La faraónica e improductiva 64 Legislatura
Jesús Albino Ramón Ramos
A pesar de los pasajes brillantes que en sus inicios tuvo, el Congreso local se caracteriza por ser un poder público sometido a la tutela del poder Ejecutivo, más cerca de la inexistencia real que del efectivo equilibrio. Nuestra Constitución local consagra el modelo de División de Poderes en su letra, no así en los hechos. Jorge Carpizo describe al presidencialismo como el ejercicio omnímodo de facultades metaconstitucionales, tácita que subyugan y concentran facultades de los tres poderes en las manos de una sola persona. El titular del Ejecutivo puede legislar y disponer del presupuesto utilizando al Congreso como un apéndice de su dictado.
En su ensayo “Sinaloa en busca de su Congreso”, Crescencio Flores Contreras apunta: “En Sinaloa el 82 por ciento de las iniciativas de ley provienen del Despacho del Gobernador. Tenemos Congreso local pero no poder Legislativo”. Por décadas atribuimos la causa de esta deformidad institucional a la debilidad de la oposición y la ausencia de pluralidad representativa. En mi caso personal, creí que bastaría con que al Congreso llegaran mujeres y hombres ilustrados con acreditada trayectoria al lado de los marginales.
Saber que el Gobernador de mi Estado y la mayoría en el Congreso provenían de las filas de mis correligionarios me entusiasmó sinceramente. Cursi como soy, canté con mis ojos cerrados el poema de Hernández y musicalizado por Serrat, “Cantares” en la toma de protesta del maestro Rocha en el Parlamento local. ¡Qué chasco me llevé!
La misma filiación partidista del grupo mayoritario en el Congreso y el Gobernador se ha traducido en una inusitada parálisis a las reformas estructurales que tanto anhelábamos y se ha traducido en otra hegemonía que pasó de prometer la Cuarta Transformación a traer la Restauración Autoritaria sinaloense.
Tenemos diputados más brillantes que los de otras Legislaturas. Los conozco y de nada nos sirven pues han decidido guardar silencio. Y cobrar. A mí se me ha reprochado lo que hice con mi vida privada y yo les reprocho por realizar con dinero público lo que es indebido.
La partida mensual que ejerce el líder de la JuCoPo es de 230 mil pesos. Partida legal pero inmoral. La dedican a vales de gasolina y comprar ricos platillos para sus sesiones ¿No los pueden pagar con sus propias dietas? 15 mil pesos por diputado extras para “Gestión Social” es decir, apoyar a causas o personas en necesidad. He revisado la información y muchos lo gastan sin comprobar. Los 230 mil de la Jucopo están destinados a pagar un staff de posicionamiento en redes que según la página institucional, es para dar la imagen de un luchador social en cada legislador. Más cinismo imposible. Ahora resulta que hay dinero para hacer pasar por lo que no son a ciertos ociosos. Gatopardismo a lo cuatroté. Mención especial reciben los medios que reciben dinero según el convenio que estudié, para “difusión de información legisltiva” . Revisé el caso de un semanario impreso y digital que recibe 30 mil pesos mensuales y en los meses previos al juicio politico al presidente municipal de Culiacán, publicó cero información propiamente legislativa pero eso sí, con su línea editorial contribuyeron al atraco al mandato democrático de los electores de la Capital. Esto en lo que hace a la fábula de austeridad republicana narrada. Pero aún hay más.
Desde la Jucopo se persigue a Héctor Melesio Cuén Ojeda, Jesús Estrada Ferreiro y Arcelia Prado. A esta última se le construyó una candidatura rival para obstruir su liderazgo al frente del Sindicato de Salud y al ser derrotada, desde la JuCoPo se creó un sindicato blanco para dividir la fortaleza sindical allí constituida. Mismo agravio pueden testimoniar sindicalistas del magisterio que han resentido la mano de la JuCoPo en su vida interna. La digna profesora Silvia Sarmiento puede dar cuenta puntual.
El mayor ejemplo de la hipocresía del Congreso local lo tenemos en la embestida contra el movimiento que encabeza Cuén: en el Congreso hay 4 iniciativas de nueva Ley Orgánica para la UAS.
Lo más ofensivo del antiguo Régimen era la frivolidad. El dispendio suntuario a mitad de un pueblo empobrecido. Esta Legislatura es la ofensiva y socialmente inútil pirámide para la satisfacción egoica del faraón que la erige sobre los lastimados lomos de los que percibimos ingresos irrisorios o estamos fuera del rico banquete de la Cuarta Transformación en el poder.
Esta Legislatura vivirá en la infamia por haberse prestado a la persecución política y seguir tratando con zalamería al líder de la JuCoPo y así haber sepultado la división de poderes en Sinaloa