Sinaloa impone. Son retos para García Harfuch
Alfonso Carlos Ontiveros Salas
Atentado mortal contra personal policial cercano al Secretario Federal. Algo tiene que revisarse por la forma en que ocurrieron los hechos
Se dijo que las actividades del personal policial agredido se concentraban en labores de inteligencia, algo de lo que el Secretario conoce a la perfección La naturaleza de las funciones impone reserva total ¿Quién, entonces, conocía de las labores de esos elementos policiales del atentado?
En los trabajos de inteligencia son muy pocos los que tienen conocimiento de quienes llevan a cabo esas investigaciones y qué es lo que se investiga. Por eso resulta un tanto sospechoso que los policías agredidos hayan sido descubiertos de las operaciones que realizaban ¿filtración de información?
No es cualquier trabajo de investigación. En esta guerra, se siguen los rastros de personas peligrosas y con un poder bélico fuera de lo común. Los grupos en pugna del cartel de Sinaloa no son parte de cualquier organización criminal. Tienen estructura, organización y disciplina, con capacidad bélica impresionante.
Es lamentable que dentro de los grupos de autoridad se puedan dar actos de deslealtad y de traiciones. Los índices de corrupción en el gobierno son altos y obligan a desconfiar de cualquiera. Para eso también hay sistemas para descubrir a los traidores.
Personalmente acudió al lugar del atentado el Secretario Federal, García Harfuch, lo que quiere decir que es una persona solidaria hacia quienes dependían de sus órdenes dejando presente un gesto de compañerismo y coraje. No hay que olvidar los atentados que el propio Secretario ha sufrido cumpliendo su oficio.
La Presidenta debe estar preocupada por lo que sucede en Sinaloa. Los hechos del veinticinco de julio pasado siguen cobrando vidas por la traición o la entrega o lo que haya sucedido con Ismael Zambada García y el homicidio del Mtro. Héctor Melesio Cuén Ojeda.
La Fiscalía General de la República calla cobardemente y los hechos siguen poniendo al rojo vivo las condiciones de seguridad de los sinaloenses. Hay situaciones que deben ser aclaradas porque sino se resuelve lo ocurrido estarían convirtiéndose en cómplices de la delincuencia que dicen atacar.
El montaje del homicidio debe ser aclarado. No se conviertan en cómplices con el silencio, por dolorosa que sea la verdad. Preferible conocer personas y vínculos con miembros de la delincuencia organizada que permanecer en la incertidumbre de qué fue lo que ocurrió en esa fecha fatal para lo que ahora vive Sinaloa y su gente.
Las autoridades se ganan su reconocimiento por los actos de honradez y de patriotismo que realizan. No olviden que son los garantes de la seguridad ciudadana y de la paz que todos deseamos. No hay justificación ninguna de que los grupos en conflicto por el control del cartel de Sinaloa se apoderen del estado y del gobierno. La sociedad quiere paz y tranquilidad. Que regrese la armonía social.
¿Dónde está ese poder gubernamental para derrotar a la maldad? La Presidenta está en el mejor momento para demostrar que su brazo de poder político es el mazo demoledor para asestarlo contra quien ha desafiado al gobierno y amenazado a las instituciones y a la seguridad ciudadana. Un puñado de delincuentes no pueden doblegar la fuerza de las instituciones. Tienen el voto de confianza para derrotar al anticristo.
Cada policía caído es una ofensa social, y un hecho que no puede quedar impune ¿Veremos respuestas en corto plazo? Sanear el servicio público, las instituciones policiales y castigar al corrupto, es un imperativo. Por mucho tiempo la sociedad ha esperado que se cumpla ese compromiso ¿se hará?