Fallida lucha contra la corrupción; Quirino Ordaz, el “pez gordo”

Álvaro Aragón Ayala 

La estrategia del presidente Andrés Manuel López Obrador por “desaparecer” al PRI y a sus aliados del PAN y PRD y su obsesión por tomar el control político del Estado de México, bastión del Grupo Atlacomulco, derivó en el cobijamiento del exgobernador corrupto Quirino Ordaz Coppel y en el anticipado fracaso en la lucha contra la corrupción en Sinaloa. 

López Obrador protege al exmandatario estatal señalado por diputados de Morena de la LXIII Legislatura de frívolo y corrupto y de usar el presupuesto público de manera discrecional. Las cuentas públicas quirinistas, plagadas de irregularidades administrativas y saqueos, fueron selladas.     

Quirino Ordaz, miembro del Grupo Atlacomulco, goza de la embajada de México en España, posición que trocó por información privilegiada para “reventar” al PRI en el Estado de México y aplastar al tricolor en Sinaloa. La jugada puso un bozal a los diputados morenistas y canceló cualquier intención de judicialización del exgobernador.  

La plaza mexiquense, cuyos propietarios tricolores convirtieron en gobernador de Sinaloa a Quirino Ordaz Coppel, puede caer, en el 2023, en poder de Morena. Los últimos rescoldos del grupo Atlacomulco, están en la disyuntiva de entregar el estado a cambio de embajadas y consulados o desafiar al inquilino de Palacio Nacional bajo el riesgo de ser sometidos a procesos penales. 

Quirino Ordaz optó por la traición al PRI y por servir de “caballo de Troya” en el Grupo Atlacomulco. La protección presidencial al exgobernador acotó los márgenes de operatividad de Rubén Rocha Moya en la detección y la judicialización de los delitos de los “cuello blanco” cometidos por Quirino Ordaz y su pandilla, quienes le heredaron una administración desfondada. 

El saqueo del presupuesto público del 2017 al 2021 fue descarado en todas las áreas. Quirino construyó, con dinero del pueblo, el Kraken, un ostentoso coloso del futbol que regaló a un particular; modernizó con recursos del erario público los estadios de béisbol concesionados a particulares y gastó más de mil 900 millones de pesos en publicidad e imagen. 

En funciones de gobernador el magnate hotelero de Mazatlán no licitó el 70 por ciento de la obra pública; su hermano Juan Carlos Coppel la distribuyó a discreción a cambio del 20 por ciento del costo total de la obra. Para garantizar el pago del “moche”, 13 obras fueron liquidadas por adelantado y dejadas inconclusas por el quirinismo. 

El “desfalco” que afloró con la detección en bodega, en noviembre del 2021, de 30 millones de pesos en medicamentos caducos, dado a conocer a mediados de junio del 2022 por el secretario de Salud, Cuitláhuac González Galindo, no son atribuibles al ex titular de la dependencia, Efrén Encinas Torres, ni reflejan el grado de pudrición real en el que Quirino Ordaz dejó inmerso el sector salud. 

Las áreas de compra de medicamentos y otros insumos -material y equipo médico- y de construcción de la secretaría de Salud fueron operadas del 2017 al 2021 desde el Tercer Piso lo que propició el saqueo, el desabasto a veces ficticio y a veces real de medicinas y la construcción de edificios “chatarra” para albergar el Hospital Pediátrico, el Hospital General de Mazatlán, el Hospital General de Culiacán y el Centro de Salud Urbano de Culiacán. 

Bajo el argumento de la pandemia, durante el 2020 y el 2021, el gobierno de Quirino Ordaz Coppel abandonó el sector educativo. En kínderes, primarias y secundarias, no se aplicó el recurso presupuestado para la conservación y rehabilitación de planteles. Decenas de escuelas registran ahora un grave deterioro. El dinero lo “esfumó” el hotelero y no dejó huellas de su paradero. 

El gobernador Rubén Rocha Moya informó que la empresa Azteca Lighting no ha entregado lámparas con un costo de 13 millones de pesos concernientes a diferentes operaciones de compra-venta e instalación de iluminación con el Patronato Impulsor del Deporte Sinaloense del gobierno anterior. El mandatario anunció que demandará a la compañía. 

Abajo y atrás del afloramiento de pequeños casos de corrupción, que ubicarían a “charalitos políticos”, peces pequeños, se esconde la escandalosa y obesa corrupción prohijada por el gobierno de Quirino Ordaz Coppel, el intocable, el ex gobernador al que se le conocen todas sus transas y saqueos, pero que se regodea de protección plenipotenciaria. 

El “pez gordo” de la frustrada lucha contra la corrupción en Sinaloa se cobija en la embajada de México en España amparado en una apuesta política del Presidente que lo usa para “tronar” en el 2023 al PRI y sus aliados en el Estado de México bajo la tesis de que la derrota del Grupo Atlacomulco garantiza la pervivencia transexenal del lopezobradorismo y Morena en el poder presidencial.  

Es cuanto…. 

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