“El Centinela”: el “contenido” de una versión periodística anónima

Alfonso Carlos Ontiveros Salas

No, no soy reportero o periodista, quien escribe esa columna, “El Centinela”, seguramente sí lo es, no me consta. No, no soy un tales de Mileto, un Heráclito de Éfeso, un Anaxímenes o un Pitágoras. No amigos, soy un simple practicante de las opiniones empíricas que me atrevo a difundir porque desde que me inicié en estos temas lo dejé muy claro. No lo hago por sobresalir en una actividad que muchos como ustedes lo hacen y lo harán mejor.

Tengo muchos defectos, no los desconozco, ni tampoco los presumo, pero que bien que me dan atributos que los desconocía y que me entero por ustedes, son inmerecidos porque no creí tenerlos. Ustedes tienen muchos y los presumen en su columna periodística. Quizá les gusten los aplausos a mi no, como Cantinflas soy de cuna humilde pero muy bien mecida.

Si, tienen razón, mis comentarios pueden ser cantinflescos, no lo acepto ni lo niego, pero ustedes lo dicen, puede que tengan razón. Mis atributos pueden parecerse a los cantinfleos en mi forma de decir las cosas, pero a ese personaje que el pueblo admira, no quiero faltarle al respeto de aceptar expresarme como lo hizo él. Ustedes ya me analizaron, yo no lo hago todavía.

Tampoco soy chifletero por naturaleza porque mis comentarios son directos y sin tapujos. Una característica que no quiero perder, pero a veces es necesario si, referirme con indirectas porque las condiciones así me lo recomiendan ¿O ustedes no lo hacen? Si lo hacen o no es lo de menos.

Admito que soy una persona como ustedes que puedo incurrir en errores, pero nunca expidiendo facturas que denigren las actividades que desarrollo. Si se refieren a aquella publicación de un columnista de ustedes sobre un juicio en el que el suscrito fue parte, no, no estuvo mal ni tampoco me avergüenzo, defender un derecho dignifica y sobre todo sin agachar la cabeza ¿eso es llamarle trinquetero? Es un problema de ustedes no mío.

Que también soy especialista en maromas, gracias por el favor que me hacen, porque a mi edad sería milagroso que las pudiera realizar y sobre todo en espacios pequeños como lo describieron ustedes. Concluí un posgrado, pero me enorgullezco de haberlo hecho, pero no para especializarme en esas maromas a las que ustedes se refieren.

Los invito a ser profesionales de la comunicación, porque ustedes se engallan contra personas que aparentemente estamos indefensas cuando tenemos enfrente calificativos despectivos, sobre todo por quienes tienen un compromiso con la ética y la probidad. No se escuden en medios porque hacerlo es de cobardes e indignos representantes de la verdad y del periodismo.

En mis opiniones no busco los elogios ni tampoco soy jactancioso. Abordo temas en los que mis comentarios son expuestos a la opinión de otros. Socializarlos ayuda a la participación colectiva. El diálogo ayuda a fomentar las relaciones sociales y aportar al saneamiento de sus comportamientos.

Ayuden a dignificar el periodismo, profesionalicen su misión. No se expongan al descrédito. Pero si eso no es suficiente, ustedes tienen la palabra. Creí que esta era la forma de expresar mi opinión, y por eso lo hago, pero no mi defensa, porque no tengo nada de qué defenderme. Gracias por la difusión de mi persona y con la imagen que pregonan.

Si, creo en el liderazgo del Dr. Jesús Madueña Molina, en quien la comunidad universitaria Rosalina, los Padres de Familia y la sociedad de Sinaloa, le han refrendado su confianza, que con su proyecto institucional con visión de futuro lleva a la Universidad Autónoma de Sinaloa a posicionarse como una de las mejores universidades de México, por ello, me congratula formar parte de su equipo de trabajo.

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