La locura de los aranceles automotrices

Gerardo Gutiérrez Candiani

¿Qué decretó el Presidente de Estados Unidos? Básicamente, que todas las importaciones de automóviles y autopartes quedarán sujetas a un 25% de arancel. Las de vehículos, desde las 12:01 am, hora del Este, del 3 de abril; las autopartes, a especificar, pero no más tarde del 3 de mayo.

¿Cuánto tiempo? Indefinidamente, “a menos que dichas acciones se reduzcan, modifiquen o terminen expresamente”. Es decir, el que Donald Trump decida. En unos días, semanas, meses, mañana, hoy por la noche o justo en este momento. Nadie lo sabe, seguramente ni él mismo.

Por lo pronto, la proclama especifica que este arancel ad valorem “se suma a cualquier otro derecho, tasa, exacción o cargo aplicable”. Así que si la tasa promedio para coches importados es 2.5%, estaría escalando a 27.5 por ciento.

Solo hay una excepción, que atañe a los socios del TMEC. Más allá de que la medida, en sí, viola el tratado, promovido y firmado por el propio Trump en 2020. Sería para importadores que lo soliciten identificando “partes obtenidas, producidas o transformadas en su totalidad en Estados Unidos”. El 25% se aplicaría al valor total menos ese contenido.

¿En qué fundamentos se basa? Sobre todo, con fundamento en una legislación de 1962, alega que se están importando automóviles y autopartes en cantidades y circunstancias que atentan contra la seguridad nacional.

No parece que el sector empresarial comparta la obsesión por los aranceles, que puede resultarles muy costosa, en particular a la industria automotriz. Pero tampoco ha levantado mucho la voz.

Sí lo está haciendo, con mucho sarcasmo, el Wall Street Journal, medio emblemático del capitalismo al que el Presidente tacha de “globalista”. Opina que ya no hay duda de que “está decidido a rehacer la economía con su modelo de sustitución de importaciones”. Sin ilusiones de que los aranceles sean herramienta de negociación: “quiere impuestos fronterizos por sí mismos, así que acostúmbrense”.

Para el diario, “es inútil intentar persuadirlo de que nadie está robando el almuerzo a los estadounidenses y que el comercio puede ser beneficioso para ambas partes”. Sobre la “seguridad nacional” como justificación, dice: “aparentemente teme el ataque de los Toyota asesinos”.

Y expone que Canadá y México representan la mitad de las importaciones de automóviles y otros aliados, Corea del Sur, Japón y Europa, casi todo el resto. Así, “los estadounidenses pueden permitirse más y mejores autos”: “¿para quién ésta es exactamente una amenaza de seguridad?”

Lo cierto es que, de proceder, estos aranceles afectarán tanto a marcas extranjeras como a las estadounidenses, y disuadirán a muchos consumidores de comprar cualquiera de ellos: además de que, efectivamente, la mitad de los vehículos se importa, también llega de fuera 60% de las piezas del ensamble estadounidense.

Así, se estima que los aranceles, de sostenerse, añadirán, en promedio, 6 mil dólares al precio de un automóvil procedente de México o Canadá, y 3 mil a los fabricados en Estados Unidos por el aumento del costo en las autopartes.

Incluso el Tesla Y tiene más de 25% de piezas mexicanas.

Se estima que todas las fábricas automotrices estadounidenses podrían producir 30% menos de lo habitual, y que el impacto será rápido: a mediados de abril habría interrupciones de producción en toda Norteamérica. Aproximadamente 1 millón de estadounidenses trabajan en ello y al menos otro millón en concesionarios.

Entre los modelos más populares, varios son ensamblados en México, como el Sentra, de Nissan, con casi todas sus partes mexicanas, así como, con menos contenido de nuestro país, pero aún así bastante, Blazer de Chevrolet, Volkswagen Taos, y BMW Serie 3.

Somos el mayor exportador de vehículos a Estados Unidos, seguido de Japón, Corea del Sur, Canadá y Alemania.

Esta industria representa alrededor del 5% de la actividad económica en México y emplea a cerca de 1 millón de personas. De los 617 mil millones de dólares que exportamos al mundo en 2024, 31% tiene como origen a este sector, sumando autos y camiones terminados y autopartes.

Ese año logramos un récord de casi 2.8 millones de vehículos ligeros enviados a Estados Unidos, 80% del total exportado. El siguiente mercado, Canadá, compra menos de 8.5%, y el tercero, Alemania, 4 por ciento.

Casi la mitad de las exportaciones fue producida por fabricantes estadounidenses, seguidos por las marcas japonesas, con alrededor del 32%; las alemanas, con poco más del 12%; y las surcoreanas, con un 6 por ciento. Solo GM exportó casi 831 mil vehículos mexicanos, seguido de Nissan, 457 mil; Ford, 379 mil; Stellantis, 353 mil; y VW, 326 mil.

Se estima que el arancel promedio ponderado a los autos terminados de México sería de 21.3%, al descontar el contenido estadounidense (cada armadora y modelo tendrán costos diferenciados): ventaja importante contra 27.5% de los de fuera del TMEC, pero, aun así, una locura contra prácticamente cero.

Por lo pronto, la incertidumbre ha detenido las inversiones hasta que haya claridad de lo que ocurrirá a mayor plazo.

¿Qué hacer? El Secretario de Economía ha dicho que México buscará un trato preferente para proteger empleos y la actividad económica. La Presidenta Claudia Sheinbaum, de reuniones con líderes globales automotrices. Sobre todo, que habrá una respuesta cuando se precise todo el paquete de aranceles contra nuestro país.

En realidad, no es mucho lo que puede hacerse por el lado del Gobierno en el corto plazo. Considero que, como ha dicho Rogelio Garza, presidente de la AMIA, es pertinente adelantar la revisión al acuerdo trilateral, programada para julio de 2026, para redefinir las condiciones y que haya certidumbre sobre éstas.

Lo que está haciendo Trump cambia radicalmente un modelo comercial que funcionó muy bien para los tres países, especialmente para la industria automotriz y sus consumidores. Pero como opina el Wall Street Journal, a estas alturas es difícil pensar que no habrá cambios, aunque se violenten tratados y la lógica económica. Eso obliga a llegar a nuevos acuerdos: nada peor que una incertidumbre prolongada.

Con información de El Sol de México

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