No sólo es Teuchitlán: estos son los otros campos de exterminio hallados en México

Roberto Trejo

Los hallazgos en el Rancho Izaguirre, ubicado en el municipio de Teuchitlán, Jalisco, han reavivado un grave problema a nivel nacional: los llamados campos de exterminio, lugares donde integrantes del crimen organizado entrenan por la fuerza a jóvenes para convertirlos en sicarios y donde queman y desaparecen cuerpos en total impunidad.De acuerdo con Ceci Flores, fundador del colectivo Madres fundadoras de Sonora, dijo a La Silla Rota que desde 2019, cuando se creó la asociación, han encontrado más de mil fosas en diferentes estados del país.

Es tal la cantidad de objetos que rescatan en las búsquedas que cuentan con una persona encargada de llevar el control de la base de datos que las propias madres buscadoras consolidan. 

“Nosotras tratamos de enfocarnos en la búsqueda en tierra de nuestras personas desaparecidas, aunque sea trabajo del gobierno, sabemos que solo nosotras les encontramos”, dijo desde Sinaloa, estado que visitó para acompañar a una mujer de la Ciudad de México que busca a su hijo. 

El terror en La Gallera, Veracruz 

Sin embargo, este tipo de casos no es nuevo. El 30 de enero de 2017, el colectivo Familiares en Búsqueda María Herrera acompañó a la Fiscalía de Veracruz al rancho La Gallera, señalado como un campo de exterminio del crimen organizado, específicamente de Los Zetas. Allí encontraron seis cuerpos desmembrados, ropa de unas 20 personas y partes de una camioneta, pero la Fiscalía suspendió la búsqueda.

El 1 de marzo de aquel año, con una nueva orden judicial y el apoyo de la Brigada Nacional de Búsqueda, hallaron un cráneo infantil y 249 fragmentos óseos en 22 puntos ya revisados. El 13 de noviembre, la PGR realizó una tercera búsqueda y, en solo el 30% del terreno, encontró más restos humanos, algunos calcinados. Este caso evidenció la negligencia oficial y la lucha de los colectivos por la justicia.

La Bartolina, el campo de exterminio ligado al Cártel del Golfo

Otro caso es el de La Bartolina, en Matamoros, Tamaulipas, un centro de exterminio del Cártel del Golfo desde 2009, donde secuestraban, torturaban, asesinaban e incineraban a sus víctimas. El sitio fue descubierto por la Sedena y la Procuraduría estatal el 6 de abril de 2016. Se hallaron fosas con cenizas, tambos con restos óseos y residuos de combustible.

Desde 2017, la FGR y la Comisión Nacional de Búsqueda han recolectado más de 500 kg de restos óseos calcinados, aunque el colectivo Madres Unidas por Nuestros Hijos estima que superan los 725 kg. También se han encontrado credenciales, anillos y ropa de las víctimas.

Patrocinio, Coahuila, y los miles de restos humanos 

Otro caso se dio desde abril de 2015, en el ejido Patrocinio, San Pedro de las Colonias, Coahuila, donde se han encontrado 3 mil 147 restos óseos, aparentemente humanos. Los cuerpos de hombres, mujeres y niños fueron calcinados en el lugar, algunos en botes de aluminio, de los cuales se contaron hasta 80.

El colectivo Grupo Vida descubrió blusas, zapatos, osos de peluche, muelas, huesos calcinados y una osamenta esposada. También se hallaron casquillos calibre .22.

El terror en El Willy, Chihuahua 

En un caso más reciente, ocurrido a inicios de este año, en El Willy, un predio en Ignacio Zaragoza, Chihuahua, se han encontrado al menos 76 cuerpos en 55 fosas clandestinas desde diciembre de 2023. 

El hallazgo se dio tras detenciones clave y el análisis de señales de celulares desaparecidos. Entre el 21 y 24 de enero de 2024, se encontraron 56 cuerpos en 38 fosas, mientras que el 5 de febrero se localizaron cuatro más. 

Los cuerpos estaban desmembrados y sepultados a 75 cm de profundidad, con algunos en descomposición de hasta tres meses. Se hallaron casquillos, relojes y anillos. Hasta ahora, solo cuatro personas han sido identificadas, incluyendo tres traileros desaparecidos el 7 de enero.

El sitio está controlado por grupos criminales, posiblemente La Línea, y el acceso es peligroso debido a trampas explosivas y vehículos blindados abandonados. Pese a las condiciones extremas, los trabajos forenses continúan para identificar a las víctimas.

