la facultad de impartir justicia dimana del pueblo boliviano, y se sustenta en diversos principios.
Se han realizado dos procesos electorales democráticos de altas autoridades judiciales (2011 y 2017) y existe unanimidad en que ambos procesos no han logrado resolver los grandes problemas de la justicia boliviana, como son la retardación, la corrupción, la falta de certidumbre jurídica y otros.
Sin lugar a dudas le vendría bien al poder judicial una reforma, pero una que atienda los grandes problemas que preocupan a los ciudadanos, como son la celeridad, la confianza, evitar el nepotismo por parte de algunos Presidentes de dicho poder a nivel local, la modernización, el acoso laboral hacia las mujeres y otros más. Problemas que esta reforma no atiende en absoluto, sino que se trata de otra medida populista.
Si bien, el discurso del oficialismo se dirige en el sentido del odio hacia los trabajadores de dicho poder, que supuestamente ganan millones, el mundo tiene otros datos. Estados Unidos y Canadá por ejemplo, quienes son dos países vecinos que han manifestado atinadamente su preocupación al respecto y han anunciado algunas consecuencias negativas, lo que generó el enojo del inquilino de Palacio Nacional y la “pausa” en sus relaciones diplomáticas.
Pero no son sólo ellos, la comunidad estudiantil, litigantes, profesionales del derecho, empleados de todos los niveles del poder judicial, han salido a las calles para manifestarse al respecto, sin embargo, la cerrazón continúa.
En el caso de la Ciudad de México, el pasado martes los trabajadores también se manifestaron en contra, dejando sus escritorios para salir a tomar las calles y con gritos desesperados tratar de ser escuchados.
Y no se trata de jueces millonarios que quieren mantener privilegios, en su gran mayoría, se trata de empleados, de todos los niveles, que como usted y yo salen a trabajar todos los días, con la finalidad de llevar el sustento a sus hogares y la esperanza de crecer, de estar mejor mañana, como es lo natural, como diría Marco Aurelio.
Como bien ha señalado el Senador Ricardo Anaya, hay tres grandes problemas que ha hecho este maestro de la demagogia: en primer lugar, el oficialismo impondrá a los candidatos, en segundo lugar, será una tómbola entre un cúmulo irracional de candidatos, y tercero, existirá un cuasi tribunal de la inquisición para sancionar y destituir a cualquier juez que se atreva a contradecir al régimen.
La destrucción del Poder Judicial ha comenzado. En la noche del martes, en medio de manifestaciones y en una sede alterna (el Deportivo Magdalena Mixhuca), le reforma judicial fue aprobada en lo general con 359 votos a favor y 135 votos en contra.
Las alertas se han encendido, pues a raíz de esto, el peso ha perdido fuerza frente al dólar y se alejan inversiones extranjeras al país con la consecuente pérdida de trabajos, y ya no se generarán nuevos. Todo en perjuicio de México.
La única diferencia respecto de otros desastres que se han ocasionado al país, es que el caos y la desgracia tendrán en esta ocasión nombre y apellido: el oficialismo y sus aliados, quienes tienen mayoría sin poder culpar a la oposición.
Con información de El Heraldo de México