Sinaloa: el móvil político en el “caso Cuén Ojeda”

Álvaro Aragón Ayala

Ya pasaron dos meses del asesinato de Héctor Melesio Cuén Ojeda, ex Rector de la Universidad Autónoma de Sinaloa, diputado federal electo y fundador del Partido Sinaloense, y las preguntas, sin contestar, son las mismas que se generaron desde el 25 de julio, día en que lo mataron: ¿Quién ordenó quitarle la vida? ¿A quién benefició el crimen?

Cuén Ojeda se había convertido en la voz opositora de mayor calado en Sinaloa y su llegada a la Cámara de Diputados constituía un riesgo para el poder establecido, para el “estado profundo”. En el armado de la perversa conspiración, podría ser que alguien habría recomendado eliminarlo. Callarlo. La hipótesis no es ilógica ni descabellada.

Cuando se pregunta a quién benefició el homicidio de Cuén Ojeda, la vox populi -que cobró fuerza por la digitalización de las expresiones sociales-, desata la teoría que fue asesinado para allanar la toma por asalto de la Universidad Autónoma de Sinaloa por un grupo morenista que alberga en su seno incluso asesinos de la Liga Comunista 23 de septiembre.

El politólogo, escritor, analista y periodista Ernesto Hernández Norzagaray, ofrece lecturas interesantes en su artículo titulado “25 de julio, el día que detonó la violencia en Culiacán”, en donde explica que el interés por quitarle la vida “estaría en el ámbito de la política y eso quedo medianamente claro con el montaje que todo mundo vio en el asalto de la gasolinera donde supuestamente fue asesinado”.

“La FGR se ha encargado de evidenciar el montaje que le costó el cargo a la fiscal Sara Bruna Quiñonez hoy en convalecencia producto de la revelación y no ha terminado por dar explicaciones detalladas del montaje de la noche del 25 de julio que podría costar la libertad de quienes presuntamente estarían involucrados en crear una suerte de ‘verdad histórica’”, puntualiza.

Y expresa: “sin embargo, a dos meses de los sucesos trágicos de aquella mañana veraniega, la FGR que atrajo el caso no ha aportado nueva información (por lo tanto) estamos en el terreno blando de las conjeturas. Pero, a todas luces apunta a personajes del gobierno del estado por el conflicto político con el hoy occiso y el que sostienen con las autoridades universitarias”.

Ese terreno blando de las conjeturas, como las llama Ernesto Hernández, lo fertilizó Adriana Margarita Ochoa del Toro, coordinadora de comunicación social, quien creó la trama informativa de criminalización de Héctor Melesio que generó odio y el “caldo de cultivo” para la perpetración y “justificación” del asesinato.

Adriana Margarita Ochoa, coordinadora de comunicación social del Gobierno del Estado, es considerada por la Fiscalía General de la República la “correa de financiamiento” que hace llegar recursos a quienes desarrollaron la campaña de demonización antes de del asesinato de Cuén, la cual persiste después de su muerte, ofreciendo la pista de que el crimen “está en el ámbito de la política”, como lo diría Hernández Norzagaray.

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