Tras las inconformidades, inicia la operación cicatriz
Arturo Rodríguez García
La definición de Claudia Sheinbaum como virtual candidata a la Presidencia de la República por el partido Morena ha dejado en al menos tres contendientes una evidente inconformidad que, a lo largo de la semana pasada, la dirigencia de ese partido intentó subsanar.
La notoria ausencia de Marcelo Ebrard, el excanciller que ha rechazado el resultado y amaga con crear su propia fuerza política, se ha convertido en el epicentro de las tensiones políticas en Morena, en medio de rumores crecientes sobre su eventual postulación por el partido Movimiento Ciudadano.
Con prácticamente todo el oficialismo en contra –excepto, en el discurso, el presidente López Obrador, quien ha destacado su trayectoria y rebeldía a pesar de avalar el método y su resultado de la elección interna–, Ebrard se presenta como una incógnita tras su rechazo a la invitación de Claudia Sheinbaum y sus otros compañeros para regresar a Morena y construir un frente de unidad.
Y es que el método ha sido impugnado por Ebrard, quien se propuso buscar una solución interna y con evidentes posibilidades de controvertir ante la justicia electoral, ganando tiempo mientras construye un Movimiento Progresista que pretendidamente registrará como partido político.
Estos llamados fueron reiterados desde el 6 de septiembre, día en el que las encuestas morenistas y admitidas por sus aliados el PT y el PVEM, arrojaron que Sheinbaum era la ganadora para coordinar los Comités de Defensa de la Cuarta Transformación, cargo eufemístico para designar con anticipación a la candidata a la Presidencia.
A pesar de las posiciones de Sheinbaum, quien evitaba en lo posible mencionar el nombre del excanciller y trató en todo momento de reiterar la apertura para sumar al morenismo en su totalidad, Ebrard se mantuvo ajeno.
La ruta de la ruptura
La unidad, invocada el 6 de septiembre en el acto de anunciación de los resultados y en los días que siguieron, fue sólo decorativa. La ruta de rompimiento que Marcelo Ebrard había esbozado con anticipación se materializaba en la siguiente, así como el abandono de sus apoyos: senadores y diputados.
Entre sus compañeros de contienda, llamados por el presidente López Obrador como “las corcholatas”, el más claro en su llamado a Ebrard fue Ricardo Monreal, cuyo rostro y tono en las declaraciones de aquel día y en sus apariciones posteriores, lucían desazonados.
Aún el domingo 10, previo a la sesión del Consejo Nacional, Monreal exponía “no caer en ingenuidad” y rechazaba, como haría en los días siguientes, participar en la selección del candidato a jefe de Gobierno de la Ciudad de México, afirmando que este proceso estaba resuelto justo un día después de que Omar García Harfuch dejara la secretaría de Seguridad capitalina.
En dicho Consejo Nacional, la ausencia de Adán Augusto López Hernández fue notoria. El exsecretario de Gobernación, a través de distintos medios, había filtrado que sería dirigente del partido y coordinador de campaña, por lo que ese mismo domingo Mario Delgado renunciaría al cargo para dar paso a su llegada al relevo. Sin embargo, esto no sucedió.
La construcción de la unidad ha sido un tema complejo en Morena, dado que dicho partido surgió como una plataforma de apoyo a López Obrador, y en torno a él todo se decidía, impensable que alguien le disputara la dirigencia y la postulación de 2018, la primera elección presidencial a la que se presentó Morena.
Sin embargo, desde 2018, los desencuentros han sido frecuentes en varios estados de la República, incluso durante su campaña presidencial, cuando militantes morenistas reclamaban las candidaturas asignadas a políticos adoptados de otros partidos. Los casos notorios ocurrieron aquel año en Nuevo León, Durango, Chihuahua y Puebla, donde protestas y pancartas expresaban descontento, aunque López Obrador logró atenuar las tensiones.
Ya sin López Obrador dirigiendo directamente al partido, hubo escisiones en Baja California, donde Salieron del partido Jaime Martínez Veloz y José Ángel Peñaflor, acusando irregularidades en la encuesta y una desaseada operación política de la entonces dirigente nacional, Yeidckol Polevnsky a través de su delegado, el experredista Leonel Godoy.
Pasó lo mismo en Colima y Michoacán en 2021, cuando Claudia Yáñez Centeno acusó fraude en la encuesta colimense, mientras que Cristóbal Arias hizo lo propio en tierras michoacanas. Ambos resultaron derrotados en su aventura a través de Fuerza por México.
El disgusto de la militancia de Morena en San Luis Potosí, dejó en la lona a la candidata Mónica Rangel, haciendo que el voto de la llamada 4T transitara hacia el PVEM, que postuló al hoy gobernador Ricardo Gallardo.
En 2022, la ruptura se dio en Quintana Roo, donde el morenista José Luis Pech se fue a Movimiento Ciudadano como candidato a gobernador.
La peor de las rupturas ocurrió este año, con la salida de Ricardo Mejía Berdeja de Morena, pues al romper la coalición postulándose por el PT, mientras el PVEM se iba en alianza con el partido local UDC, el partido guinda quedó con poco más del 21% de los sufragios frente a 56% de la coalición PRI-PAN-PRD.
La madre de todas las contiendas internas anticipaba el desencuentro no sólo con Ebrard, sino también con Gerardo Fernández Noroña, quien no dejó de apuntar a los mismos motivos que el primero. El petista alegó inconsistencias en el desarrollo de las encuestas y escasez de recursos en oposición a los otros competidores, pero, a diferencia de Ebrard, aceptó el resultado y reconoció a Sheinbaum como la ganadora.
Del Bastón de Mando al acomodo
Un día después de la selección, López Obrador entregó el bastón de mando a Sheinbaum durante una peculiar ceremonia celebrada en el Templo Mayor, las ruinas donde el mundo azteca coronaba a los tlatoanis.
La confirmación de Sheinbaum con ese respaldo se reiteró con el apoyo del partido, con Mario Delgado haciendo apariciones frecuentes junto a ella para empezar a organizar a su militancia rumbo a las elecciones del próximo año.
El 13 de septiembre, Sheinbaum anunció la designación de Adán Augusto como coordinador político y a Monreal como coordinador de organización y enlace territorial. Dichos cargos, como el de Sheinbaum, carecen de soporte estatutario o legal, pero sirven para enviar un mensaje político de unidad.
El refuerzo de la cicatrización marcó el inicio de una gira nacional encabezada por Sheinbaum. No es para menos, las preferencias divididas dejaron a Sheinbaum en desventaja con un 39-40% en comparación con un 60-61% de simpatías adversas pero fragmentadas.
Así, la cicatrización en Morena apenas comienza, y el desafío será mantener la cohesión en medio de las tensiones y divisiones que han caracterizado este septiembre crucial en la política mexicana.