Violencia en Sinaloa y la amenaza sobre el derecho a aprender
Ángel Leyva
Han pasado varios días desde que Culiacán perdió su normalidad y la violencia se desató implacablemente. Los “levantones”, robos e incendios de autos, balaceras y enfrentamientos crearon un ambiente de incertidumbre, angustia y miedo que paralizó a gran parte de la sociedad sinaloense.
Aunque las autoridades federales y locales minimizan la situación, se tuvieron que tomar medidas como la suspensión del Grito de Independencia en algunos municipios, además, la pérdida de libertad para sentirse seguros y transitar por los espacios públicos, alteró la vida diaria y comprometió el derecho a aprender de niñas, niños y jóvenes.
Debido a la situación que se vive en el estado, se suspendieron las clases el 12 y 13 de septiembre en algunos municipios. Sin embargo, distintos grupos de docentes y familias solicitaron que esta suspensión se mantuviera hasta que se reestablezcan las condiciones de seguridad para las escuelas.
En un gobierno en el que se pretende minimizar los hechos de violencia e inseguridad, la Secretaría de Educación Pública y Cultura (SEPyC) anunció que las actividades escolares se reanudarían el 17 de septiembre.
Aunque las escuelas abran y reinicien sus actividades, la violencia seguirá afectando a las y los estudiantes. Muchas familias muestran su preocupación por enviar a sus hijos e hijas a los centros escolares y prefieren evitar el riesgo de enfrentar bloqueos, tiroteos u otras situaciones que los pongan en peligro en su trayecto a las aulas.
En los próximos días, o incluso semanas, se prevé que el ausentismo impacte la continuidad educativa y el aprendizaje de numerosos estudiantes en Sinaloa.
*Director de Investigación en Mexicanos Primero Sinaloa
Con información de El Heraldo de México