Cuando la violencia genera ira social. La encuesta de Roy, el diputado chafa, Manuel Clouthier y Adolfo Beltrán
Álvaro Aragón Ayala
LOS NEGOCIOS DE LAS ENCUESTAS: El prestigio -si es que aún lo tiene- del encuestador y analista Roy Campos, es tirado por las cañerías que ocultan los negocios demoscópicos a la carta, al gusto de quien pague esos sondeos de opinión.
Ningún ser pensante, nadie en su sano juicio, creyó la más reciente medición que hipotéticamente realizó Consulta Mitofsky sobre los alcaldes del país. Colocó en el tercer lugar de los cinco presidentes municipales mejores evaluados del país al de Culiacán, Juan de Dios Gámez Mendívil
Si, colocó en el estrellato, en la mitad del foro, al Juan que “gobierna” el municipio en donde ha diario se registran incendios, explosiones, levantones, asesinatos, extorsiones, etc.; en donde matan niños y en donde un número de familias abandonan sus residencias por la inseguridad.
LA VOZ DE MANUEL CLOUTHIER: Con un post en su cuenta de X, Manuel Clouthier, opositor de la 4T, de Manuel López Obrador y de la presidenta Claudia Sheinbaum, denunció que “hace cuatro meses asesinan a mi amigo Jorge Peraza prestigiado restaurantero de Culiacán; el pasado domingo asesinan a Antonio de Jesús, prestador de servicios notariales de mi empresa desarrolladora IMPULSA, y su hijo! Diario nos jugamos la vida en Culiacán. NO ES NORMAL Gobernador”.
REAPARICIÓN DESAFORTUNADA: – El ex diputado del PAN, el cervecero Adolfo Beltrán Corrales, reapareció después de estar engullido en su oficina de la Dirección de Gobernabilidad Democrática. El ex legislador de cuestionable trayectoria buscó a los dirigentes de la manifestación que retumbó en Palacio de Gobierno pidiendo clemencia, calma, civilidad y diálogo.
Lo mandaron al demonio “por dedo” y chafa. Frente a él, el profesor Víctor Manuel Aispuro, quien convocó a la protesta gritó fuertes consignas que “tronaron” en los oídos de Adolfo Beltrán, y del luchador social Oscar Loza Ochoa, que se dio cita en la explanada para manifestar su adhesión al movimiento en demanda de justicia por los asesinatos de los niños Alexander y Gael.
LA AGITACION: Un grupúsculo irascible intenta generan “focos de inestabilidad” en la Universidad Autónoma de Sinaloa. Hay varias cabezas visibles. Sobresale la testa de un tal Palazuelos que quiere imponer a Denise Azucena Díaz Quiñonez, titular de la Junta Especial Número Uno de la Junta Local de Conciliación y Arbitraje del Estado de Sinaloa, como rectora en la UAS sin pasar el filtro del examen psiquiátrico. Desean que la UAS entre otra vez en crisis y que le provoque problemas al gobernador Rubén Rocha Moya ¿Cuál es la línea, pues?
CÉSAR SIN CORONA: – El diputado César Guerrero Alarcón, forjado en el mundo fifí de la clase dorada del panismo de Ahome, e infiltrado en Morena para simular abanderar causas sociales, clama a gritos que lo aplaudan; demanda la gloria política, y busca una rendija por donde colarse a las grandes ligas de la política. Orita no pasa de ser un diputadillo del montón.
Sin la corona de laurel, el César que ocupa estas líneas lanza plañideros discursos, falsos por supuesto, para “defender” a los emigrantes, a los desplazados del territorio nacional, peroratas, que obvio -hay que decirlo- se las pasa por el arco del triunfo Donald Trump.
En noviembre, como presidente de la Comisión de Asuntos Migratorios del Congreso Local, participó en el Tercer Foro Migrante 2024, en el que se desgarró las vestiduras disfrazado de “defensor de migrantes”, aunque en la práctica se les esconde a quienes buscan auxilio por la amenaza de deportaciones. Lo fuerte de César Guerrero es repartir chucherías, golosinas, en las comunidades rurales marginadas.
PREGUNTA CAPCIOSA: -Si la violencia en Culiacán, por los daños colaterales que ocasiona, obliga a la manifestación iracunda ¿Por qué la protesta en vez tronar en las oficinas del alcalde Juan de Dios Gámez Mendívil, de la Fiscal Claudia Zulema Sánchez Kondo, del General con permiso o en retiro, Óscar Rentería Schazarino, o de los jefes de la policía municipal preventiva o de la Policía Ministerial Investigadora, siempre estalla en Palacio de Gobierno?
LA MANIFESTACION: La ira social estalló en las calles, en Palacio de Gobierno. Los asesinatos de los niños Alexander y Gael desató la agresiva indignación de un amplio segmento de la sociedad culichi. La marcha “Con los Niños No”, sacudió a Culiacán y la conciencia de las familias que se arraigan desesperadas en sus domicilios y que, a diferencia de otras, se niegan a abandonar la ciudad pese a la estela de sangre y muerte.
La manifestación es un espejo de lo que ocurre en las entrañas del Culiacán, en donde -dijo el general Oscar Rentería –“son más los buenos que los malos”, pero en que los buenos no logran meter en cintura a los malos que arrebatan vidas inocentes en su desenfrenado afán de desestabilizar el maltrecho estatus quo culichi.
Todo empeora. Sube el nivel de mortandad. Se incrementan las balaceras, los incendios, los asesinatos, los levantones, los robos de vehículos. Los símbolos cadavéricos, fúnebres, estigmatizan allende la frontera al Culiacán del miedo. El nuevo “paisaje” de la capital de Sinaloa es dantesco, fabricado de cemento teñido en sangre, verdugos, esqueletos y fantasmas.
El edificio del Servicio Médico Forense, los cementerios se atestan de cadáveres. Lujosas residencias, antes inaccesibles, son quemadas o balaceadas: pistolas, fusiles, ametralladoras, ponchallantas, ataúdes, capuchas o máscaras, construyen el nuevo rostro de Culiacán. La ciudad cobra identidad letal. La población identifica con angustia los símbolos e imágenes de la iconografía del terror.
Ya lo dijimos una vez y lo repetimos: el retrato culichi es el pálido reflejo o el dramático anticipo del Culiacán donde el temor individual se ha transformado en protesta y pánico colectivo. En repudio social. La capital es una ciudad cubierta por solapados silencios, con miedos latentes y soterrados, con una población sometida que revela su ira con manifestaciones, regida por el terror instaurado por criminales capaces llorar sobre los cuerpos de sus víctimas.