Ya había pasado en Jalisco durante 2024

El 24 de marzo de 2024, los colectivos “Guerreros Buscadores de Jalisco” y “Entre Cielo y Tierra Desaparecidos de Jalisco” realizaron un importante hallazgo en el municipio de El Salto, Jalisco.

Durante la búsqueda en una finca ubicada en la privada La Peñita, casi esquina con la Piedrera, en la colonia La Piedrera, muy cerca del Aeropuerto Internacional de Guadalajara, los colectivos encontraron dos hornos crematorios artesanales y siete fosas clandestinas. Se localizaron 20 bolsas con restos humanos.

Las labores de búsqueda continuaron, con la esperanza de hallar más indicios de lo que podría ser otro centro de exterminio operado por grupos criminales. Este hallazgo volvió a poner en evidencia la magnitud de la crisis de desapariciones y violencia en Jalisco.

El rancho del terror en Teuchitlán, Jalisco 

Sin embargo, el caso que ha cimbrado al país en los últimos días es el del Rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, descubierto como un centro de exterminio y adiestramiento del CJNG. Allí se hallaron hornos crematorios, restos óseos y cientos de objetos personales. El cártel reclutaba jóvenes con falsas ofertas de trabajo, los sometía a entrenamientos extremos y, si no cumplían, eran ejecutados e incinerados.

A pesar de que la Fiscalía de Jalisco aseguró el rancho en 2024, no detectó estos elementos, lo que ha generado sospechas de omisión. La presidenta Claudia Sheinbaum pidió a la FGR investigar el caso, mientras que el hallazgo refuerza la crisis de violencia y desapariciones en Jalisco, el estado con más casos en México.

Así recluta el CJNG a los jóvenes 

Antes de este hallazgo, se había revelado la forma en que el Cártel Jalisco Nueva Generación engañaba y reclutaba a jóvenes en las centrales camioneras para llevarlos con engaños a centros de adiestramiento, donde eran expuestos a entrenamientos extremos, condiciones inhumanas y la muerte.

El CJNG recluta víctimas a través de falsas ofertas de trabajo con sueldos atractivos. Los citan en centrales camioneras, principalmente en Zapopan y Tlaquepaque, y desde allí los trasladan a narcocampamentos, donde son privados de su libertad y sometidos a entrenamientos violentos para convertirlos en sicarios.

Las víctimas son encerradas, amenazadas y obligadas a participar en peleas a muerte. En enero de 2025, previo al hallazgo del Rancho Izaguirre, las autoridades desmantelaron un centro de este tipo en Teuchitlán, donde detuvieron a 38 personas, pero 36 fueron liberadas tras confirmarse que eran víctimas, no criminales.

El gobernador Pablo Lemus confirmó este método de reclutamiento y anunció operativos en las centrales camioneras para prevenir más casos. Se pide a la población estar alerta ante ofertas de empleo sospechosas, mientras la Fiscalía continúa investigando y buscando a más víctimas.

La crisis de los desaparecidos en México 

Jalisco es la entidad con el mayor número de desapariciones forzadas en México, con más de 15 mil casos registrados entre 2018 y 2024, según el Registro Estatal de Personas Desaparecidas.

Sin embargo, el tema de los desaparecidos es un grave problema a nivel nacional. Según datos de la Comisión Nacional de Búsqueda de la Secretaría de Gobernación, actualmente se tiene registro de 123 mil 984 personas en condición de desaparecidas y no localizadas.

Los cuerpos continúan acumulándose en los servicios forenses de los distintos estados, lo que muestra la incapacidad de las autoridades para procesar el gran número de personas desaparecidas y su respectiva identificación para entregar los restos a los familiares.

Por ejemplo, en febrero de este año, La Silla Rota publicó que el Semefo de Quintana Roo enfrenta una crisis con más de 700 cuerpos sin identificar, lo que agrava el sufrimiento de las familias de personas desaparecidas. El caso es similar en otros estados.

Estos casos de desapariciones forzadas y campos de exterminio revelan una grave crisis de seguridad y justicia en México, que afecta a miles de familias que siguen buscando respuestas. A pesar de los esfuerzos de colectivos y autoridades, la falta de coordinación y recursos adecuados sigue siendo un obstáculo para esclarecer la magnitud del problema.

Con información de La Silla Rota

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