El reto de remodelar el sistema de salud
Víctor Piz
Sin desperdicio, la Evaluación Integral del Derecho a la Salud 2023-2024, que llevó a cabo el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
De esta evaluación se desprende que el nivel del ‘gasto de bolsillo’ en México es de 42.1 por ciento, equivalente al doble del 20 por ciento del gasto total en salud recomendado por la Organización Panamericana de la Salud para proteger a las poblaciones del riesgo de gastos de salud catastróficos.
Además, el porcentaje de la población que incurrió en gastos catastróficos se duplicó al crecer de 2.4 a 4.4 por ciento entre 2018 y 2020, un aumento no registrado desde 2004.
De acuerdo con el Coneval, el gasto de bolsillo engloba todos los tipos de gastos sanitarios realizados en el momento en que un hogar se beneficia del servicio de salud.
Dicho de otra manera, el gasto de bolsillo es el que las familias destinan directamente a solventar distintas necesidades de la atención de la salud.
Se dice que una persona u hogar incurre en gasto catastrófico cuando sus gastos de bolsillo en salud representan más del 30 por ciento de su capacidad de pago o ingreso disponible.
Como contexto, la población que manifestó tener carencia de acceso a los servicios de salud se disparó de 20.1 a 50.4 millones de mexicanos entre 2018 y 2022, según los indicadores de carencias sociales del Coneval.
Lo que se plantea desde el organismo responsable de evaluar la política de desarrollo social es que se tiene que llevar a cabo de manera urgente una reconfiguración del sistema de salud en su conjunto.
¿Por qué causa? Porque todavía siguen vigentes tres grandes retos que abarcan problemáticas estructurales. El primero es que en México se mantiene un “sistema público de salud segmentado y fragmentado”.
La razón es que se ha incrementado significativamente la participación del sector privado, en particular de los consultorios adyacentes a farmacias, sumado a que se tiene una oferta muy grande de servicios públicos de salud, incluidos el IMSS e ISSSTE, así como los que otorgan Sedena, Marina y Pemex, entre otros, a los que se agrega la oferta gubernamental estatal y municipal en las entidades federativas.
Otro gran reto es la “baja inversión en salud y su asignación desigual” entre todos esos subsistemas, lo que también plantea un rezago, pues hay entidades con una mayor prevalencia de pobreza, como las del sur sureste del país, que en los últimos años han recibido de manera comparativa un menor financiamiento para sus sistemas de salud.
La tercera gran problemática estructural es que prevalece una “calidad deficiente en la atención y los servicios de salud”, que se expresa en una falta de atención médica equitativa, oportuna, segura y efectiva.
A manera de ejemplo, la razón de mortalidad materna en el país, si bien ha ido a la baja en las últimas décadas, todavía está lejos de la meta planteada por los Objetivos de Desarrollo Sostenible.
Otro elemento, que de manera transversal se advierte en esta problemática, es el ya mencionado incremento en el uso de servicios privados en los consultorios adyacentes a farmacias.
Sobre la base de lo anterior, el Coneval plantea una serie de recomendaciones y rutas de acción para fortalecer la garantía del derecho a la salud.
En primera instancia, definir y acordar un paquete homologado de servicios para todas las instituciones que contemple al menos dos grandes componentes: uno para padecimientos de alto costo y baja incidencia que no puedan prevenirse, y otro para padecimientos que sí se pueden prevenir.
Otra recomendación es establecer un fondo o subfondo nacional de salud, en el que se pueda homologar la aportación de las diferentes instituciones de salud para garantizar el financiamiento de los productos y servicios estratégicos de todo el sistema.
Una más es aumentar y asignar eficientemente la inversión pública en salud para mejorar la capacidad resolutiva en las unidades médicas de los tres niveles de atención.
Finalmente, pero no menos importante, desarrollar personal de salud que esté disponible no solamente en el ámbito urbano, donde hay un cierto déficit, sino sobre todo en comunidades de las localidades rurales.
El documento sobre la evaluación, que será entregado por el Coneval a la Secretaría de Salud federal, a los directores del IMSS e ISSSTE, así como a los integrantes de las comisiones de Salud de ambas cámaras del Congreso, no deja duda de que México no está lejos de Dinamarca, sino lo que le sigue.
Con información de El Financiero